La legión de los maldurmientes
La unidad de trastornos de sueño del Virgen de las Nieves trata cada vez a más personas afectadas por un mal que crece de la mano de los malos hábitos de vida y los problemas que ha generalizado la modernidad
Sergio González Hueso
Granada
Sábado, 30 de julio 2022, 23:38
'Chist'... más vale que guarden silencio. Acaban de entrar en la unidad de Trastorno del Sueño del hospital Virgen de las Nieves de Granada. ¿No han visto los carteles? Están por todas partes. Piden que no se haga ruido mientras se camina por unas dependencias por las que pasan personas que no son capaces de descansar, en el más amplio sentido de la palabra. Porque cerrar los ojos en una cama o un sillón no es sinónimo de nada. Un sueño reparador debe cumplir tres premisas básicas: «Debe ser duradero (lo recomendable son ocho horas), profundo y continuo», explica el jefe de servicio de Neurofisiología del citado hospital, Alberto Galdón.
Es él quien recibe a IDEA. Emilio, un hombre risueño de 56 años, se deja hacer en una pequeña habitación de hospital que tiene una cama y un par de mesas auxiliares. En una de ellas hace ya un rato que ha posado su móvil, que ha apagado justo antes de despedirse de su esposa, con quien no dormirá hoy tras muchas décadas de noches juntos. El motivo es precisamente que ella, que conoce bien cómo duerme su marido, le ha empujado a que vaya al médico a causa de sus fuertes ronquidos, los que acompasa con pequeñas pausas en las que literalmente pierde la respiración.
Y, claro, su mujer se asusta y le da golpes para que vuelva a poner en marcha su 'moto'. El problema es que todo este frenesí nocturno hace que Emilio además duerma mal, sobre esfuerce su maquinaria y se sienta muy cansado al día siguiente, lo que afecta a su trabajo y vida en general. «Para saber si hay o no que pedir ayuda por un insomnio o por pasar malas noches, solo hay que preguntarse una cosa: '¿repercute en tu trabajo o en tu vida? ¿te está empezando a generar problemas durante el día?' Si la respuesta es que sí, entonces es necesario acudir al médico sin dilación», explica la facultativa responsable de la consulta de la unidad de Trastorno del Sueño del hospital Virgen de las Nieves, Carmen Iznaola.
Ella está al frente, junto a Josefina Ruiz, de un servicio que se encarga de diagnosticar y guiar el tratamiento de este tipo de pacientes. Ambas explican que estos trastornos se manifiestan de tres maneras: por no poder dormir, que sería el episodio más común y que se conoce como insomnio; por dormir demasiado o hacerlo de forma inoportuna, que es lo que ocurre, por ejemplo, con la narcolepsia; o por último, por «hacer cosas raras mientras duermes», apunta Josefina Ruiz. Son las llamadas parasomnias, entre las que se encuentra el síndrome de piernas inquietas, los terrores nocturnos en niños o el trastorno de conducta REM, que llega a provocar situaciones hasta violentas en personas que viven su sueño de forma literal. Pues el cuerpo no llega a alcanzar el estado de relajación que debería mientras se duerme, lo que en la mayoría de casos supone un problema para el compañero de cama, un personaje que aunque parezca secundario en toda esta historia juega un papel determinante. Lo dicen los médicos.
Emilio no estaría en manos de este servicio si su mujer no hubiera dado la voz de alarma. Como es habitual, los trastornos de sueño suelen detectarse en la cama y por las personas que lo sufren... pero indirectamente. El doctor Galdón alerta de que los últimos estudios que se han hecho hablan de que entre un 20% a un 48% de la población padece de manera ocasional algún trastorno del sueño como puede ser el insomnio. «De ellos, al menos el 10% tiene un trastorno de tipo grave. El problema es grande, pero aún así tan solo un tercio de todo este 10% pide ayuda», cuenta Galdón.
Algo que denota la falta de conocimiento que en muchas ocasiones se tiene del tratamiento de estos problemas de salud, cuyo abordaje cae en demasiadas ocasiones en el mero reduccionismo farmacológico. Carmen Iznaola alerta de que una persona «puede morirse antes por no dormir que por no comer», lo que trata de dar a conocer en las consultas cada vez que tiene ocasión.
Aunque en la unidad reconocen que en muchos casos estos problemas se cronifican, sí que es posible mejorar mucho la vida de estos pacientes mediante un buen tratamiento. En esta unidad del Virgen de las Nieves los reciben pacientes de Granada, pero también de Jaén, Córdoba o Almería, pues el servicio granadino es de los pocos de España que ofrecen un enfoque integral: con una consulta de seguimiento y un laboratorio de sueño. Iznaola cuenta que el tratamiento parte del diagnóstico, para el que se realizan varios procedimientos, que van desde los más iniciales consistentes en conocer detalles de los hábitos de vida del paciente o incluso a través de exploraciones físicas; hasta otros más avanzados como la poligrafía del sueño, ya sea domiciliaria, en un primer estadio, o ya en la propia unidad hospitalaria.
Se trata de ir tirando del hilo hasta desentrañar el misterio. Las sospechas no valen. Lo de Emilio, nuestro protagonista, parece una apnea de sueño, si bien ni el test sobre sus hábitos, ni tampoco la primera poligrafía han arrojado datos concluyentes. Y no será porque no ha puesto de su parte, pues hasta se llevó el polígrafo a su casa para que registrara su actividad respiratoria y de todo tipo mientras dormía, pero los resultados obtenidos no han servido, así que le toca pasar a la última fase del diagnóstico: la cama de hospital, los miles de sensores y la monitorización por parte del equipo de guardia de la unidad.
Recomendaciones
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Levantarse y acostarse a la misma hora Hay que establecer una cantidad regular de horas para permanecer en la cama durante la noche. Determine el tiempo que necesite para descanar y ajuste sus actividades para cumplir con esos tiempos.
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Evitar las siestas durante el día Hay que tratar de evitarlas o acotar su duración a no más de 20 a 30 minutos.
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Realizar ejercicio físico Es recomendable hacerlo al menos tres horas antes de dormir, con luz solar. Hay que tratar de estar activos durante el día y dejar la noche para descansar.
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Hábitos saludables antes de dormir Es aconsejable evitar el alcohol, la nicotina, la cafeína por la noche. Hay que separar al menos dos horas la cena de la hora de acostarse. Evitar realizar en la cama actividades como ver la televisión, leer o escuchar la radio.
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Ambiente cómodo antes de dormir Para dormir, hacerlo solo en la habitación destinada para ello, que sea tranquila, confortable y en total oscuridad.
El laboratorio es la última bala para el diagnóstico de los maldurmientes. Al paciente se le acuesta en una habitación con detectores repartidos por todo el cuerpo. El proceso de colocación de estos receptores lleva alrededor de 45 minutos. Es como vestir a un torero. Cuando todo está en su sitio y el paciente parece salido de una novela de Asimov, se le invita a apagar el móvil y a echarse en la cama bocarriba. Luces fuera y «buenas noches». Al otro lado de la pared, dos personas con bata miran atentos unos monitores que empiezan a escupir datos completamente indescifrables... para los visitantes. «Los pacientes suelen estar una sola noche para ser estudiados. Se registra su actividad cerebral o muscular, sus parámetros respiratorios e incluso oculares. Y además se les graba», cuenta Josefina Ruiz. Y así se recoge toda la información necesaria para ver qué es lo que va mal cuando se apaga la luz.
A Emilio, como han hecho con tantos otros, lo llamarán dentro de unos días para contarle qué tiene. Ruiz explica que los trastornos no siempre son puros, que se pueden «solapar» con otras patologías. Por eso en muchas ocasiones cooperan con otros servicios como, por ejemplo, el de cirugía maxilofacial. Además, el tratamiento está siempre condicionado por el trastorno que se padezca y por el perfil del paciente sometido a estudio.
Iznaola señala que hoy día la vida parece haberse conjurado contra el sueño. La tecnología ha invadido hasta nuestra vida, con todo lo que ello implica, y el panorama no es muy alentador para un futuro en el que abundarán aún más los dispositivos electrónicos, que son«nefastos» para conciliar el sueño, alerta.
Controlar o corregir malos hábitos de vida que casi todos tenemos como mirar el móvil antes de dormir es una pequeña parte del tratamiento que se prescribe para muchos de los pacientes que pasan por la unidad. Cuidar la salud mental es otro punto fundamental a tener en cuenta para mantener a raya estos trastornos. La pandemia ha sido un acelerador, sin ir más lejos, de los problemas de sueño. El empeoramiento de esta lacra ha sido exponencial en los últimos dos años. La ansiedad, el estrés y las preocupaciones dificultan la conciliación del sueño, lo que también se trabaja en esta unidad, donde a veces llegan pacientes que abusan de las pastillas para dormir. Algo que es contraproducente.
Poner orden en el caos farmacológico en el que caen algunos es la última de las armas con las que se cuenta para tratar de poner coto a esta última epidemia que asola nuestra sociedad, la de los maldurmientes. Comunidad a la que ha puesto nombre el escritor David Jiménez Torres en su último ensayo 'El Mal Dormir', cuyo éxito creciente es otro síntoma de que cada vez son más los que sufren problemas para conciliar el sueño.
«Mi mujer dice que ronco y que me quedo sin respiración, pero yo no me entero»
Emilio es natural de Jaén y trabaja como agricultor. Duerme bien «el primer tirón», pero luego se despierta muchas veces, lo que hace que al día siguiente no pueda con su cuerpo. Este es el motivo que le ha llevado a la unidad de Trastorno del Sueño del Virgen de las Nieves, que es uno de los hospitales de referencia en Andalucía para diagnosticar y tratar ese conjunto de patologías que interfieren en el descanso.
Emilio explica que fue su mujer la que le animó a pedir ayuda. «Dice que ronco mucho por las noches y que a veces me quedo sin respiración, pero yo no me entero. Solo cuando ella me da algún golpe», señala este hombre de 56 años.
La sospecha es que padezca una apnea de sueño. Por eso se encuentra en el laboratorio de la unidad. Se deja hacer. En su cuerpo le han puesto sensores, trasmisores, bandas de todo tipo. A sus médicos les interesa ver qué hace su cerebro mientras duerme. Pero también cómo respira. De todo necesitan datos para confirmar o no las sospechas. Si es un apnea, son varias las soluciones que hay: una máquina para que respire por él, cambiar sus habitos o incluso operarse. Emilio no tiene ni idea de qué le tocará, simplemente quiere dormir bien. Aunque reconoce que tampoco ha sido muy dormilón, sí que sueña con descansar a pierna suelta. Y su mujer también, claro.
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