Las manos que moldean el hierro en Guadix
Un alumno del IES Acci de Guadix, el único centro de la provincia que oferta este ciclo formativo, gana el concurso interregional de soldadura
Juan Manuel se prepara, como cada mañana, con la indumentaria que le acompaña desde hace un año en sus clases de soldadura. Guantes, una lámina ... de protección visual y un mono de tono azul forman parte de su uniforme y el de sus compañeros. Así discurren las jornadas para estos alumnos del ciclo formativo de soldadura del IES Acci, el único de la provincia en el que los jóvenes pueden aprender el ificio de soldador.
El joven reconoce que nunca se tomó demasiado en serio los estudios en el instituto, hasta que empezó a cursar estas nuevas materias. Ahí, vio la importancia de hacer y aprender lo que a uno le gusta. «Esta es la base de todo», explica en un momento en el que rebosa motivación y ganas de aprender. Esa inquietud, unida a un trabajo y esfuerzo constante, es la que le ha llevado a ganar hace tan solo unas semanas el primer premio del concurso interregional de soldadura, que tuvo lugar en Lorca. Tres pruebas de más de tres horas cada una tuvo que superar Juan Manuel para conseguir ser ganador de la prueba con tan solo 18 años. Admite, aún con sorpresa, la ilusión que le causó conocer la noticia, pero también que nunca imaginó que podría llegar tan lejos.
Expresa también los nervios previos a cada una de las demostraciones en las que tuvo que construir distintas estructuras. «Cuando vi toda la gente y talento que había allí, casi me marcho», reconoce días después. No creyó que con todos los chicos que participaban, él pudiese ganar. Fue su profesor José Antonio Moreno quien lo eligió para participar. El joven estuvo meses preparándose para ello, incluso durante sus horas libres. Una dedicación que, después, consiguió sus resultados, pero que confiesa que habría sido imposible sin la dedicación de su docente. «Estuvo meses enseñandome sus truquillos, nunca creí que a nadie le gustase tanto enseñar», destaca.
Compañerismo
No obstante, el muchacho cuenta que lo que más le gustó de la experiencia fue el aprendizaje que ganó ese día, tanto de los profesores allí presentes, como del resto de alumnos que participaron en el concurso. «El compañerismo fue una parte esencial en el proceso», asegura Juan Manuel.
Cuando el estudiante piensa en el proceso de aprendizaje y evolución que ha vivido desde hace un año, no puede evitar pensar, además de en su profesor, en su jefe. Aunque aún le queda un curso más para terminar el ciclo de soldadura, ya ha empezado a hacer sus pinitos en el mercado laboral con el objetivo de seguir ganando experiencia y de desarrollar aún más destreza. «Una de las personas que más me ha ayudado a conocer y entender la soldadura es mi jefe. Me ha dedicado una paciencia absoluta», declara aún con gestos de agradecimiento.
El chico muestra verdadera entrega cuando habla del oficio que aún aprende y al que llegó por influencia familiar. Fue su tío, también dedicado a la soldadura, el primero en el que vio una oportunidad y que le mencionó este mundillo.
Importancia
Pero cuando el joven piensa en aquello que es fundamental para trabajar de soldador, no puede evitar mencionar la concentración. «Ser capaz de aislarte y concentrarte para tener buen pulso y ser muy minucioso es la parte más importante de nuestro trabajo», confirma.
La paciencia y la constancia se suman a los requisitos. Su profesor José Antonio coincide también con él en que es algo que a la gente le tiene que gustar de verdad porque no es un trabajo convencional ni de echar «pocas horas». La gente de la zona le hablaba de las oportunidades laborales, pero nunca imaginó que, efectivamente, la profesión tuviese cada vez más salidas. Los jóvenes pueden elegir desde ser chapistas, a montadores de estructuras metálicas, carpinteros metálicos o tuberos.
Además de las opciones, el profesor explica que la falta de relevo generacional ha sido otra de las razones que ha impulsado la gran necesidad de soldadores que hay en muchas ciudades, motivo por el que encuentran trabajo incluso antes de terminar el ciclo formativoo justo días después de finalizar sus estudios.
Los alumnos reciben esta noticia con gran optimismo al tiempo que expresan que la soldadura «es un mundo que les abre un abanico de posibilidades». No hay en José Manuel y sus compañeros ni un ápice de dudas sobre a qué se quieren dedicar. El oficio de soldador tiene cantera para años y se forja en Guadix.
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