Granada supera ya la cifra de 6.400 licencias hosteleras mientras el sector cae en España
La afluencia turística mantiene los bares con una demanda que garantiza, por ahora, la rentabilidad del sector
¿Recuerdan aquella 'vieja' canción de Gabinete Caligari que hablaba de bares, conversaciones y amor? Pues a la vista de las estadísticas que maneja Hostelería ... de España, la principal patronal de este sector, quizá habría que ir pensando en ponerle el nombre de los Gabinete a alguna calle o alguna plaza de Granada, como en su día se hizo con el ínclito Joe Strummer, de los Clash, en el Realejo. En efecto, Granada es tierra de bares, ergo de intensas conversaciones, ergo de intensos amores. Mientras que en Granada, en el conjunto de los 174 municipios -incluido Fornes, el último en independizarse-, el número de locales dedicados a la hostelería ha crecido en los últimos siete años contabilizados, pasando de 6.239 a 6.406, en el conjunto de España la evolución es exactamente en sentido contrario: de 314.185 a 309.625. Realmente habría que hacerle monumentos a Gabinete en otras muchas provincias donde también crece el número de licencias en el periodo que estamos examinando, pero también es igual de cierto que decrece en otras muchas. Ahí están las magnitudes negativas de España referidas unas líneas más arriba.
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3,37 En la capital hay 3,37 establecimientos hosteleros por cada millar de habitantes.
La cuestión es que más allá de las perspectivas sociales relacionadas con el placer de tomar unas cañas o unos cafés con los amigos o sentarse a la mesa para almorzar o cenar, este asunto debe ser analizado desde una perspectiva economicista. Lo que está claro es que si hay más negocios es porque hay gente que acude a ellos y porque son rentables en términos generales -otro debate es si los beneficios son ahora mayores o menores que hace siete años-. Hay otras consecuencias positivas. Se crea más empleo, aunque la calidad del mismo, relacionando la retribución con el número de horas en el tajo, no sea el óptimo, tal y como critican de forma reiterada las organizaciones sindicales. El factor estacionalidad es clave. Las plantillas se refuerzan cuando se prevén picos de demanda durante el verano, especialmente en la Costa Tropical, pero también en campañas concretas como pueden ser la navidad, la Semana Santa y determinados puentes como el 'acueducto' de la Constitución y la Inmaculada.
La capital, motor hostelero
Buena parte de esos 6.406 restaurantes, cafeterías... se concentran en la ciudad de Granada, que sí despunta en el ranquin nacional, con 3,37 establecimientos por cada millar de habitantes. Por encima de Granada tan sólo se sitúan León (5,03), Salamanca (4,22), Zamora (4,14), Orense (4,05), Palencia (3,60), Logroño (3,53) y San Sebastián (3,39). Después viene Granada y después las cuarenta y dos capitales restantes. No hay más que darse una vuelta por el centro. Recuerden, por ejemplo, cómo era antes la calle Ángel Ganivet y cómo es ahora.
El presidente de la Federación de Turismo y Hostelería de Granada, Trinitario Betoret, tiene claro el diagnóstico. «Detrás de esta coyuntura está el turismo». Y es que las cifras de la Encuesta de Ocupación Hotelera están ahí. A expensas de computar diciembre -normalmente el informe de este mes se suele publicar coincidiendo con la feria Fitur de Madrid-, el destino 'ciudad de Granada', registró en 2018 un total de 1.726.296 viajeros frente a los 1.650.525 del mismo intervalo de 2017. Es decir, Granada va a más. En el caso de España, la tendencia intermensual es negativa y la expectativa es que también lo sea la interanual.
«En efecto -asegura Betoret- hemos capeado el temporal mejor que otras zonas, y el hecho de que haya más bares está vinculado a que no han menguado los turistas». «Además, en muchos casos, este incremento se asocia al aumento de los alojamientos que ofrecen servicios de restauración», explica Betoret. Así es. En 2010 había 643 y en 2017 nos habíamos situado en 765.
Según Betoret, en su momento, coincidiendo con los años más duros de las crisis, éste fue un sector refugio para quienes perdieron su puesto de trabajo. Algunos han cerrado en estos años, pero en muchos casos se ha producido un cambio de titularidad ya sí hacia profesionales que han permitido que se consolide la actividad. Trinitario Betoret afirma que más allá de consideraciones cuantitativas, también conviene realizar un análisis cualitativo, en el sentido de la calidad que se está ofreciendo tanto en producto como en preparaciones más allá de la tradicional tapa, una 'gancho' que, bajo su punto de vista, está lejos de ser un auténtico reclamo para atraer visitantes hasta Granada, que buscan una buena gastronomía con independencia del bocado que le puedan poner con la cerveza, el vino o el refresco. «En Granada hemos puesto esto en valor, y también hemos ido asumiendo poco a poco nuevas estrategias de ventas, mientras que quizá en otros lugares no se han puesto las pilas en este sentido», refiere Trinitario Betoret.
A pesar de ello, el máximo responsable de la Federación advierte de un sobredimensionamiento de oferta que obliga a redoblar los esfuerzos en las épocas valle de cada ejercicio, como la que comienza después del 7 de enero hasta prácticamente finales de marzo, «salvando Sierra Nevada». ¿Hasta cuándo se mantendrá este ciclo alcista? «Es difícil de predecir», responde Betoret. «Lo que es sintomático es que sigamos mejorando».
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