Teresa Pedrajas, en Zoloti Vorota, en Kiev. IDEAL

«Si llegan a la capital va a ser una catástrofe»

Una granadina en Ucrania ·

Teresa Pedrajas, estudiante de la UGR, vive de cerca el conflicto del país fronterizo con Rusia durante su segundo Erasmus; asegura no estar preocupada, aunque percibe una incertidumbre creciente en los ucranianos

Chema Ruiz España

GRANADA

Martes, 25 de enero 2022

Cuando Teresa Pedrajas (Granada, 2000) llegó a Ucrania por primera vez, en febrero de 2020, ya supo de la tensión que sostiene la relación entre dicho país y Rusia. ... Fue en su primer Erasmus, de seis meses, durante el que se encontró con el comienzo de la pandemia de covid-19. Ahora, esta estudiante de Lenguas Modernas y sus Literaturas en la Universidad de Granada vive su segundo, también en la citada nación europea, durante el que la crispación entre ambos estados crece casi a cada día. «En el primero, me pilla un cierre de fronteras por la pandemia y en el segundo, lo mismo, con los rusos al lado», bromea. Allí el conflicto se vive de forma distinta. «La gente hace su vida normal», sostiene, para seguidamente recalcar su tranquilidad. «Toda mi familia está más nerviosa que yo», afirma.

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«Lo que pasa se remonta ya a hace unos años, desde que empezó el Euromaidán -2013-. El presidente que había en ese momento -Víctor Yanukóvich- se fue. Dejó el país. Hubo unos meses en los que no había Policía, la gente moría en la calle… Una revolución. A partir de ahí, empezó la guerra en Crimea, que se anexionó a Rusia», relata la granadina. Donetsk y Lugansk, dos territorios pertenecientes a Donbass, quedaron posteriormente separadas de Ucrania hasta la resolución del conflicto. El rearme de Kiev y la adquisición de drones procedentes de Turquía alimentaron en el país vecino la idea de que trataría de recuperar las dos regiones por la fuerza, por lo que Vladimir Putin decidió desplegar a sus tropas en torno a la frontera, dispuestas a atacar si la citada región.

«Rusia no quiere que ningún país que haga frontera esté en la OTAN. No quiere que entre en la Unión Europea, que por eso fue el Euromaidán. Además, entra en territorios ucranianos y los anexiona… Yo lo que veo es que Putin quiere que la Unión Soviética vuelva», valora Pedrajas. Instalada en el barrio de Obolon, en Kiev, donde comparte piso con una chica ucraniana, ve el conflicto con cierta lejanía. «Pienso que a la capital no van a llegar. Si lo hacen, esto va a ser una catástrofe de verdad. Creo que, si pasa algo, volverá a ser en la frontera, en la zona del este, donde están Donetsk y todas estas ciudades en las que hay una guerra diaria. Pero nunca se sabe, hay incertidumbre. Lo mismo, mañana vienen los rusos y no nos hemos dado cuenta», expone. En cualquier caso, asegura no sentir inquietud. «No estoy muy preocupada», afirma.

Inquietud en aumento

Influye en ello que la próxima semana regresará a Granada, una vez finalizado su segundo Erasmus. También que en su entorno percibe total orden. «El día a día está siendo muy tranquilo en la capital. La gente hace su vida normal, va a trabajar, sale de fiesta, va a los bares, a estudiar a la Universidad… Hasta ahora», detalla la joven granadina, quien, sin embargo, sí puntualiza que «la gente está un poco más en tensión en esta última semana». «Hay gente que sí está muy nerviosa y otra que no lo vive con tanta preocupación. Sí que es cierto que puede ser que haya visto preocupación en ciertos amigos y amigas ucranianos que tengo. Hay quien está pensando en salir del país. Empieza a leer periódicos extranjeros… Esto va día a día, porque hace una semana no estaba así», insiste.

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«La gente no se iba creyendo las noticias, pero cada vez más ucranianos van teniendo más incertidumbre con lo que pueda pasar y la gente se está empezando a asustar», advierte. Entre la población ucraniana, el conflicto ya estaba familiarizado. «En junio del año pasado, por ejemplo, hubo mucha tensión también en la frontera con Rusia. Vine aquí y me acuerdo de que la situación estaba muy bien, que hablé con gente de aquí y estaban tranquilos. Lo que me decían muchas veces mis profesores es que esto es lo que pasaba durante toda la guerra entre 2014 y 2015, que, cada cierto tiempo, había un periodo de tensión y luego la cosa se volvía a relajar. Así, sucesivamente», precisa Pedrajas. En esta ocasión, se acentúa la controversia, si bien la joven granadina subraya que «ha habido más tensión ya desde noviembre o diciembre». Sin embargo, no se implementó ninguna medida preventiva.

En la distancia, su familia sí lo pasa mal. «Están asustados, preocupados por lo que pueda pasar. Allí, al verlo todos los días en las noticias y en los periódicos, y al saber que yo vivo en la capital del país, pues tienen preocupación de que me pueda pasar algo», exterioriza Teresa Pedrajas, quien sostiene que desde la pasada semana le escribe un familiar para preguntarle cómo se encuentra. «De la Universidad también me llamaron para ver cómo estoy, cómo está la situación», apunta. «Me dicen que si pasa algo, no salga a la calle, que me quede en casa. Que, si puedo evitar zonas muy céntricas en horas puntas, lo haga… y que me vuelva ya, que no me quede aquí», ríe. Le quedan días para regresar. «En parte sí me quiero ir y en parte no. Ucrania y Kiev son un país y una ciudad que me encantan, donde viviría muchos más años, pero también quiero volver a Granada».

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