Juzgan a una pareja por haber esclavizado a mujeres extranjeras para prostituirlas en un burdel en Armilla
La cadena de desventuras que sufrió la testigo protegida 1, una mujer pobre de un país suramericano y madre de dos niños, explica con dramática ... elocuencia en qué consiste la trata de seres humanos. Un mal día, una pareja extranjera que regentaba un burdel en la localidad de Armilla, ofreció a la víctima un trabajo de camarera en un restaurante de Granada y ella aceptó. Los supuestos benefactores le pagaron el billete de avión para viajar hasta España y fueron a recogerla al aeropuerto de Barajas. Nada hacía sospechar a la que acabaría convirtiéndose en la testigo protegida 1 que había caído en una trampa. En Granada le aguardaba un infierno. No iba a ser camarera, sino prostituta. Los proxenetas le retuvieron el pasaporte y le advirtieron de que les debía 4.700 euros por los gastos que les había ocasionado traerla desde su país natal hasta España. Asustada, sola y amenazada, la mujer cedió y, según la Fiscalía Provincial de Granada, pasó a ser una esclava sexual. «Tenía la obligación de dormir en la casa, estar disponible las 24 horas del día los siete días de la semana, sin posibilidad de salir a la calle, salvo para realizar servicios en el exterior». Durante esas ausencias, siempre iba vigilada.
En total, mantuvo 28 relaciones sexuales, siempre bajo coacción, y a cambio obtuvo 55 euros, «debiendo, además, abonar los gastos de comida y habitación, que eran sumados a la supuesta deuda; igualmente, fue obligada a fotografiarse en ropa interior y actitud provocativa para colgar su foto» en una web que servía «de reclamo» para el burdel.
Pero es que, además, la pareja que regentaba el prostíbulo obligaba a las mujeres que habían caído en sus redes a vender cocaína a los clientes (el 80% de ellos eran consumidores de esa droga).
En este sentido, el ministerio públicó reclama para los dos principales presuntos implicados, la mujer y el hombre que dirigían el turbio negocio, penas que superan los quince años de prisión por la supuesta comisión de los delitos de tráfico de drogas, trata de seres humanos con fines de explotación sexual, prostitución coactiva e inmigración ilegal.
Aparte de la pareja, hay un tercer acusado que, según la fiscalía, era la persona que suministraba la 'coca' a los proxenetas.
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