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El juez Calatayud vuelve a la peluquería

El juez Calatayud vuelve a la peluquería

El magistrado Emilio Calatayud condena a cortarle el pelo a una niña acusada de amenazas leves; es la segunda vez que el jurista se somete a esta prueba

Carlos Morán

GRANADA

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Miércoles, 18 de abril 2018, 01:14

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Lo ha vuelto a hacer: por segunda vez en su dilatada carrera, Emilio Calatayud, titular del Juzgado de Menores 1 de Granada, ha condenado a una persona a cortarle el pelo. El magistrado dictó la primera sentencia con este singular contenido a principios de 2017 y el 'reo' fue un joven que había robado en una peluquería... y que, valga la redundancia, quería ser peluquero.

En esta segunda ocasión, la procesada es una adolescente acusada de un delito leve de amenazas y que, al igual que su antecesor, reunía condiciones para adecentar cabelleras. De hecho, estaba matriculada en estudios de peluquería, pero no acudía a las clases. Vamos, que tenía vocación, pero le costaba ponerse... En este sentido, el equipo técnico de apoyo que examina a los menores infractores y asesora a los jueces y fiscales, propuso que la niña llevase a cabo una «tarea socioeducativa» para purgar su responsabilidad penal. Y, dado el interés de la chica por las tijeras y los tintes, el juez la condenó a «formarse en peluquería». La muchacha pagaría su culpa estudiando (por lo criminal, ya que por lo civil había fallado) un oficio para luego poder buscarse la vida. ¿Pero cómo demostraría la menor que, efectivamente, había aprovechado la oportunidad? A Emilio Calatayud le vino entonces a la cabeza -y nunca mejor dicho- el episodio anterior y dio de nuevo un paso al frente: «Que conste en acta que debe cortarme el pelo a mí para que comprobemos si ha aprendido a pelar», resolvió. Y así constó.

En cuanto concluya el cursillo, la menor deberá enfrentarse al reto de 'podar' y peinar la pelambrera del juez. Cuando eso suceda, y si todo sale bien, la adolescente habrá pagado su deuda con la sociedad y quizá encuentre un empleo.

Será el punto final a un proceso penal que tuvo su origen en un incidente que aconteció en septiembre del año pasado. Por aquel entonces, la chica ahora condenada telefoneó en dos ocasiones a un familiar y no fueron llamadas precisamente amables. Entre otras palabras gruesas, dijo a su interlocutor que le iba a reventar el coche.

«Anunciar un mal»

Habrá a quien le parezca una minucia, pero resulta que el Código Penal establece que ese comportamiento constituye un delito leve de amenazas -la infracción que sustituyó a las faltas-. «La menor provoca una sensación de intranquilidad y alarma en su víctima, anunciándole un mal futuro, próximo, injusto (...), siendo la menor consciente de la ilegalidad de su conducta y merecedora por tanto de un reproche penal», detalla la resolución judicial.

En resumen, que la acusada reconoció los hechos y no fue necesario celebrar la vista oral del juicio. Hubo conformidad entra las partes y la adolescente aceptó formarse como peluquera para reparar el delito (leve). En realidad, debía retomar, pero ya por orden judicial (pocas bromas con eso), los estudios profesionales de peluquería que había abandonado. A pesar de estar en «edad escolar obligatoria», no asistía a las clases y, en general, su «trayectoria escolar» era «deficitaria en rendimiento académico».

En enero de 2017, Calatayud condenó por primera vez a un menor a a cortarle el pelo. En aquella ocasión, el encausado, un joven que estaba a punto de alcanzar la mayoría de edad, fue procesado por perpetrar un robo en una peluquería. Además, se daba la circunstancia de que quería ser peluquero.

Medio año después, en julio de 2017, Emilio Calatayud se sentó el sillón de una barbería de la capital para que el chico en cuestión demostrase lo que había aprendido. El juez no pidió nada estrafalario: ni crestas ni tupés. Un corte clásico, pero intenso, porque el calor apretaba de lo lindo. El muchacho empleó poco más de media hora en rematar la faena y tanto el 'cliente', o sea, el magistrado, como el jurado dieron su visto bueno.

Calatayud quedó contento y ahora va a volver a la peluquería.

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