El hotel Reuma, un paso más cerca de dejar atrás la etapa de abandono

En junio, Reynaldo Fernández, director del Patronato, anunció que el complejo se destinará a uso cultural y albergaría la exposición de ingenios con una muestra cedida temporalmente por Jiménez Yanguas. Una esperanza insustancial para los vecinos y hosteleros de la zona que han visto caerse más de cuatro proyectos para el complejo, incluida la supuesta demolición del hotel, pero con el largo proceso de elaboración y aprobación del plan de restauración «no va a haber que echarlo abajo, se caerá por sí solo», comentan los propietarios de los establecimientos de la ribera del río.

Cuatro meses después, la dirección del Patronato de la Alhambra manifiesta que el plan sigue en el tintero y en pleno proceso de redacción. Tras la fase de elaboración, que finalizará «muy pronto», el programa tiene que pasar el corte de las comisiones técnicas del Patronato y, una vez aprobado, sacar la relación del concurso público para que pueda dejar de ser una idea sobre plano. Si todo marcha según lo previsto, a finales de año la redacción del proyecto del arquitecto Antonio Ruiz habrá finalizado y el programa estará listo a principios de 2019 para que las comisiones lo aprueben y que comience el proceso de licitación del concurso público para las empresas de construcción. Fecha en la que también está prevista la conclusión del proyecto del paseo Romayla.

El tiempo que llevará la transformación del antiguo hotel en un centro cultural es una incógnita, pero el Patronato de la Alhambra se mantiene firme en su propósito: «Es un proceso lento que requiere meditación y reflexión. No es tan rápido como quisiéramos, pero será una realidad».

De momento, parece que los años que ha estado el edificio vacío no han acentuado su deterioro. La dirección del Patronato asegura que se mantiene «prácticamente tal y como estaba» en el último peritaje, pese a que los materiales que se usaron para construir el hotel son «pobres y de baja calidad». Los técnicos pondrán su empeño en reforzar las estructuras y evitar así las humedades que le otorgaron el nombre coloquial de hotel Reuma.

El espacio albergará el museo de los ingenios y aparatos que han contribuido a los avances sociales de los últimos siglos, sobre todo de la Edad de Plata de la revolución industrial. En la exposición, que abrirá primero en la Alhambra a finales de año, se podrá ver la primera máquina de vapor de la ciudad, el primer teléfono, así como dos de los teodolitos que sirvieron para trazar la Gran Vía y el que utilizaron para trazar el meridiano minero de la Torre de la Vela, además de un proyector de cine, una colección de microscopios, fonógrafos, la primigenia calculadora o el primer calefactor de la ciudad.

Hace años se barajó que las obras comenzaran en 2015, mediante un plan financiado al 50% por el Patronato de la Alhambra y el Ayuntamiento de Granada. Tras un primer acercamiento de los técnicos para conocer la situación de la cimentación del edificio, los trabajos de mantenimiento quedaron paralizados y las inmediaciones se utilizaron de forma esporádica como lugares de acampada y botellones, frenados con la intervención y el refuerzo de la actividad de la Policía Local en la zona.

En 2016 se anunció que la antigua fábrica de cordeles, anexa a la base del hotel Reuma, también se rehabilitaría con fines expositivos y como uno de los primeros pasos de una intervención mayor enmarcada dentro del programa 'Paseo de los Cármenes del Darro', que tiene como objetivo mejorar la imagen del valle, considerado bien de interés cultural, y en el que están mano a mano las dos instituciones.

El proyecto del arquitecto Antonio Tejedor para intervenir en la antigua fábrica incluía restaurar la galería de arcos y arreglar todo el interior. Las cosas de palacio van despacio, sobre todo porque la intervención en el hotel requiere la colaboración «codo con codo» con el Ayuntamiento, ya que se encuentra en una parcela municipal, y el apoyo de la Delegación de Cultura.

Sin duda, la propuesta más llamativa que concierne al viejo Carmen del puente Chirimías es la promesa del exalcalde José Torres Hurtado de abrir túneles desde los que discurriría una maquinaria de ascensores para subir y bajar a la Alhambra sin tener que caminar por las empinadas cuestas. Los ascensores se instalarían precisamente en las proximidades del hotel. Un plan que tras la reelección del entonces alcalde quedó en nada.

Inaugurado como hotel en 1910, su proximidad al río provocó que las paredes se humedecieran, ocasionando malestar entre sus huéspedes. El edificio cerró seis años más tarde y poco después reabrió como hospital. Las historias cuentan que Manuel de Falla pasó el verano de 1921 en la finca con la compañía de Lorca. Entre sus otros usos destaca su función como residencia de estudiantes o camerino para actores. Además, presuntamente fue un lugar de reunión masónico en los años cincuenta.