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Mariana Pineda, en letras, arte, música y danza

Mariana Pineda, en letras, arte, música y danza

En la Cultura ·

La presencia de la heroína en muy diversas manifestaciones artísticas ha sido constante desde su muerte

José Antonio Muñoz

Granada

Martes, 24 de mayo 2022

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La leyenda de Mariana Pineda tiene todos los ingredientes para ser 'carne de artes': una mujer joven, bella según las representaciones que nos han llegado, de buena cuna, capaz de sacrificar todo, incluso su familia y la propia vida, por ser fiel a un ideal. Y no cualquier ideal; la defensa de la libertad frente al poder regio, encarnado en su peor representante: el hoy llamado 'rey felón', Fernando VII, en el peor momento de su reinado, la llamada 'Década Ominosa'. Por ello, no es de extrañar que apenas desde su ejecución, acaecida el 26 de mayo de 1831, comenzara a ser objeto de diversas obras pictóricas, musicales y literarias dedicadas todas ellas a glosar a su figura y su vida.

La imagen plástica de Mariana Pineda responde plenamente al ideal romántico: en la escultura, ya Manuel González, escultor granadino, realiza hacia 1840 una cabeza destinada a ser parte de un monumento en su memoria, que no llegó a materializarse, y que se conserva en la Casa de los Tiros. Una obra de factura clásica que la representa con la serenidad de las matronas y el pelo rizado, imagen probablemente muy fiel a la real. En la pintura, cabe destacar dos obras, ambas curiosamente del mismo año: 'Mariana Pineda en capilla', de Juan Antonio Vera Calvo, y otro con el larguísimo título de 'Doña Mariana de Pineda, en el momento de despedirse de las beatas de Santa María Egipcíaca, en cuyo beaterio estaba presa, para ir a la capilla', de Isidoro Lozano. En la primera, Mariana aparece con el pelo largo, y la lejanía con respecto a su muerte hace pensar en unos rasgos interpretados de forma más abierta. Vera Calvo retrata un momento solemne, el previo al ajusticiamiento; Isidoro Lozano, el inmediatamente anterior. El patetismo de ambas escenas es evidente, y en ambas se retrata, según la costumbre de la época, a los personajes presentes en los hechos: el clero, en cierta medida comprensivo con la situación de la heroína; los representantes del gobierno fernandino, inflexibles. Incluso su pérfida mirada les delata. Los escenarios tratan de ser fieles a aquellos donde tuvieron lugar los hechos.

En letra

Sin duda, la imagen literaria de Mariana es aquella que muestra Federico García Lorca en el drama homónimo, estrenado por Margarita Xirgu en las tablas del Teatro Goya, de Barcelona, un 24 de junio de 1927. En su texto, el poeta fuenterino retrata a una Mariana que acepta con entereza su destino, pero sobre todo, a una ciudad que, sabedora de la injusticia, la llora en silencio por miedo a las represalias. Fue la primera de múltiples representaciones, con montajes muy diversos. La recuperación del personaje a cargo de Laia Marull (2021) es la más reciente en el ámbito profesional, pero las representaciones del texto a cargo de múltiples compañías semiprofesionales es muy frecuente. Igualmente relevante fue el montaje de la obra que se pudo ver en los años 80 del pasado siglo, interpretado por Carmen de la Maza, una actriz que hizo de Mariana uno de sus personajes más reconocibles.

La primera biografía de Pineda la publicó Peña y Aguayo apenas cinco años después de su muerte, y la primera obra teatral fue publicada por Fernando Nieto en la misma fecha. En 1837 apareció en Portugal 'El heroísmo de una señora o la tiranía en su fuerza', y en 1838, Francisco de Paula Lasso de la Vega publica 'Mariana Pineda. Drama en cuatro actos'. Mientras, la tradición oral, los romances y canciones de corro, fueron cimentando una fama que fue creciendo, aunque hubiera periodos en que apenas se la citara, por razones fundamentalmente políticas. Los periodos de mayor atención a su vida coinciden con las dos repúblicas y la etapa democrática posfranquista. Y, por supuesto, en este recorrido por Mariana a través de las letras es imprescindible citar el drama 'Las arrecogías del Beaterio de Santa María Egipcíaca', del dramaturgo granadino José Martín Recuerda, un montaje que fue dirigido por Adolfo Marsillach en su estreno, y que protagonizara Concha Velasco.

Margarita Xirgu, en el estreno de 'Mariana Pineda', de Lorca.
Margarita Xirgu, en el estreno de 'Mariana Pineda', de Lorca. R. C.

Y hablando de actrices que dejaron huella, es imposible pasar por alto la composición del personaje que hiciera Pepa Flores en la serie televisiva homónima, una superproducción que en 1984 costó 150 millones de pesetas -una barbaridad para la época- y que dirigiera Rafael Moreno Alba. A lo largo de cinco capítulos de una hora -formato que recuerda mucho al de las miniseries de plataformas actuales-, Flores recrea con inusual fuerza el drama de la heroína granadina. Los romances en torno a Mariana a los que se puso música se cuentan por decenas, y el compositor catalán Alberto García Demestres creó 'Mariana en sombras' sobre la dama granadina, con libreto del poeta y Premio Nacional Antonio Carvajal.

El mundo de la danza no ha sido, ni mucho menos, inmune al encanto de la heroína. Así, en 2002, la bailaora Sara Baras estrenó 'Mariana Pineda', un montaje coreografiado por la propia Baras con música de Manolo Sanlúcar y dirección escénica de Lluis Pasqual. La Mariana Pineda de Sara Baras espera en la oscuridad de su celda la muerte, y en esa última noche, se reencuentra con aromas, recuerdos y con los tres hombres que marcaron su existencia. La conexión lorquiana vuelve a aparecer nítidamente, ya que es el mismísimo poeta quien la devuelve a la vida, encontrando su lugar en la eternidad.

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