Las acequias centenarias que se nutren de los deshielos de Sierra Nevada
La función de estos cauces es regar zonas húmedas de alta montaña para que permitan los pastos en terrenos elevados
Las acequias de careo existen desde hace centenares de años en La Alpujarra, cuya finalidad es guiar el agua de los deshielos de las altas cumbres de Sierra Nevada hasta caladeros donde el agua se infiltra. Es decir, regar zonas húmedas que permitan los pastos en terrenos muy elevados. La carga de las acequias de, por ejemplo, Mecina Bombarón, Bérchules, Juviles, Válor, Nevada, Trevélez, Almegíjar, Cástaras, Busquístar, Lobras, Pórtugos, La Taha, el Barranco de Poqueira, Soportújar, Cáñar o Lanjarón, son de tierra o piedra, principalmente. Su origen es incierto, y se ha atribuido a época romana, aunque la red conocida actualmente se puso en funcionamiento en la época musulmana, y fue en ese periodo cuando desarrolló toda su potencialidad. El nombre parece provenir del término de uso ganadero 'carear', que era equivalente a dirigir el ganado hacia algún sitio (pastar). La misma existencia de estas acequias crea una humedad que permite el desarrollo de pastos en terrenos altos.
Una de las principales singularidades del Parque Protegido de Sierra Nevada consiste en el ancestral procedimiento del manejo del agua que realizan los campesinos de La Alpujarra. Este sistema les permite retener en el subsuelo las aguas del deshielo para así poder abastecerse y regar sus campos durante los periodos secos. Mediante una densa red de canales excavados en la tierra (acequias de careo) los acequieros de La Alpujarra derivan el agua de deshielo de la cabecera de los ríos para infiltrarla en la zona alta de las laderas. Una vez que el agua percola en el subsuelo discurre ladera abajo para, tiempo después, alimentar a los ríos, nacimientos y manantiales.
Este sistema de manejo del agua, implantado al menos desde la conquista árabo-bereber del sur de España (siglo VIII), ha provocado una notable transformación del paisaje.
Una de las acequias de careo más importantes de Sierra Nevada es, sin duda, la acequia de Trevélez. Su trazado de precisión por laderas abruptas, con estrechos pasos tallados en roca, junto con el impresionante paisaje por el que discurre, hacen que esta sea una de las visitas que a buen seguro quedará en el recuerdo del senderista que la haga. También, en el caso de Bérchules, la infiltración del agua de 'La Sima' permite que los manantiales de abastecimiento a esta bella y turística localidad dispongan de un caudal continuo durante todo el año.
De igual modo, y a modo de ejemplo, el histórico municipio de Alpujarra de la Sierra dispone de una red de acequias morunas dignas de conocer y recorrer. Muchas de estas acequias están escoltadas de castaños milenarios y centenarios. La mayor parte de la nieve acumulada durante el invierno en Sierra Nevada suele fundirse entre los meses de mayo a junio. El agua clara y cristalina de deshielo de su vertiente sur fluye en busca del mar Mediterráneo, mientras que aquella de su ladera norte lo hace por el Guadalquivir hacía el Atlántico.
En La Alpujarra el turismo de naturaleza atrae a muchísimos turistas y visitantes. En el municipio de Alpujarra de la Sierra, denominado 'El Pueblo Libro' el turista y visitante puede llenarse de paz y de vida en los senderos, acompasar sus pasos al rumor del agua procedente de los deshielos de Sierra Nevada en acequias y barrancos, buscar la calma junto al agua en las albercas que dan vida a los huertos, y vivir por unos días toda la historia y el sentir de La Alpujarra al sur de Granada. Mecina Bombarón tiene el agua como protagonista en multitud de fuentes y lavaderos, y posee una original arquitectura popular. Su Ayuntamiento, presidido por José Antonio Gómez, trabaja, entre otras cosas, para potenciar y promocionar la cultura, la lectura, el paisaje, sus productos y la historia del municipio formado por Mecina Bombarón, Yegen y el Golco y la aldea de Montenegro.
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