Global Tree pide «árboles y manos para salvar Los Guájares»

Esta entidad está formada por Rafael Domínguez y Virtudes Pérez, matrimonio vecino de Albuñuelas, localidad desde la que han visto arder todo «en primera fila». Ambos trabajan en Global Tree desde hace varios años, cuando decidieron aportar su granito de arena y empezar a «plantar árboles por todas partes».

«Aquí ha venido muy poca gente a poner freno al incendio. De hecho, ni siquiera ha llegado la Unidad Militar de Emergencias, por lo que lo más probable es que pase como siempre. Todo arde y a los dos años 'pum', un parque eólico», expresó Rafael Domínguez a este periódico, especialmente preocupado por la actual situación del terreno quemado, que según los expertos tardará años en recuperarse.

Con el objetivo de acelerar ese proceso de reforestación, Global Tree está trabajando para llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento del municipio y poder así poner en marcha su proyecto verde. De no conseguir el permiso necesario, entonces su mujer y él tendrán que ponerse en contacto con la delegación provincial de Medio Ambiente, dependiente de la Diputación de Granada. No obstante, la asociación está recibiendo el apoyo de otras entidades interesadas en formar parte de esta iniciativa, a la que esperan que se sumen «muchos vecinos y vecinas, tanto de las zonas afectadas como de toda la provincia».

Según explicó Domínguez, lo que están pidiendo son «árboles y manos, nada de dinero». «Nosotros ya tenemos dinero. Lo que necesitamos ahora es que la gente aporte semillas, plantones, sus manos y su tiempo para que Los Guájares vuelva a ser el rincón verde que era», señaló. Además, el presidente de Global Tree tiene claro que el Ayuntamiento «no se va a quedar de brazos cruzados y va a preparar un plan de choque porque se han quedado sin nada». «Nuesta asociación puede ser muy chiquitita, pero todos los años plantamos alrededor de 300 árboles. Podemos ayudar», aseguró.

La propuesta que actualmente mantienen sobre la mesa implica una «reforestación sensata». Su idea no es hacerlo de cualquier manera, sino respetar las variedades propias de la zona. Donde había pinos se plantarán pinos y así con todas las especies. El único obstáculo es que necesitan pinos de tamaño mediano (que pueden costar alrededor de unos 20 euros), ya que los pequeños «tardan más en enraizar, necesitan agua cada cuatro días y seguramente no llegarían a verano», apuntó Domínguez, que está totalmente comprometido con «salvar todos lo que se ha quemado».

Este diario publicó hace unos días datos exactos sobre el incendio forestal de Los Guájares. Según el servicio Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, un total de 5.100 hectáreas han quedado totalmente calcinadas. El 42,7% de las áreas quemadas corresponde a bosques de coníferas;el 34,6%, a vegetación esclerófila; el 11,4%, a áreas agrícolas;el 5,9%, a bosques y matorrales de transición, y el 5,2%, a otras áreas naturales.

Esto posiciona al incendio de Los Guájares y el Valle de Lecrín como el quinto de mayor magnitud en España en lo que va de año, que solo ha sido superado por los fuegos de Sierra de la Culebra (Zamora), Vall d'Ebo (Alicante), Carballeda de Valdeorras (Orense) y Zaragoza.