
«Murió en un campo de concentración nazi y por fin puedo mirarle a los ojos»
José Esteban, granadino en Gusen ·
Una familiar ha investigado durante tres años hasta recomponer la historia de su tío abuelo y obtener una fotografía de su rostroSecciones
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José Esteban, granadino en Gusen ·
Una familiar ha investigado durante tres años hasta recomponer la historia de su tío abuelo y obtener una fotografía de su rostroJosé Esteban Moreno (Montejícar, 1910) murió a más de 2.000 kilómetros de su pueblo natal. Sus padres llevaban más de 10 años sin saber nada de él y la noticia del fallecimiento les llegó por una simple carta. Él fue uno de los aproximadamente 10.000 españoles que perecieron en los campos de concentración nazis. Pronto se cumplirán 80 años de la muerte de José, pero su memoria está más viva que nunca: una de sus descendientes ha movido cielo y tierra para recomponer su historia. Además, esta investigación personal ha culminado con la aparición de una fotografía de José, que tras ser restaurada hace unos días le ha dado color al rostro del granadino. Sus familiares respiran más tranquilos desde que pueden mirarle a los ojos a través del papel.
La barcelonesa Ana Esteban, de 36 años, es sobrina nieta de José -era el hermano mayor de su abuelo-. Siempre había querido saber qué pasó con él y hace tres años decidió que era el momento de indagar. Comenzó por testimonios directos de primos y otros allegados. Después, analizando investigaciones previas. Tirando del hilo «con un punto obsesivo» llegó a desglosar, a grosso modo, como fue su vida.
Y es que los campos de concentración nazis son de sobra conocidos, pero no la forma en la que los españoles llegaron a ellos. José trabajaba de labrador en las tierras familiares, no hizo la mili por ser corto de talla y estaba afiliado a la UGT. Tras ser combatiente de la XII Brigada Internacional durante la Guerra Civil, en febrero de 1939 fue exiliado a Francia e internado en un campo de concentración allí como prisionero de guerra. Cuando Hitler invadió el país, fue detenido en 1940 por los alemanes y deportado a Mauthausen (Austria), donde empezó su verdadero calvario.
Saber con exactitud cómo fue su vida allí es complicado, ya que estaban totalmente incomunicados y jamás pudieron cartearse con sus familias. Su uniforme era el típico de rayas, con un triángulo azul y una S en el centro, de 'spaniard' (español). Su número de identificación, el 5502. «Lo aprendían a decir en alemán porque así eran reclamados», explica Ana Esteban, que además colabora con la Asociación de la Memoria Histórica de Cuenca.
En Mauthausen la violencia era extrema. «Estaba ideado para prisioneros que no se volverían a integrar en la vida, era un campo destinado a la muerte. Alimentación escasa o nula, condiciones higiénicas inexistentes y para dormir estaban hacinados», recalca. En cuanto al trabajo, cuando José llegó la actividad principal se centraba en la cantera, extrayendo piedra. «Las condiciones eran terribles, explotaba y muchos morían por los pocos medios con los que contaban. Trabajaban durante 12 o 14 horas a temperaturas bajo cero, por la noche bebían una sopa y se iban a dormir, que a las 5:00 ya tenían que formar», añade Ana.
A los tres meses José fue trasladado a Gusen (Austria), el mayor de los subcampos dependientes de Mauthausen, situado a cinco kilómetros, en el que perecieron la mayoría de españoles. Allí había tres canteras, así que su trabajo continuó en la misma línea. Le cambiaron su número de identificación por el 11955 y pasó sus últimos meses de vida en unas condiciones aún peores. Curiosamente, José falleció justo 12 meses después de su llegada al primer campo. Entró a Mauthausen un 27 de enero de 1941 y murió en Gusen el 27 de enero de 1942, según el registro, «por pleuresía». Tenía 31 años.
Los padres de José estuvieron más de 10 años sin saber nada de él. En 1955 les llegó una carta de Cruz Roja Internacional con la noticia de la muerte, la fecha y el lugar. Nada más. «Allí los cremaban, así que conseguir el cuerpo era imposible», lamenta Ana Esteban.
La investigación de la barcelonesa culminó cuando le puso cara a su familiar. Una prima suya encontró una fotografía de José mientras buscaba documentación y se la hizo llegar. «Fue emocionante, me eché a llorar», admite. Hace unos días se le volvió a poner la piel de gallina cuando le llegó la misma imagen, pero mejorada y a color. Fue obra de Luda Merino, estudiante universitaria que gestiona la cuenta de Twitter Restaurando su dignidad (@RestaurandoDign). Ana le preguntó si podía arreglarla y ella lo hizo encantada de forma altruista.
🔻José Esteban Moreno
Restaurando su dignidad (@RestaurandoDign) November 2, 2021
Nacido en Montejícar (Granada) el 13 de diciembre de 1910. Exiliado en 1939 y detenido por los alemanes en junio de 1940. Deportado a Mauthausen.
Asesinado en Gusen el 17 de enero de 1942.
Fotografía coloreada y restaurada a petición de @Anayalgoms1 pic.twitter.com/UJAu5p9KJe
«La foto estaba en muy buenas condiciones, las hay mucho peores. Tardé poco en restaurarla y luego la coloreé, en total invertí unos 20 minutos. Para ello, le pedí detalles como el tono del uniforme para hacerlo lo más ajustado posible», explica Luda Merino. 20 minutos de trabajo que se traducen en pura magia. «La fotografía es aún mejor que la original, es difícil explicar lo maravilloso que es mirarlo a los ojos», admite Ana Esteban. Cuando comenzó a investigar la historia de José su mayor objetivo era recordarle y honrarle. Ahora tiene la satisfacción de que nunca caerá en el olvido.
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