Esta es la historia de la Huerta de la Mariana: el cortijo de la Vega que está a punto de derribarse
Entre acequias centenarias y fantasmas de limoneros, la última huerta tradicional dentro del casco urbano de Granada se prepara para desaparecer
En un rincón tranquilo de la Vega granadina, donde antes las acequias deslizaban su agua y los tomates, pimientos, alcachofas y limoneros crecían al sol ... sin prisa, se encuentra un testigo silencioso de otra época: la Huerta de la Mariana. Este cortijo del siglo XIX, la última huerta tradicional que sigue dentro del casco urbano de Granada, se enfrenta a su mayor amenaza: la demolición inminente para albergar el ambicioso proyecto del Gran Parque de las Familias.
Probablemente dentro de unos días, la huerta de la Mariana será derribada y dejará de ser parte del paisaje agrario del pasado que sostuvo a Granada durante generaciones, aunque con muros heridos y un futuro cada vez más estrecho. Este futuro se ha jugado en horas recientes entre actos judicioales, errores de 'corta y pega' y camiones que iban a entrar a vaciar el interior para preparar el derribo.
Semillas de historia
Los documentos sitúan la existencia de la Huerta de la Mariana ya en 1864, cuando fue inscrita en el Registro de la Propiedad de Granada. Allí figura descrita como «dividida en tablas de regadío, poblados los márgenes de las tablas en que se divide para su mejor cultivo de toda clase de frutales».
Era una huerta vinculada al sistema histórico de la Vega de Granada. Las tablas de regadío, los ramales de acequias, algunas de origen árabe, y los frutales instalados en los márgenes daban forma a ese paisaje agrícola que envolvía la ciudad.
A lo largo de los años, mientras Granada crecía y se expandía, la Huerta de la Mariana se mantuvo como un fragmento casi milagroso de ese pasado rural. Fue también desde 1908 parte de la propiedad de la familia del escritor granadino Felipe Romero Olmedo (1929-1998), autor de la novela 'El segundo hijo del mercader de sedas'. Quien le dio nombre a la calle de en frente de la huerta.
Huerta viva
Durante décadas, esa finca no fue sólo un lugar documentado en papeles, fue huerta viva. Personas del barrio la cultivaron, parcelas de verduras crecían al ritmo de las estaciones, y en sus regadíos se recogían frutos que abastecían familias locales. Las acequias traían agua, los limoneros lanzaban su perfume y las hortalizas estiraban hacia el sol.
Y aunque hoy buena parte de esos cultivos han desaparecido, los informes de patrimonio recuerdan que «la descripción de la inscripción del Registro de la Propiedad del año 1864 de la Huerta de la Mariana coincide con total exactitud con las fotografías de 2025 de los cultivos y arbolado existentes». Era algo más que un paisaje, era memoria viva.
Junto a la huerta, el cortijo que albergaba viviendas, cuadras y almacenes agrícolas perdura, aunque con evidentes signos de desgaste. La construcción, tapial, mampostería, teja árabe, muros encalados y cubierta a dos aguas, es un buen ejemplo de la arquitectura de la Vega.
Sin embargo, no es sólo el paso del tiempo lo que amenaza la edificación. Según los informes de patrimonio, la finca sufre «humedades, pérdida de tejas, desplomes parciales y grietas estructurales». Además, aunque en 1989 fue incluida en el Plan Especial de Protección de la Vega, esa protección se retiró años más tarde sin explicación, dejando al inmueble sin figura de protección patrimonial eficaz.
La demolición
Hoy la Huerta de la Mariana se encuentra ante su momento decisivo. El Gran Parque de las Familias, proyectado junto a la circunvalación de Granada, contempla la demolición del cortijo para abrir paso al nuevo espacio verde. El Ayuntamiento de Granada defiende que la edificación está en ruina y que su mantenimiento sería inviable.
No obstante, desde el barrio de La Rosaleda y la asociación de vecinos, se resisten. La voz de vecinos, partidos políticos y asociaciones patrimoniales coincide en pedir una alternativa para conservar el cortijo, restaurarlo y darle un uso cultural o comunitario dentro del nuevo parque.
Hace a penas unos días hubo un intento municipal de acceder al cortijo para ejecutarlo de inmediato que se vio paralizado «por una errata en el auto judicial». El documento mencionaba un letrado en Salobreña en lugar de Granada, lo que obligó a suspender el operativo.
Izquierda Unida instó al Ayuntamiento a transformar la finca en un museo etnográfico que recreara la vida campesina de la Vega granadina, con visita, herramientas, todo lo que queda de aquel mundo. Para ellos, «la Alhambra ha estado en peor estado de ruina que este cortijo», recuerdan, lo que sugiere que la recuperación no es ni técnica ni técnicamente imposible.
Pérdidas culturales
Si se realiza el derribo, la ciudad de Granada tendría, según la organización Hispania Nostra, «una pérdida irreparable», pues la Huerta de la Mariana es «el último ejemplo de huerta tradicional con cortijo histórico dentro del casco urbano».
Se pierde mucho más que un edificio, se pierde un fragmento de identidad agrícola, una huella de las generaciones que cultivaron la Vega antes de la ciudad, una trama de acequias, hortalizas, frutales y casas de labranza que estuvieron vivas hasta muy recientemente. La demolición supondría arrancar parte del pasado rural de Granada.
La pestaña del reloj está corriendo. Por un lado, el proyecto urbanístico avanza, el parque debe ver la luz, se apela a espacios verdes, a la ampliación de zonas de esparcimiento y a la ciudad más amable, sostenible, pensada para las familias. Por otro, la huerta y el cortijo siguen plantados como obstáculo o vestigio, según como se los mire.
Mientras tanto, la comunidad del barrio y los colectivos patrimoniales no cejan en su labor de pedir, proponer y denunciar. Proponen que la finca sea conservada, restaurada y utilizada como equipamiento cultural, biblioteca, sala de exposiciones o museo agrario.
Cuando pase el tiempo, ¿qué recordará Granada de la Huerta de la Mariana? ¿Un espacio de hortalizas y limoneros a la sombra de la ciudad creciendo, o sólo una placa en el suelo que dice 'aquí se levantaba un cortijo'? ¿Se habrá convertido en parte del parque o simplemente se habrá dejado atrás?
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