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El puente del Hacho, en la provincia de Granada, obra de Gustave Eiffel. IDEAL
La obra de Eiffel que se esconde en Granada

La obra de Eiffel que se esconde en Granada

El Puente del Hacho, entre Alamedilla y Guadahortuna, lleva 44 años en desuso y los municipios demandan a Renfe su cesión para poder actuar sobre sus infraestructuras

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Sábado, 2 de abril 2022, 19:33

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Cuando a uno le mencionan el nombre de Gustave Eiffel, lo primero que se le viene a la cabeza es la estructura de hierro ubicada a las orillas del río Sena que desde su construcción, en 1889, es un símbolo de la ciudad de los poetas malditos. Numerosas obras y edificios del ingeniero se encuentran por distintas partes de Europa o incluso del mundo, y una de ellas precisamente se ubica a medio camino entre Guadahortuna y Alamedilla, próximos a la comarca de Guadix.

Inaugurado en 1897, el Puente del Hacho conforma una estructura ferroviaria que da paso a la provincia de Jaén y que quedó en desuso en 1978, al igual que sucedió con la estación de los municipios a los que pertenece.

Desde entonces, los alcaldes de Guadahortuna y Alamedilla intentan recuperar el espacio y reacondicionar su uso, con el objetivo de convertir el puente en parte de su historia y sus monumentos para que este pueda ser visitado tanto por los turistas que llegan a la zona como por sus habitantes.

Imágenes del puente del Hacho. IDEAL
Imagen principal - Imágenes del puente del Hacho.
Imagen secundaria 1 - Imágenes del puente del Hacho.
Imagen secundaria 2 - Imágenes del puente del Hacho.

«Nuestra pretensión es realizar en él un proyecto de desarrollo para que se rehabilite y sea visitable, así como incluir alguna actividad relacionada con el mundo ferroviario por la gran importancia que el puente ha tenido en ese ámbito», indica a este periódico el primer edil de Alamedilla, Torcuato Cabrerizo.

Aunque el monumento está propuesto para ser considerado Bien de Interés Cultural, el principal problema al que se enfrentan los ayuntamientos de ambos municipios es que sigue perteneciendo a Renfe, motivo por el que su rehabilitación dependería de dicha administración. Esto yimpide que puedan solicitar subvenciones para su remodelación.

«Lo que pretendemos es hacer esta actuación sobre el puente extensible a otras administraciones como la Diputación, la Junta de Andalucía o incluso el Ministerio de Cultura, con la solicitud del 1,5% correspondiente a proyectos de este tipo», añade. «Si la empresa pública de la que depende no actúa en muchas ocasiones sobre las vías en uso, mucho menos lo van a hacer sobre las que a día de hoy no funcionan».

Por ello, demandan la cesión del Puente del Hacho o la posibilidad de ejercer una concesión administrativa a los ayuntamientos, ya que, de este modo, formaría parte de su patrimonio y podrían acceder a diversas ayudas. El puente lleva 44 años sin funcionar y en este tiempo tampoco se ha llevado a cabo sobre él ninguna modificación ni actuación de conservación.

Otro de los problemas a los que hacen frente es la seguridad en el entorno. «Mucha gente acude a lugar y, aunque no hay peligro de que la estructura se venga abajo, no hay ninguna vigilancia sobre la zona, por lo que el peligro reside en que pueda haber alguna caída, ya que la superficie se ha visto muy perjudicada en los últimos años».

Los municipios implicados llevan trabajando en su recuperación desde que en 1978 cayera en desuso. «Este es ya uno de sus nuestros últimos intentos que consideramos viable para su rehabilitación», afirma Torcuato Cabrerizo.

Historia y evolución

El viaducto, de 624 metros de longitud, fue encargado al estudio de Gustave Eiffel, y fueron sus alumnos y colaboradores Duvel y Butilia quienes, bajo la dirección y supervisión del ingeniero francés quienes realizaron la estructura que, a principios de la década de 1890, ya estaba concluida, aunque no sería puesta en servicio hasta 1898.

Desde su construcción se convirtió en un claro referente de la ingeniería civil, ya que es el puente de hierro más largo de España. Las vías pasan a 50 metros de altura sobre el río, soportadas por 11 pilares. Sin embargo, a pesar de la importancia que tuvo el puente a principios del siglo XX, a finales de la década de los 70 estuvo a punto de ser dinamitado y volado por los aires. Finalmente fue salvado y empezó a surgir la necesidad de declararlo monumento histórico-artístico a principios de los años 80.

Los habitantes de la frontera de los Montes Orientales tienen como propia la imagen que dibuja el puente de hierro y no conciben el paisaje del río y del Barranco de la Camella sin la estructura metálica que lo cruza desde hace más de un siglo y que ha sobrevivido durante todo ese tiempo a situaciones sociales, pasando por repúblicas, dictaduras, una guerra civil y una larga represión social.

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