Granada importa casi el doble de hortalizas extranjeras que hace una década
La provincia pierde peso en las exportaciones y cultivos como el tomate caen un 40%, mientras que países de América Latina ganan terreno a Marruecos
La rabia que inunda carreteras de chalecos amarillos y desparrama hortalizas sobre el asfalto se ha cosechado año a año en la última década, cuando ... Granada empezó a depender más de los alimentos de fuera. Las importaciones de frutas, hortalizas y legumbres se disparan, mientras el comercio del producto autóctono se resiente. Desde 2013 hasta hoy, en la provincia las importaciones de estos productos han crecido casi el doble, mientras que el gasto de traer género de fuera ha aumentado un 266%, según los datos del Ministerio de Comercio .
En 2023, Granada fue puerta de entrada 20.904 toneladas de hortalizas, frente a las 11.288 toneladas que se introdujeron en 2013, un 85% más. Marruecos, como verdulero de Europa, es el país extracomunitario que lidera las importaciones que se hacen desde la provincia, aunque en el último año ha perdido relevancia y hegemonía en el mercado, cayendo un 26%. Países como Costa Rica o Perú le ganan terreno y empiezan a establecerse como sus principales competidores.
La alimentación depende cada vez más de terceros países, mientras que las exportaciones de productos granadinos han sufrido un ligero descenso. En 10 años, Granada ha perdido un 14,36% de peso en las exportaciones, pasando de meter en el mercado 204.271 toneladas a introducir solo 174.942. Eso sí, el valor de las exportaciones ha crecido y la provincia facturó 405.597.644, 1 euros, un 49% más que hace una década.
Uno de los productos que más se ha visto resentido por la competencia «desleal» de terceros países es el tomate, razón por la que los agricultores granadinos escogieron este fruto para arrojarlo esta semana a la entrada del puerto de Motril.
Hace una década la provincia lograba situar en el mercado internacional 84.884,1 toneladas y ahora ha caído hasta 47.208,6, un 44,38% menos. Las asociaciones agrarias critican la arbitrariedad de normativas que rigen la producción agraria en España y Europa frente a estos terceros países y denuncian los controles laxos que se presuponen pasan estos productos que se importan en nuestras fronteras, ya que «falta información». Las hortalizas de fuera pasan pocos controles y falta información. «En los puntos de inspección fronterizos portuarios creo que no se hacen analíticas, se controlan simplemente los albaranes para ver la cantidad y el precio al que entran. Todos los años se superan los contingentes y los cupos marcados, no son muy estrictos y se supera con creces esa cantidad de producto», reitera Nicolás Chica, secretario general de UPA.
«Pasamos muchos controles y han aumentado considerablemente en los últimos años. Se aumentan los criterios que exigen las certificadoras hasta tal punto que ya no solo comprueban la procedencia de los productos, sino que además al operador se le comprueba el número de trabajadores y si están regularizados y se hacen controles al agricultor para verificar qué desarrollo de cultivo efectúa. Hay un control estricto desde que se planta la semilla, un seguimiento de los productos que empleamos y comprueban hasta qué cuchillo utilizamos para cortar, mientras que a los productos importados no se les puede hacer tanto seguimiento», lamenta Chica.
«Queremos cláusulas espejo para que se impongan a los terceros países las mismas condiciones y que comercialicen aquí con las mismas reglas. Que su seguimiento sea desde que la semilla cae en la tierra», añade. Por último, los agricultores con sus protestas confían en lograr que, cuando haya producción europea de una hortaliza, se priorice su entrada en el mercado y los cupos de verduras de fuera se empleen cuando en este continente no coincida con el periodo de campaña de ese producto.
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