El globo de Maracena
Crónica Política ·
Dos semanas después, la investigación del secuestro sigue bajo secreto sumarial y no ha trascendido ningún dato sobre la supuesta trama urbanística. Ni el PP alude ya a ella. Sí se ha destapado la rivalidad entre la alcaldesa y la concejalaCuando Noel López empezó a darle vueltas a la lista de las municipales de 2019 tenía una cosa clara: sería la última vez que se ... presentaría como candidato a la alcaldía de Maracena. Cogió el bastón de mando en 2007, cuando relevó a Julio Pérez, padre del ahora candidato del PP. Mantuvo la mayoría absoluta hasta en los peores momentos electorales del PSOE y quería dar el salto. Lo había intentado cuando disputó a José Entrena la presidencia de Diputación y después las primarias, pero no le salieron las cuentas por 134 votos. Noel hizo una lista con la mente puesta en su relevo. Situó en el dos a Berta Linares, a la que ya había promovido en 2017 como vicesecretaria del PSOE de Granada; su cuota tras el ajustado proceso interno. Y fichó a Vanessa Romero para el número seis; una abogada que militaba en el partido y estaba en la estructura local. A ella le encargó el área de Urbanismo –que había llevado la propia Berta– y empezó a funcionar con solvencia.
Todo bien hasta que llega la pandemia y precipita grandes cambios internos. Carlos Porcel, concejal de Presidencia y persona de confianza dentro del Ayuntamiento, se incorpora a un instituto como refuerzo covid de profesor de Historia. Noel decide entonces sumar a Vanessa estas competencias y se convierte durante un tiempo en la todopoderosa concejala de Presidencia y Urbanismo. El todavía alcalde cada vez tiene menos tiempo para estar sobre el día a día del Ayuntamiento y a todo esto se suma que, como inmunodeprimido –está trasplantado de riñón–, se podía exponer poco con el covid. La alcaldía estaba delegada. A ratos para Berta Linares, otras veces para el diputado provincial Antonio García Leyva y, durante meses, en la propia Vanessa Romero. Por eso la liberó de Urbanismo –se lo dio a Berta– para que Vanessa se centrara en Presidencia. Era a quien reportaban los concejales y quien, en la práctica, llevaba el Ayuntamiento. Una promoción meteórica.
Y empezaron las rivalidades. Nada que no suceda en otros ayuntamientos cuando hay una sucesión a las puertas y varios aspirantes al puesto.
En octubre de 2021, Juan Espadas nombra a Noel López secretario de Organización del PSOE de Andalucía; el cargo de mayor influencia orgánica que hayan tenido los socialistas granadinos. La dimisión como alcalde se pospone más de lo previsto porque el partido no consigue hacerle un hueco en el Senado –una senadora se resiste a cederle el puesto–. Finalmente, Noel entra en las listas de las autonómicas y deja la alcaldía en julio. Se va del todo y lo que estaba bajo control se convierte en un avispero.
Apartó a Vanessa Romero en la estructura orgánica y, en el Ayuntamiento, la relegó a concejala de Maracena 2030
Había una terna para sucederle pero, por ley, el puesto correspondía a Berta salvo que ella renunciara. Había ganado protagonismo y también se había convertido en secretaria local del partido. Apartó a Vanessa Romero en la estructura orgánica y, en el Ayuntamiento, la relegó a concejala de Maracena 2030.
SURGIÓ EL AMOR
Meses antes de todo esto, Berta conoció a Pedro. Los dos habían salido de una separación y no estaban en un momento fácil. Era proveedor del Ayuntamiento para algunas fiestas a las que suministraba material de la tienda de globos que tiene en Málaga. Empezaron una relación, aunque todavía en la distancia. Los compañeros que coincidieron en alguna ocasión con la pareja dicen de él, lo más, que tenía pinta de engreído, pero no apreciaron nada extraño. Tenían planes de futuro, Pedro se empadronó en Maracena y buscó un local en Armilla para contar con un punto de apoyo para su negocio.
En el Ayuntamiento, la tensión iba a más. Berta ya había comunicado a algunos concejales quiénes continuarían en la lista de mayo y Vanessa, aunque no tuviera una noticia directa, contaba con indicios de sobra para saberse fuera. «Había tiranteces. Vanessa empezó a decir que tenía papeles. Era un secreto a voces que sacaba copias de los expedientes», cuenta alguien de dentro. Mensajes a móviles, presiones y hasta rumores de que el dossier había llegado más arriba.
Hasta aquí, tampoco nada que no suceda en otros ayuntamientos. A pocos kilómetros de Maracena hay, al menos, dos consistorios con líos en la fiscalía y en los juzgados.
SIN REPAROS
Hasta que el 21 de febrero se produce el secuestro denunciado por la concejala y que se encuentra bajo secreto de sumario. En paralelo, se filtra que detrás de todo quizás haya una supuesta trama de corrupción que pretendía denunciar la víctima. El PP pidió un pleno y una investigación sobre la marcha y una tía de Vanessa, también concejala, atribuyó todo a las presuntas irregularidades urbanísticas y al anterior alcalde. Los expedientes que estuvieran en el coche el día de los hechos acabarán en un juzgado y ya se verá el recorrido que tienen.
De momento, doce días después no hay ninguna acusación directa en la esfera política, ningún dato concreto. La dirección popular mandó desinflar este globo. Y así ha sido. En el pleno extraordinario de esta semana el foco se puso sobre el empadronamiento de la expareja de la alcaldesa y las facturas a su empresa. Cuentan en el entorno del gobierno municipal que alguna hay, aunque cantidades pequeñas de unos cientos de euros. Internamente se están revisando todos los expedientes desde 2007 y no han aflorado reparos y apenas un informe desfavorable por una cuestión procedimental en la aprobación del presupuesto y el expediente de la relación de puestos de trabajo (RPT). Si hubiera algo, tampoco iba a resultar tan descarado.
EL ABRAZO
De momento, las listas del PSOE de Maracena para las municipales no están aprobadas. Berta Linares –salvo giro de guion– encabezará la candidatura. Y el partido no tiene intención de incluir a Vanessa Romero. Se ha especulado con la posibilidad de que alguien le ofreciera el número tres a cambio de darse un abrazo con la alcaldesa y pasar página. A falta de que quienes sostienen esta versión aporten pruebas –hay ofrecimientos que dejan rastro–, el aludido lo niega. Sí existió el intento de escenificar una reconciliación. Que, a estas alturas, es ya imposible.
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