El guardia civil que negoció con el atrincherado en Las Gabias: «No quería hablar»
La Guardia Civil realizó en tiempo récord un perfil psicológico del detenido para entablar una conversación con él, como suele hacerse en estos casos
Un amplio grupo de efectivos se movilizó este jueves a Las Gabias ante una situación extrema: un hombre atrincherado que amenazaba con explotar un edificio ... usando bombonas de butano. Guardia Civil, profesionales sanitarios y Bomberos trabajaron durante ocho horas, hasta que el hombre pudo ser detenido. En este periodo fue clave una figura, la del negociador, experto en lidiar con situaciones de este tipo. «Nuestro trabajo se basa en la comunicación. Cuando alguien no quiere hablar o no está en disposición de hacerlo, es difícil avanzar», explica en referencia al caso de Las Gabias.
La Guardia Civil cuenta con una red de negociadores formados para tal fin. Cuando son requeridos, el primer paso es valorar el nivel de amenaza de la situación. La más grave sería cuando hay rehenes, en cuyo caso acude la unidad especial de intervención, con base en Madrid, con su propio negociador. Mientras llega, actúan los negociadores de cada provincia. En Granada hay dos. «Nosotros hacemos el primer contacto hasta que llega la unidad de élite», cuenta uno de estos dos agentes.
El segundo nivel es cuando no hay rehenes. Se valoran distintos aspectos y se decide si acude la unidad de Madrid o si se encarga el grupo local. En el caso de Las Gabias se decidió que el de Granada se ocuparía de todo. Para tomar estas decisiones influye también la inmediatez: en ocasiones no se puede esperar a que acudan desde la capital. Hay que actuar con rapidez.
En cuanto a la negociación de este jueves, el hombre, de 66 años, no se mostró proclive a entablar una conversación, por lo que la situación se complicó. En este sentido, fue primordial desalojar el edificio para proteger a los vecinos, y garantizar también la seguridad de los agentes. Mientras, la Guardia Civil trazó en tiempo récord un perfil psicológico del individuo, como suele hacerse en estos casos. «No es lo mismo hablar con un esquizofrénico que con un depresivo», agrega el guardia civil.
Buscar el detonante
Para el negociador es esencial saber cuál es el objetivo del sujeto y cuál fue el motivo que le llevó a tomar la decisión de, en este caso, atrincherarse. «Hay que ir desarmando la historia. Si el detonante es una discusión con su pareja, es importante saberlo», recalca.
El tiempo corre siempre en contra y hay que recabar toda la información existente sobre el sujeto. Tienen que llegar lo más lejos posible sin necesitar órdenes judiciales, que pueden tardar demasiado para, por ejemplo, acceder a expedientes médicos. «Intentamos recopilar todos los antecedentes, llegar hasta su familia, amigos, etcétera. Además, nos aislamos para no contaminarnos con información de vecinos o prensa», admite.
Es importante destacar que el negociador no toma las decisiones, solo informa. Siempre debe haber un mando operativo que sea el que dicte cómo proceder. Si hay rehenes, por ejemplo, determina si en un momento dado se dispara al secuestrador. Los negociadores suelen contar también con asesores, como un psicólogo o un médico, dependiendo del caso. «Nuestro objetivo es siempre que se haga todo correctamente y se actúe conforme a la Ley», concluye el agente de Granada. Después de ocho tensas horas, lograron detener al individuo.
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