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Charo Rueda en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR. PEPE MARÍN
«Lo grave de 'El juego del calamar' es que la violencia se pone en un contexto infantil»
Charo Rueda - Psicóloga e investigadora

«Lo grave de 'El juego del calamar' es que la violencia se pone en un contexto infantil»

Esta psicóloga reconoce que educar no es fácil y aporta las claves para que los niños no consuman contenido inadecuado

Laura Ubago

Granada

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Sábado, 23 de octubre 2021, 23:34

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Charo Rueda trabaja en un laboratorio luminoso con un peluche gigante del Pato Lucas en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada. Se encarga de analizar el cerebro de los niños desde que tienen 6 meses y de observar cómo influye el ambiente en el que se desarrollan. Experta en Neurociencia Cognitiva del Desarrollo, tiene un libro sobre la atención que lleva días en la calle. Esta psicóloga analiza y se escandaliza por el fenómeno viral de esa serie que está introduciendo la violencia en los recreos como si fuese algo inocente como un balón. La investigadora, que reconoce la dureza de educar, ofrece algunas claves para convertir niños en adultos sanos y felices.

–La serie de Netflix 'El juego del calamar' (clasificada para mayores de 16 años) se ha colado en los patios de los colegios. Los niños emulan pegarle un tiro al que pierde. ¿Cómo es de grave la normalización de la violencia en los menores y en qué puede influir a la larga?

–La normalización de la violencia es gravísima. Sobre todo en una mente que está creciendo, en un niño que está creando una percepción del mundo. Y que esto sea una cosa normal que aparece en un recreo o en la televisión te hace concebirla como una forma de relacionarse. Lo que me parece especialmente grave en 'El juego del calamar' es que la violencia se pone en el contexto de un juego infantil que se resuelve de una forma brutal. La mente de un niño cuando es pequeño está abierta. Todos los 6 de enero les hacemos ver que existen los Reyes Magos y al final aprenden que no es real, pero me parece una exposición bonita. Si lo que hacemos es mostrarles una ficción como la de esta serie, lo que les hace ver es que un mundo así es posible.

–¿Qué problemas pueden desarrollar los niños expuestos a esa violencia de forma cotidiana?

–Las investigaciones de niños que crecen en situaciones de violencia o de mucha pobreza que son más vulnerables muestran que hay un impacto en el cerebro por la exposición a situaciones de adversidad como la violencia. Estos cambios alteran la respuesta cerebral al estrés. Los bebés de madres expuestas a violencia se convierten en hiper o hiposensible al estrés y eso deriva en reacciones excesiva ante situaciones de la vida. La violencia no es exclusiva de estos entornos. Lo que tienen los padres que pensar qué tipo de persona quieren desarrollar en sus hijos: si quieren fomentar convivencia, respeto, empatía o si quieren relaciones basadas en poder; el si no haces esto, te pego.

Apetencias de los niños

–Muchos de estos padres reconocen haber visto 'El juego del calamar' con sus hijos. ¿Cuesta mucho decirle que no a los niños y contrariar sus apetencias?

–Ser padre o ser madre no es fácil. Uno de los aprendizajes mayores que tiene que tener el niño para desarrollarse socioemocionalmente es la capacidad de identificar sus deseos y ponerlos en el contexto del de los demás. Nuestra tendencia más animal es querer llevarlo a cabo: quiero ver esta serie porque tú o mi amiguito la veis. Tenemos que aprender que no siempre se pueden llevar a cabo y los padres tienen que saber educar al niño en esa renuncia y las ventajas que puede tener. Los padres tienen que saber negociar con un niño. En el contexto de ver una serie es muy difícil explicarle a una mente así que los padres sí la pueden ver y el niño no y tienen que verla cuando él no esté presente.

–Esta serie se ha convertido en una moda. ¿Cómo se ve influido un niño por los demás?

–Es muy difícil porque la presión social es enorme es la misma que el teléfono móvil porque todos mis amigos lo tienen y si nadie para el círculo van a tener móvil a los tres años. Una cosa que es especialmente preocupante es que cada vez juegan más en situaciones virtuales y menos en reales. Entonces el contenido de los juegos está manejado por otros porque en un contexto real, el juego es negociar entre ellos. La violencia en los videojuegos me parece aberrante y se debería regular el contenido de estos. Los padres pueden luchar en su entorno y explicarle a los niños que no tendrán móvil hasta que no haya una razón de peso.

Dónde se educa

–¿Cómo se puede frenar lo viral? Algunos colegios han mandado circulares a los padres para advertirles del contenido de 'El juego del calamar'. ¿Dónde se educa, en casa o en el cole?

–Vaya pregunta más difícil. En la educación en el entorno del hogar los padres tienen libertad de cátedra y deciden el tipo de valores que quieren fomentar. Es verdad que también tienen que recordar que no viven en un contexto aislado y para que la sociedad funcione el niño tiene que ser capaz de respetar al otro. A la escuela también le corresponde fomentar ese tipo de habilidades, es un lugar donde sociedad decimos lo que nos parece importante desarrollar. En el colegio se deben poner en marcha los valores y en ese sentido, en el recreo deben decir los maestros qué cosas son oportunas. El maestro puede decirle a los padres las consecuencias de que sus hijos vean contenidos violentos.

–¿Ven los padres más gravedad en las imágenes sexuales que pueden consumir los niños que en las violentas?

–A veces lo sexual está peor visto que lo violencia y lo peor es cuando mezclas ambas cosas porque se deforma todo. Mucho más educativa es una escena en la que se vea a dos personas quererse, amarse, que una escena donde haya una persona matando a otra.

–¿Cómo son las nuevas generaciones de niños, qué tendencia hay en su educación?

–Veo una tendencia que igual tiene un componente sociocultural. Comparo un poco la generación de nuestros padres con cómo educan las nuevas generaciones. A mí me parece que comparten ambas el hecho de que quieren lo mejor para sus hijos y los padres actuales tienen más medios. Ahora los padres me da la sensación de que no saben poner límites y que no saben enseñar en la renuncia además de en los deseos. No todo lo que deseamos el posible porque si no nos convertimos en dioses caprichosos, que solo existe machacando los deseos de los demás. Lo que tienes que hacer es educar en la renuncia y tener la capacidad de balancear el dar oportunidades para el desarrollo del niño pero sabiendo que no se puede conseguir todo. Un niño con exceso de cosas acaba apreciándolas menos y eso se refleja en tu vida adulta a la que llegas sin desarrollar la capacidad de sacrificio.

Gritar a los niños

–Perder los nervios y gritar a los niños... esta es una situación de la que se arrepienten los padres a diario. ¿Qué hacer? ¿Que es mejor un castigo o un premio?

–Lo que tiene especial importancia es la capacidad de generar relaciones de confianza entre el niño y los padres. Eso se construye con la consistencia en la educación, hay cosas que no me gustan en el niño y mi reacción no es gritar, es no hacerle caso ni prestarles la atención hasta que no lo corrijan. A la hora de elegir entre castigo y premio hay que tener en cuenta que ambas cosas son efectivas pero el castigo solo lo es cuando es proporcionado y de una forma afectiva y sensible.

–¿Cómo pueden conseguir los padres que sus hijos sean adultos sanos y felices?

–Ahí hay dos ejes. El de la seguridad afectiva. Debe tener un entorno en el que se sienta querido, apreciado y sepa que es importante. Cuando uno crece en un entorno así el cerebro va a tener un desarrollo más óptimo. Y por otro está el de la estimulación cognitiva. Darle oportunidades no solo de saber cosas, estimular su mente para que sepa leer, escribir, razonar, que tenga sentido común. Por ejemplo, hablarles, leerle y estimular su atención y su empatía.

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