«Los farmacéuticos podemos ocupar posiciones clave en la estrategia de contención»
Antonio Mingorance, presidente de Bidafarma, reivindica el papel del sector en la lucha contra el coronavirus:«Incluso nos vemos en alguna medida infrautilizados por las autoridades»
El entrevistado habla por teléfono mientras sube las escaleras a su despacho en la sede de Bidafarma. Estos días, la cooperativa de distribución que preside – ... tiene el mismo cargo en el Consejo Andaluz de Farmacéuticos– ha reforzado rutas y se ha adaptado «a nuevas necesidades de importancia crítica, como llevar medicamentos del hospital a casa de los pacientes». En una compañía de alcance nacional, la adaptación a una crisis sanitaria de este calibre no es sencilla. Hay que cambiar procedimientos de seguridad, reorganizar, «poner toda la fuerza laboral en la eficacia del suministro de medicamentos». También hay que cuidar los detalles. Al llegar al despacho, Antonio Mingorance (Lanjarón, 1957), pone sobre la mesa dos botes de gel hidroalcohólico y ofrece uno al periodista.
Periodismo y compromiso
–¿Tenía músculo el sector farmacéutico en España para afrontar una pandemia?
–Nadie, nunca, está preparado realmente para un desafío de tal magnitud. Sabremos si tuvimos músculo suficiente cuando pase la pandemia. Por ahora, rotundamente, sí. Incluso nos vemos en alguna medida infrautilizados los farmacéuticos por las autoridades: los farmacéuticos somos un recurso profesional sanitario de élite que puede ocupar posiciones clave en la estrategia de contención. A las pruebas me remito. Por donde han pasado más ciudadanos durante esta crisis es por las farmacias. Lo están demostrando nuestros compañeros que se están dejando la piel en las farmacias con riesgo de la propia vida. (Muestra datos: 276 profesionales en cuarentena y 8 fallecidos por el coronavirus).
-Entiendo que estos días se ha reforzado el abastecimiento...
-Hemos reforzado las rutas, nos hemos adaptado a las nuevas necesidades dada la importancia crítica del momento en el que estábamos, hemos colaborado con el Consejo Andaluz de Farmacéuticos y los colegios para llevar medicamentos del hospital a casa de los pacientes que necesitan esos tratamientos y que ahora no pueden acercarse a recogerlos al centro hospitalario. Y hemos hecho lo que es nuestra obligación, estar al servicio de la sociedad. La pena es que tengamos que visibilizarnos y se nos aprecie por una desgracia de este tipo que le está pasando al país y al mundo. Lo importante es que entre todos vamos a salir de esta.
–Desde el minuto uno faltan mascarillas, alcohol, incluso algunos medicamentos. ¿Qué falló?
–Lo primero es que nunca nadie está preparado para algo de esta magnitud. Ha fallado la estructura comercial de la globalización, que internacionaliza el comercio pero localiza la producción en áreas geográficas muy concretas. Una de ellas, China, muy afectada en sus procesos de producción de elementos estratégicos como los que usted menciona, por la propia pandemia.
–Las esperanzas están puestas en medicamentos y vacunas. ¿Cuándo cree que habrá un tratamiento para el virus?
–Es comprensible que las esperanzas estén puestas en la ciencia. Pero la ciencia avanza con experiencia, no con esperanza. Hay que dejar trabajar a los científicos y darles los medios para ello. Mientras tanto, ataquemos al virus con todo lo que tengamos que, aun siendo insuficiente, no es poco.
El día después
Mingorance hace un llamamiento a la calma: «Siempre hay un día después». Considera que ese momento, cuando todos «sintamos que nos hemos liberado de esto», la sociedad debe afrontarlo «con ilusión». «Si esto nos sirve para que meditemos un poco y nos ayude ser mejores personas, ciudadanos y más solidarios, habremos ganado bastante para generaciones futuras». La experiencia, dice, le ha hecho recomponer el esquema de «las cosas que son importantes». Entre otras, «respetar y ayudar». «Uno puede creer que lo tiene todo y de un día para otro te das cuenta de que lo te has quedado sin nada. Mingorance es 'callejero', le gusta relacionarse, estar con su mujer y su hijo.
–¿Qué va a hacer en el día después? Una cerveza en la playa...
–Sí, algo así. Con mi familia, por supuesto. Hay que tratar de volver a la normalidad de una forma razonable. Quizá la cerveza sepa mejor (bromea).
–Por su experiencia… ¿cuánto tiempo sería?
–No hay nadie en este país que lo sepa. Si todavía no se conoce cómo ha pasado esto todavía, no hay una explicación lógica. Está claro que tendremos una vacuna, no sé si como se está anunciando, en seis meses, a final de año, o en un año, y que habrá tratamiento de medicamentos, gracias a Dios. Lo tenemos que dar por hecho, la ciencia es nuestra esperanza y tenemos científicos muy buenos y en el mundo.
–¿Los trámites para homologar un medicamento o una vacuna están preparados para algo así?
–No están preparados para cosas así porque es la primera vez que ha sucedido una cosa así. Los trámites, aunque parezcan burocráticos, lo que hacen es afianzar y dar la seguridad y eficacia de todo lo que sale al mercado. Estamos hablando de salud y medicamentos y no se puede poner en el mercado medicamentos sin tener todas las pruebas necesarias, sería una temeridad hacer otra cosa. Todos estamos deseando crear un medicamento o una vacuna, pero con la seguridad y la eficacia que estamos demostrando. No podemos perder eso, mal estaríamos.
–¿Tiene España capacidad para liderar esta búsqueda de armas contra el virus después de años de recortes en sanidad e investigación?
–El problema de España no ha estado en el tamaño de su sistema de respuesta, sino en la organización de la respuesta misma. Independientemente de las críticas sobre cómo hemos reaccionado en nuestro país a la pandemia, que habrá que hacerlas en su momento, para mejorar, permítame que haga notar que solo un país del mundo ha frenado en seco a la epidemia del COVID19: Corea del Sur. Es un país que posee tres características a las que les ha sabido sacar partido: economía desarrollada de libre mercado, generalización de la biotecnología propia hasta hacer de ella un recurso disponible fácilmente para todos y tradición de disciplina cultural efectiva.
–Habla de disciplina, ¿Cree que hemos dado la talla como ciudadanos?
–Sí, mayoritariamente, sin lugar a dudas. Es difícil por el carácter latino confinar a las personas en las casas como llevamos tres semanas, con un respeto razonablemente bien. Hemos sido disciplinados y responsables.
–¿Qué papel puede jugar Granada (sede de algunas farmacéuticas importantes, Universidad, PTS) en la investigación a futuro sobre el virus?
–A futuro, mucho. Esta realidad va a marcar la agenda de desarrollo del sector y Granada puede ser un foco importante en este sentido porque ya tenía puestas las bases. Granada y Andalucía, en esto, serán importantes. Vemos cómo en Andalucía se han hecho las cosas bien, se han tomado las medidas sanitarias perfectas… Podemos estar satisfechos los andaluces.
«El problema no ha estado en el tamaño del sistema, sino en la organización de la respuesta»
antonio mingorance
–¿Puede afectar la crisis económica al sector farmacéutico?
–Me gustaría equivocarme, pero son tiempos difíciles. Siempre ocurre así con posterioridad a una catástrofe de estas dimensiones.
–Mamparas, cintas y líneas rojas en las farmacias. El farmacéutico era una figura muy cercana, ¿tendremos que acostumbrarnos a esta imagen?
–Las que sean necesarias para la seguridad de los profesionales, se quedarán mientras haga falta. Confiamos en la progresión paulatina de la vuelta a la normalidad, al menos en la cercanía en la relación con nuestros pacientes, que nos necesitan para mucho más que para el hecho puntual de la retirada de una determinada medicación o producto: les venimos acompañando desde siempre en el cuidado de su salud y de la de sus familias y lo vamos a seguir haciendo. Volverá a ser la farmacia que teníamos, y espero que nuestras vidas sean las que teníamos hace un mes.
–Se habla de un futuro centrado en el autoabastecimiento para evitar estos problemas ¿Hay tejido suficiente en España para ello?
–La soberanía económica no puede implicar aislamiento de los países, sería un gran error. La prosperidad de Europa depende de la de España y España no será próspera si no se desenvuelve en un mercado global abierto, con las mismas reglas de juego para todos. Quizá la pandemia nos enseñe a pensarnos dos veces la conveniencia de determinadas políticas arancelarias o la utilidad de una especie de belicismo comercial: la autarquía no es desarrollo, sin que ello obste para que aprendamos a fortalecer realmente las bases de nuestra economía.
–Tras esta crisis, ¿hay algo que deba cambiar en el sector farmacéutico? ¿Qué aprendizaje se lleva de todo esto?
–Esta crisis está haciendo retratarse a toda la sociedad, haciendo ver conductas de verdadera solidaridad social junto a otras de un egoísmo en ocasiones repugnante. Esta situación nos refuerza en una vieja creencia de los farmacéuticos de siempre: la riqueza sin humanidad no tiene sentido.
Crisis del Coronavirus
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión