Un lugar gastromágico

Los hielos hacen clink-clink en un vaso estilo 'Old Fashioned', bajo y ancho, con unas filigranas de naranja. Como todo aquí en La Sole del Pimpi, tiene su toque, su especial guiño. Esta vez el vaso presenta un diseño grabado en su parte superior. Personalidad. Actitud. Le pasa lo mismo al cóctel, un Negroni esta vez. La fórmula clásica lleva un tercio de ginebra seca, un tercio de Campari y otro tercio final de vermut. En La Sole del Pimpi, apuestan por añadir un toque de Pedro Ximénez que elevan al nombre del cóctel:'Negroni PX'.

«Negroni, un clásico aperitivo italiano al que le doy mi toque malagueño manteniéndolo en barrica de moscatel durante mínimo seis meses». Es la mismísima Sole quien firma la declaración. El establecimiento presenta una imagen depurada y una comunicación personalizada en La Sole. Pero, ¿quién es La Sole del Pimpi? Veamos. «El Sol ha llegado a El Pimpi para iluminar su esencia y dar forma a otra personalidad que se nutre de todas las que ya transitaban: su carácter flamenco, su alma poeta, su corazón viajero… y que forman otro lugar donde construir nuevas historias. Este empeño ahora torna en un lado más femenino, y ayudado por el sol, dan como resultado un espacio único: La Sole».

La Sole del Pimpi, en efecto, es una versión de las bodegas El Pimpi, en pleno centro histórico de Málaga, junto al Museo Picasso y el Teatro Romano y la Alcazaba. Un lugar mítico de la Costa del Sol donde todo el mundo que es o ha sido algo en esta vida ha firmado con tiza sus barricas, ya sea un piloto de F1 o un torero; Marisol o una estrella de Hollywood. Pero querían algo más que vino, jamón y queso. Yahí apareció LaSole del Pimpi.

Lo cuenta Pablo Gonzalo, con su imbatible currículo, ya que es socio gerente del establecimiento, y empezó como camarero. La Sole del Pimpi es un espacio en la plaza de la Judería, pero que en Málaga todo el mundo le llama la plaza del Pimpi, donde está la terraza de las bodegas. Es un edificio que pega pared con pared con las bodegas, y el objetivo fue que brillara con luz propia, que no tuviera que vivir del Pimpi. Que fuera único por su gastronomía, decoración, arquitectura y entorno. Que también sea distinto. «Un espacio mágico con unas vistas fenomenales donde se ve la Alcazaba y el Teatro Romano. Un lugar en el que por la noche todo gana más con la iluminación y toda la vida que rodea esta zona de Málaga».

Para conseguirlo, arriesgaron con la carta. «En La Sole del Pimpi encontramos fusión asiática con los productos locales y una coctelería fantástica. No te puedes perder una visita porque además el ambiente es divertido».

Pablo Gonzalo recomienda unos entrantes. Por ejemplo, un tartar de pez limón con huevo frito y trufa. O unas gambas en tempura con una mayonesa de quinchi, una salsa coreana con un sabor peculiar. «Es adictiva». Sigue su apuesta por una selección makis con atún rojo de almadraba, relleno de aguacate y un rallado de foie. Además, lleva un buen toque de la tierra, el vino moscatel de Málaga y unas almendritas caramelizadas por encima, todo sopleteado.

Propone terminar con un salmón montés, que es un maki relleno de aguacate de la Axarquía con una cubierta de ventresca de salmón y un rallado de queso de cabra malagueña con una espuma de mango y un poco de curry, todo flambeado. Solo queda apurar el Negroni PX y sentarse a la mesa de La Sole del Pimpi, un lugar gastromágico en la capital de la Costa del Sol.