Estudiantes de Huétor Tájar diseñan máscaras en 3D para hacer frente a la crisis sanitaria. IDEAL

El interior de la provincia planta cara al coronavirus

Los alcaldes activan gabinetes de crisis y destacan la solidaridad de la población y el cumplimiento de las medidas de confinamiento

Viernes, 3 de abril 2020, 02:14

La soledad de las calles en muchos de los municipios del interior puede ofrecer estos días una impresión errónea. Sin embargo, es ese el escenario ... que requiere este pulso con el virus. Plazas vacías y viviendas cerradas a cal y canto. En las aceras, sólo escuadrones de limpieza y desinfección para hacer frente a lo invisible y trabajadores que permiten que el mundo, pese a la crisis sanitaria, siga funcionando.

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La provincia, camino de las tres semanas del decreto de estado de alarma, sigue plantando cara al virus. Las cabeceras de comarca y localidades de Granada trabajan en una misma línea, bajo los parámetros dibujados por el Gobierno, para rebajar el ritmo de los contagios.

Aplanar la curva sigue siendo el lema en Loja, donde el alcalde, Joaquín Camacho, lleva veinte días enfrascado en una operación que está tratando de reducir el impacto de la pandemia. El regidor tomó hace semanas, incluso antes del decreto del Gobierno, medidas para evitar multitudes que facilitaran vías de contagio. «Cerramos parques infantiles, instalaciones municipales, centros de participación activa de mayores, el mercadillo municipal y prohibimos el acceso a cualquier persona a la residencia de mayores, ni que estos salieran a la calle», cuenta a IDEAL.

El popular, como otros homólogos de la provincia, se centra en el trabajo diario para hacer frente a un escenario que nadie habría podido imaginar hace cuatro o cinco meses. Lo hace a través de un gabinete de crisis en el que están presentes representantes de la Policía Local, la Guardia Civil, el Hospital de Loja, el Centro de Salud y Servicios Sociales.

A través del órgano se coordina la acción, que en los últimos días ha visto cómo hasta 60 personas –muchos de ellos agricultores– se ponían al servicio del Ayuntamiento para limpiar las calles. «La solidaridad es la mejor noticia», subraya Camacho, que agradece especialmente al sector textil del municipio su labor para confeccionar mascarillas. «Son nuestro orgullo».

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Algo parecido menciona Fernando Delgado, alcalde de Huétor Tájar. El primer edil también subraya la generosidad de muchos colectivos para fabricar mascarillas –se han entregado más de 9.000 en los últimos días–, limpiar calles o distribuir alimentos a aquellas personas que los necesitan. «La gente está pensando en los demás, anteponiendo las necesidades y el bienestar de otros antes que el suyo propio», destaca.

El regidor hueteño también se coordina a diario con el ambulatorio, los cuerpos y fuerzas de seguridad y servicios como los de la ayuda a domicilio. El ambiente que se respira es de «tranquilidad» porque el impacto del virus en la salud de la población es «mínimo». El primer edil no oculta su preocupación por la economía de la localidad. «Esto nos ha llegado en mitad de la campaña del espárrago, que es vital para nosotros». Por el momento, la actividad no se detiene pero las medidas de higiene y limpieza se han extremado. «Estamos pendiente del día a día porque las pérdidas podrían ser enormes –admite–. Quita el sueño».

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Sin fiesta mayor

En Órgiva, el virus se ha llevado ya por delante la fiesta mayor del pueblo, dedicada al Cristo de la Expiración y que debía celebrarse el viernes pasado, y la feria de la Alpujarra. Por contra, afortunadamente hay «escasísimos» positivos en la localidad y el municipio sigue adelante «con tranquilidad y mucha paciencia», describe Raúl Orellana, su alcalde.

El regidor, como otros, decretó el cierre de todas aquellas instalaciones innecesarias y preparó, a través del gabinete de crisis, un plan de limpieza que está funcionando gracias a los trabajadores municipales y algunos agricultores de la zona. «Tenemos una máquina que lanza chorros de agua y lejía a seis metros y también otros vehículos con los que rociamos», describe. «La prioridad son las calles más sensibles donde están el centro de salud, la residencia o los supermercados pero también atendemos al resto del pueblo y, cuando se termina, se vuelve a empezar».

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Para Órgiva son tiempos de teletrabajo y reuniones telemáticas. Orellana hace tres al día. «Una presencial por la mañana; otra de coordinación de seguridad con la Guardia Civil y la Policía Local, para ver las incidencias y coordinarnos; y luego a última hora de la tarde, mediante videoconferencia, analizamos el día el equipo de gobierno y decidimos lo que hacemos». Los resultados se trasladan a la población vía WhatsApp y Facebook. «Los ciudadanos se están portando de diez y eso es de agradecer», celebra el regidor.

Algo similar destaca el alcalde de Dúrcal, Julio Prieto. El primer edil reconoce que en los primeros días algunos mayores no respetaban las medidas de confinamiento, pero ahora las calles están vacías y la mayoría del municipio permanece segura en su casa.

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En la localidad se trabaja en poner freno desde antes del decreto, asegura el dirigente. «Nosotros, por ejemplo, clausuramos los centros de mayores para evitar el contagio entre la población de riesgo». Ahora, el cerrojazo es unánime y, como en otros lugares, la Guardia Civil, la Policía Local, Servicios Sociales y los responsables municipales departen a diario en un comité especial. «Hemos acordado el refuerzo de las medidas de higiene y desinfección, en la que están colaborando los agricultores, así como los servicios de comedores para familias en riesgo». Aquí, como subraya el primer edil, la coordinación con las autoridades superiores, Diputación y Junta de Andalucía, es total.

Ejemplo

Iznalloz es estos días un ejemplo de trabajo colectivo y generosidad. Su alcalde, Mariano Lorente, asegura que no hay ámbito que no se esté entregando al cien por cien. «Se nos han ofrecido decenas de tractores para limpiar las calles, cada día salen 50 cubas para la desinfección, en Protección Civil tenemos a 30 voluntarios que distribuyen alimentos y medicamentos entre las familias que los necesitan y un grupo de 25 personas ha estado fabricando más de 2.000 mascarillas en los últimos días», describe el regidor. «Es nuestro orgullo».

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El primer edil pone de ejemplo también a la oposición, a la que agradece su esfuerzo y su lealtad. «Todos los grupos hemos salido a la calle a desinfectar», cuenta. «Los portavoces de Vox, del PP, de Podemos, de Ciudadanos están todos a una y eso se nota como algo muy positivo».

¿Y el grado de cumplimiento de las normas? El dirigente destaca que es muy elevado. «Los comercios nos lo han puesto fácil, al adaptar los horarios para evitar aglomeraciones. De hecho, cuando cierran, puedes ver que el municipio queda completamente desierto», explica.

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En Baza, centro logístico en el noreste de la provincia, tuvieron dificultades en los primeros días. Con el hospital comarcal y varios supermercados de grandes dimensiones, en el Consistorio notaron aglomeraciones inadecuadas muchas veces provocadas por personas que venían de otras localidades, reconoce el regidor, Pedro Fernández. El Ayuntamiento, gracias a la colaboración de la Policía Local y Nacional, ha logrado ponerle coto en los últimos días. «Nos hemos puesto muy duros y, salvo que sea necesidad, informamos que no se puede venir», asegura.

El regidor bastetano destaca la colaboración estrecha que mantiene a diario con el hospital y el buen trabajo que está haciendo Servicios Sociales. «Es donde más llamadas estamos teniendo», apunta. Es justo ahí donde más trabajadores hacen su labor de forma presencial, aunque el Consistorio ha diseñado turnos y les ha dotado de material para reducir la posibilidad de contagio. «Mantenemos el servicio en los grados 3 y 2 de Ayuda a Domicilio y en el 1, que es el que menos grado de dependencia hay, hemos procurado reducir al máximo porque son población de riesgo», cuenta. La situación ha sido perfectamente entendida por los usuarios, que en muchos casos –90 de algo más de 400– han renunciado voluntariamente para evitar el colapso del sistema y protegerse.

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En Baza, como en Guadix, el orgullo está puesto también sobre los voluntarios de Protección Civil. Fernández destaca su entrega en labores como la distribución de alimentos o compra de medicamentos. Lo mismo hace su homólogo accitano, Jesús Lorente. «Ponlo, por favor, que el orgullo de Guadix es tener la mejor agrupación de toda la provincia», pide. El regidor pone en valor cómo el colectivo, de forma altruista, se ha volcado en atender los casos más difíciles: abuelos que se caen, personas mayores que no pueden salir a hacer la compra, niños que no tienen ordenador y se les traslada deberes en persona... «Su labor es ingente», subraya.

Coordinación accitana

En Guadix, como en el resto de localidades, constituyeron un gabinete de crisis para coordinar las acciones. En él están presentes, además del propio Lorente, representantes de Educación, de Policía Local, de la Guardia Civil, de Servicios Sociales, del Hospital, del Centro de Salud... Sus órdenes llegan a los funcionarios, que se mantienen en su mayoría en casa, mediante el teletrabajo. «Aquí en el Consistorio solo está el equipo de gobierno, el cuerpo de guardia y el área de informática, que se encarga de resolver los problemas que puedan surgir con la red», explica el primer edil.

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Si un usuario requiere algo, el Ayuntamiento le ofrece diferentes números de teléfono que comunican directamente con los funcionarios. «El servicio se ha diseñado para que sea fácil de usar y efectivo», cuenta Lorente, que agradece también al comercio local y a la ciudadanía las facilidades dadas. «Es un comportamiento de diez».

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