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Último adiós al fallecido en la Catedral de Granada.

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Último adiós al fallecido en la Catedral de Granada. PEPE MARÍN

Granada llora el asesinato de José Manuel

Más de medio millar de personas han dado el último adiós al agente en un funeral presidido por el ministro de Interior y oficiado por el arzobispo en la Catedral

Javier Morales

GRANADA

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Jueves, 1 de enero 1970

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La Plaza de las Pasiegas rompió en lluvia y lágrimas cuando a las nueve y media llegó el cortejo fúnebre con los restos mortales de José Manuel Arcos. El agente de la Guardia Civil, que falleció en acto de servicio tras recibir un disparo en el abdomen en la noche del lunes, estuvo arropado por su familia y amigos, por casi 300 compañeros de la Comandancia granadina y llegados desde otras provincias, por decenas de agentes de las policías Local y Nacional, además de los casi 200 granadinos que se han acercado hasta la Catedral. El templo se ha quedado pequeño en un funeral presidido por el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska y oficiado por el arzobispo de Granada.

Un grupo de compañeros de la Guardia Civil que portaban las coronas de flores precedió a los que sobre sus hombros cargaban el féretro con el cuerpo sin vida de José Manuel, que una hora antes, en la Comandancia, fue condecorado a título póstumo con la Cruz de la Orden al Mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo. Detrás, sus familiares y amigos. A ambos lados del pasillo en las Pasiegas, hileras de miembros de la Benemérita, uniformados, en absoluto silencio y con la vista clavada en el féretro, cubierto por la bandera nacional. Junto a ellos, las autoridades civiles y militares.

La multitud hizo pequeña a la Catedral. En la bancada central, con las autoridades en cabeza, se agolparon muchos de los granadinos ajenos a la familia que también quisieron dar su adiós a José Manuel. En uno de los laterales, junto al altar, sus allegados, abrazados entre lágrimas en la primera fila. Al otro, los compañeros de la Guardia Civil y quienes tuvieron que quedarse de pie hasta los metros próximos al pórtico.

Cuatro agentes custodiaron el féretro, rodeado de coronas, en todo momento. En la homilía, el arzobispo, Francisco Javier Martínez, valoró el trabajo de quienes, como José Manuel, «hacen posible que descansemos tranquilos, que vivamos más seguros (...) Esto es un signo de la gratitud por el don de esa vida, de quienes ponéis en riesgo vuestra vida por la seguridad. No podemos más que agradecerlo de todo corazón. Gratitud que no es un consuelo y un alivio, pues no nos devuelve a José Manuel». El arzobispo recordó la celebración, hace menos de una semana, de la Virgen del Pilar, patrona de los guardias civiles, en la Comandancia de Granada y pidió «que todos nos comprometamos por un mundo de hermanos, por luchar contra el terrorismo o la droga que tanto destruyen».

El momento más emotivo llegó en los últimos instantes de la misa funeral, cuando tomó la palabra uno de los compañeros y amigos de José Manuel. Prometió arropar a la familia: «José Manuel, hoy hacemos nuestro último servicio juntos. Qué extraño será no escuchar tus consejos. Hoy, despedimos al hombre más grande, en el templo más grande y la ciudad más grande. Y te hacemos una promesa: jamás tu familia estará sola».

Tras el acto en la Catedral, la comitiva salió de nuevo a la Plaza de las Pasiegas, donde la banda interpretó el himno de la Guardia Civil. La música, las campanas, los vítores a la Benemérita y los aplausos quebraron la quietud que durante toda la mañana se adueñó de la plaza. Junto al féretro, su familia abrazada entre lágrimas antes de emprender el camino hacia el último adiós, en el cementerio de San José.

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, dijo una vez acabado el homenaje que la muerte de José Manuel Arcos es «la muestra clara y evidente de que la Guardia Civil y todos sus miembros se preocupan de todos nosotros hasta la vida para garantizar un espacio tranquilo, de paz». «Es un día muy triste para la Guardia Civil, pero también para todos los ciudadanos que nos sentimos apoyados y respaldados», señaló. No quiso pronunciarse sobre si el agente llevaba o no chaleco antibalas en el momento en que recibió el disparo: «Hoy, más allá de cualquier homenaje, tenemos que hacer un homenaje y un recuerdo a José Manuel».

Grande-Marlaska mostró su «apoyo» a su familia y a los compañeros del puesto de la Guardia Civil en La Zubia. Sobre la compañera que acompañaba a José Manuel Arcos en el momento del disparo, también presente en el funeral, dijo que es «una gran profesional» y que «estuvo a la altura de las circunstancias, como hacen todos los miembros de la Guardia Civil».

Al funeral asistieron entre otros el delegado del Gobierno en la Junta, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis; la consejera de Justicia e Interior de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar; el presidente de la Diputación de Granada, José Entrena; el alcalde de la capital, Francisco Cuenca o el presidente del TSJA, Lorenzo del Río, además de altos cargos de la Guardia Civil, Policía Nacional y Fuerzas Armadas.

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