Granada, la cantera de los pastores de Andalucía
La décima ediciónde la Escuela de Pastores consolida el viejo oficio ganadero y asegura el relevo generacional en los campos, sierras y dehesas
La sede del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (Ifapa) en el Camino de Purchil de Granada se vistió ayer de largo para ... celebrar la inauguración de la décima edición de la Escuela de Pastores de Andalucía. Asistieron representantes políticos como el secretario general de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Junta de Andalucía, Vicente Pérez García de Prado;la presidenta del Ifapa, Lourdes Fuster Martínez;o el propio director de la Escuela de Pastores, Francisco Ruiz Morales.
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También estuvieron presentes muchos exalumnos que ya son pastores profesionales, muchos también de los pastores-mentores que comparten su oficio y experiencia y, por supuesto, los dieciséis alumnos seleccionados para esta décima edición. Se asienta así una escuela en el tiempo y en el futuro, ya que los pastores que aquí se forman tienen prácticamente garantizado un empleo.
Quizá por eso, al revés del refrán popular que recuerda aquello de que 'reunión de pastores, oveja muerta', en la sede del Ifapa las reuniones de pastores y futuros pastores logran que la ganadería, los rebaños, las ovejas, las cabras y las vacas estén más vivitos y coleando que nunca.
Porque además de cumplir el objetivo de proporcionar un trabajo a sus alumnos, la Escuela de Pastores, explica su director, Francisco Ruiz Morales, también guarda la memoria ganadera de Andalucía: «El proyecto de la Escuela de Pastores nace para potenciar el papel medioambiental de la ganadería extensiva», recuerda. «El objetivo es crear puestos de trabajo y potenciar el relevo generacional, que no se pierda el pastoreo. Son los primeros objetivos que tenemos desde hace diez años. Que no se pierda el conocimiento que tienen los pastores».
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Además, añade el director, «también es para nosotros un tema esencial la preservación y cuidado de nuestras razas autóctonas, así como la conservación del medio ambiente», en referencia a los campos, dehesas, sierras y parques naturales que tapizan Andalucía.
Con estos objetivos y toda una década de experiencia, la Escuela de Pastores de Andalucía tiene gancho. Tiene mucho tirón.De hecho, a la presente convocatoria se han llegado a presentar más de medio centenar de solicitudes y se han cubierto las dieciséis plazas del tirón.
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Ayudas a la formación
Las razones de este éxito se basan tanto en sus objetivos como en las salidas profesionales que garantiza. Asimismo, es gratuito gracias a las ayudas de la Unión Europea para formación (80% UE y el 20% la Junta). También se fomenta la igualdad de la mujer, máxime al tratarse de un ámbito rural. «En efecto, se apuntan también muchas mujeres», señala el director. «En otras ediciones hemos tenido una relación de 70/30 de hombres y mujeres, pero el objetivo a partir de esta edición es llegar al 50/50».
Es el caso, por ejemplo, de Yolanda, que trabaja como asistenta personal en ayuda a domicilio por las mañanas en su localidad natal, Almuñécar, pero que quiere seguir con la tradición familiar del pastoreo. «Es que mi padre es pastor, y tiene cabras de raza malagueña. Son unos sesenta chotos y cuatro machillos, que van a ser para mí», comparte con ilusión. Sabe que va a ser así porque tiene dos hermanos más, una hermana que es madre de tres críos y se dedica a ellos, y un hermano con una minusvalía. «Pero se las sabe todas. Enseguida sabe si algún choto está resfriado», explica de su hermano. También quiere dar un paso adelante. «Me encanta hacer queso. He aprendido y poco a poco quiero impulsar esta parte del negocio en el futuro».
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Carlos es de Guadix. Desde que tenía uso de razón siempre había querido ser un pastor. De hecho se escapaba del colegio y se iba al campo a buscar su rebaño. Su familia tiene uno de ovino segureño con 1.200 cabezas, Así que se ha apuntado al curso porque por fin se va a formar. «Ycumpliré mi sueño».
Fran, el alumno más joven de todos, tiene gracias a su familia 250 vacas pajunas y berrendas en Güéjar Sierra. Ama este tipo de vida. «En el campo, a caballo para vigilarlas, porque están sueltas».
Otro ejemplo es el de Lucía. Su familia tiene en Vélez de Benaudalla casi quinientas cabras. Yquiere ser pastora para cuidar el rebaño y algo más. «Me gustaría diseñar productos de cosmética con la leche de cabra. Serán todo productos naturales, que venden mucho y están de moda. ¿No se bañaba Cleopatra en leche?».
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