Un hospital como una casa
El Virgen de las Nieves ofrece la atención domiciliaria pediátrica desde hace años y ahora también dispone de esta unidad para adultos
La habitación-comedor de Aitana es de color rosa por su hermana Henar, quien le tiene verdadera pasión. Una pasión de la que puede disfrutar ... cada día a pesar de la atención médica que necesita la pequeña de seis años por la función que desempeña la unidad de Hospitalización domiciliaria de pediatría del Virgen de las Nieves. Al igual que ella, Ernesto recibe a diario la visita de sus médicos -ya de confianza- para asistir a un chequeo completo -pero sin moverse de casa- gracias a que esta misma unidad está ya también disponible para adultos en Medicina Interna, Urgencias y Servicio de Enfermedades Infecciosas.
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La hospitalización domiciliaria debe ser voluntaria y necesita apoyo familiar
La posibilidad de acceder a este servicio en Granada se inició hace nueve meses, cuando los profesionales del Hospital Universitario Virgen de las Nieves vieron en esta técnica -desarrollada en otras ciudades españolas como Madrid o Barcelona- una oportunidad para mejorar la calidad de vida de muchas personas y ofrecer así un trato en el que la cercanía y la humanidad se unen a los medicamentos administrados. «Nuestro objetivo es que el paciente reciba toda la atención necesaria y que lo haga desde casa para ganar en comodidad, algo que se muestra en la gran satisfacción que se refleja en los usuarios», señala el director de médicos del Hospital Virgen de las Nieves, Manuel Liñán. Por ello, aprovecharon los pacientes que cumplían este perfil para poner en marcha una unidad de la que se benefician hasta 76 personas, que tiene un rotundo éxito y en el que, según indican Manuel Gómez y la directora de enfermería, Mercedes Villegas, la capacidad de resolución de los problemas de los enfermos «es igual» a la atención en el propio hospital. Un circuito ágil hace que el usuario tenga un seguimiento continuado y que, si tiene que proceder al ingreso en algún momento, lo haga directamente a planta. Los resultados obtenidos son tan favorables que solo cuatro pacientes de 76 -menos del 1% de sus beneficiados- han tenido que volver a ser encamados en el hospital.
Humanización y cercanía
El día a día de María Navío, medico de esta unidad, se inicia con la visita regular que realiza a Ernesto junto a su compañera Ángela. Le toman la tensión, le administran el tratamiento para la enfermedad terminal que padece e incluso le sacan sangre desde casa, una atención que él recibe encantado casi sin salir de la habitación en la que duerme. «Esto es una maravilla», declara sin perder la sonrisa. Sus hijos y nietos lo visitan a diario, una facilidad de la que disfruta desde que se incluye en la hospitalización domicilio y que le permite no separarse de su chimenea en Alfacar. Junto a él, María y Ángela despliegan un maletín en el que guardan todo lo necesario para su atención. «Cuando venimos a visitarlos después de haber estado en el hospital ingresados, parecen otros», indica.
El pediatra Antonio Blanco acude también sin falta al domicilio de Aitana en Chauchina mientras su madre lo recibe con los brazos abiertos una mañana más. La niña padece una enfermedad rara por la que sufre, entre otros síntomas, ataques epilépticos que requieren de continua atención. «Para nosotros es una tranquilidad y un apoyo muy importante tener a los médicos en casa. Nos enseñan y nos indican qué hacer cuando algo le sucede y están siempre disponibles para lo que necesitamos», declara, ya que el trabajo de Antonio -como el de sus compañeros- continua con llamadas telefónicas que se resuelven a cualquier hora sobre dudas o posibles incidencias. «La confianza y el vínculo es mayor por el trato y porque entran hasta el salón de nuestra casa», insisten los familiares.
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