Irene Montero cree que la extrema derecha utiliza el antifeminismo para tratar de «disciplinar a la sociedad»
La eurodiputada protagoniza la ponencia 'Feminismo para cambiarlo todo' en la Ciencias Políticas y Sociología, donde fue increpada a su llegada
María Dolores Martínez
Sábado, 25 de octubre 2025, 00:22
La exministra de Igualdad y vicepresidenta del grupo de La Izquierda en el Parlamento europeo, Irene Montero, fue ayer gran protagonista de la ponencia 'Feminismo ... para cambiarlo todo'. Tras ser increpada en su llegada a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología por un grupo de detractores, Irene Montero compareció en el Aula Magna para iniciar un discurso en el que gravitó la cita de la filósofa y activista norteamericana Angela Davis: «Ya no voy a aceptar las cosas que no puedo cambiar, voy a cambiar las cosas que no puedo aceptar». También hubo referencias al pensamiento de Silvia Federicci y Nancy Fraser.
Como punto de partida, abogó por el reparto de roles y expresó el deseo de que «no nos sigan matando por ser mujeres, disfrutar de nuestra libertad sexual y decidir sobre nuestro propio cuerpo». Ante esta postura, la respuesta actual es en «forma de antifeminismo, que es uno de los ejes del discurso de narrativa y de acción política más importantes de las extremas derechas a nivel internacional. Basta ver cual es la agenda política de Ayuso, de Vox, del Partido Popular o de Trump». Para la eurodiputada es muy relevante «ver como no sólo utilizan el sistema legal e institucional para retroceder en derechos, sino que es una batalla ideológica y cultural para ellos». La extrema derecha y el antifeminismo «representan una narrativa, una violencia y un odio que pretende disciplinar a la sociedad. Si no lo aceptáis por las buenas, lo vais a aceptar por las malas con el castigo a las feministas, a las mujeres trans, a las personas LGTBI y a las personas que se atreven a plantear que otro mundo es posible y que queremos que se cumplan los derechos que ya se nos han reconocido».
Otros puntos fuertes de su oratoria fueron la denuncia del «mantenimiento de un sistema de impunidad» y de un discurso antifeminista que se vende y que genera enorme capacidad de monetización. Entre las formas de violencia destacó también la estética como un castigo a cuerpos no normativos y la digital, que se está multiplicando de forma exponencial.
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