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Francisca Molina realiza una ecografía a una de sus pacientes en el hospital San Cecilio, situado en el PTS. Alfredo Aguilar

La ginecóloga granadina que ha salvado a 400 niños de morir antes de nacer

Francisca Molina y el resto del equipo de cirugía fetal del hospital San Cecilio operan a fetos con alguna malformación cuando aún están en el vientre

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Domingo, 3 de noviembre 2019, 01:48

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«Hoy hace un año que nació mi maravillosa hija y durante todo este tiempo, he sentido que tenía algo muy importante pendiente: daros gracias infinitas por lo que hicisteis». Esta es una de las decenas de cartas que llenan el tablón de la sexta planta del hospital San Cecilio. Junto a ella están las caras de Candela, Rodrigo, David, Gonzalo, y muchos más. «Y estos son solo algunos de los niños que han pasado por aquí. Tenemos muchas más fotos y cartas, pero tendríamos que empapelar toda la unidad para sacarlas. Significan mucho para nosotros, porque nos demuestran que sirve de mucho lo que hacemos». La que pronuncia estas palabras es Francisca Molina, una de las ginecólogas y obstetras con mayor prestigio a nivel nacional e internacional por la labor que realiza junto a la unidad de cirugía fetal del hospital San Cecilio, en el PTS.

A la consulta de estas profesionales llegan pacientes no solo de Granada, sino de todas partes de Andalucía y España. «Vienen cuando les han dicho que no hay nada que hacer con su bebé, que no hay apenas oportunidades de vida, y quieren ver todas las posibilidades antes de darlo por perdido», indica la experta. Pero ellos no dan ningún caso por perdido. Siempre luchan, hasta el final, hasta conseguir que estos niños no mueran antes de siquiera vivir. No siempre es posible, pero han conseguido que la mayoría de los que llegan a sus manos sobrevivan. En los 12 años que lleva la unidad en marcha, 400 niños han logrado salir adelante a través de casi 500 intervenciones. Los profesionales de esta unidad operan a los fetos, principalmente antes de una edad de gestación adecuada para que sea completamente viable, para poner remedio a la malformación o el problema de salud que el bebé presente.

Francisca y su equipo operan a los bebés cuando aún están en el vientre de la madre. Los cosen, les pinchan, les hacen transfusiones de sangre. Y una larga lista de acciones que consiguen realizar con agujas y material microscópico que posibilitan este trabajo de alta precisión sin abrir a la madre. «Siempre intentamos hacer las operaciones y las actuaciones necesarias para conseguir que la vida del feto sea viable», afirma Carmen Padilla, jefa del servicio. Según ellas mismas cuentan, sus pacientes son mujeres a las que les han comunicado que sus fetos tienen alguna malformación y que es complicado sacarlos adelante. «Muchas llegan pensando en que no se podrá hacer nada, pero aquí vemos en conjunto qué se puede solucionar y qué no, y juntos tomamos decisiones. Hay veces que se consigue y veces que no, pero intentamos que estas sean las que menos», explica Francisca Molina, profesional que realiza más de 2.000 ecografías de alto riesgo al año.

La sexta planta del hospital San Cecilio es la planta de los 'súper'. Muchos de los usuarios que transitan por sus pasillos no lo saben, pero en esa estancia se encuentran los profesionales de una superespecialidad llamada cirugía fetal que logra que los niños que tienen todo en su contra para salir adelante desde el vientre de su madre se conviertan en supervivientes. Sin secuelas. Con una salud plena.

Se cuentan por centenares las historias para el recuerdo que guardan estas profesionales. Historias como la de un bebé que tenía un tumor en el corazón muy grande que le provocaba una obstrucción en su organismo. Para solucionarlo, estos profesionales, junto con el equipo de Cardiología del Virgen de las Nieves, quemaron con un láser el tumor para que no creciera más. Todo, por una 'rajita' microscópica para no tener que abrir a la madre. «Esta niña, que había venido de Córdoba porque no sabían qué hacer con ella, nació, fue operada y hoy en día es una niña sana», añade la ginecóloga. Otro de los fetos a los que ayudó tenía la pierna atrapada en una membrana que le iba a provocar graves secuelas, así que cortaron la membrana mientras seguía en la barriga de su madre.

Estos son los casos «raros» que no suceden con asiduidad. Los trabajos que realizan de forma continua son tan variados como la transfusión de sangre a los fetos para curar anemias graves, la introducción de catéteres de drenaje en fetos con los pulmones o la vejiga encharcados para que la acumulación de líquidos no les dañe los órganos, la apertura de conductos del corazón o de cualquier otro organismo que están taponados, o las terapias con gemelos, en los que se separan las arterias de la placenta común en los casos en los que un bebé le quita a otro el sustento. Además, los profesionales pueden realizarles a los niños analíticas de sangre, resonancias y otras pruebas que hasta hace poco eran impensables.

«Esta es una cirugía de inteligencia. De ver el problema que hay y pensar cuál es la forma más eficiente y menos invasiva para conseguir que un niño que no tiene posibilidades de sobrevivir salga vivo y sin secuelas», señala la profesional. Para ello, no solo cuenta con su equipo, compuesto por Pilar Carretero, Olga Ocón Hernández y María Dolores Fresneda, facultativas del centro, sino también con el resto de especialistas del hospital y de otros centros, «pues es necesaria la colaboración con todas las especialidades».

Francisca Molina es jienense de nacimiento y granadina de adopción. En la capital nazarí fue donde realizó sus estudios de Medicina, una carrera que le llevó a Londres para formarse con profesionales de referencia mundial. Ahora, es ella la que forma a cientos de profesionales de todo el mundo para conocer los entresijos de la cirugía fetal que se domina en Granada. Son los encargados de que los tablones del hospital sigan llenos de fotos de niños que pudieron no ser, y finalmente consiguieron sobrevivir.

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