Edición

Borrar
Obra social de la hermandad de la Virgen de las Angustias. A. A.
Estado de alarma por el coronavirus en Granada | La Cuaresma del coronavirus

La Cuaresma del coronavirus

Pese a las restricciones, sacerdotes, obras sociales y asociaciones no escatiman esfuerzos para estar al lado de los más necesitados

MARÍA DOLORES MARTíNEZ

Granada

Jueves, 26 de marzo 2020, 01:25

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La Iglesia Católica vive este año una Cuaresma especialmente dura al lado de los que más sufren, los enfermos, sus familias, el personal sanitario, los desfavorecidos y los ancianos. En tiempo de ayuno y oración, las medidas y restricciones impuestas por el Gobierno han supuesto también una dura prueba para todos los religiosos y laicos que, desde el ejercicio de su ministerio o desde sus organizaciones, luchan ahora por llevar consuelo y ayuda al desierto de renuncias e incertidumbres en que ha sumido a todos esta pandemia, con la esperanza y la fe firme de que detrás de ella vendrá también la Resurrección y triunfará la Vida.

El sacerdote José Luis Rodríguez Pulido convive a diario con el drama del coronavirus junto a los otros dos capellanes del Hospital Clínico del PTS. El servicio y apoyo prestado desde siempre a los enfermos y sus familiares se hace ahora extensivo al personal sanitario. «Desde nuestra capellanía –ha asegurado a este periódico– vivimos esta realidad con una paz un poco alterada, con expectación ante la situación de todas las personas que vemos a diario, también del personal sanitario. Les vemos rostros muy serios, de pánico, y eso te impacta. Al acercarnos a ellos siempre les damos una palabra de ánimo como los buenos profesionales que son. También se nos hacen nudos en el corazón y en el estómago porque absorbemos mucho en nuestro servicio y estamos muy en contacto con el enfermo y sus familiares las veinticuatro horas para acercarles el consuelo y la oración de auxilio. Todos tenemos que pedírsela al Señor para que venga sobre nosotros».

Un cariño y una cercanía que también reclaman los que, como él, sienten como propio el dolor ajeno. «Cuando pasamos a una sala o entramos a una habitación siempre nos gusta paramos a saludar al personal sanitario en el office, ya sea médico, auxiliar, enfermera o enfermero. A veces nos dicen. ¡Padre, nosotros también tenemos derecho a que nos diga algo! Verdaderamente es una llamada de atención. El personal sanitario está empezando a demostrar que la Sanidad se está humanizando de nuevo. Ahora somos todos iguales y tenemos que ir a una. No hay ni confesiones religiosas, ni colores ni razas. Antes íbamos a trabajar y nos volvíamos. En pocos días la gente está sacando lo más bueno que lleva en el corazón. Hay caras de tensión pero dentro está la serenidad, la fuerza y el amor por su trabajo, porque dejan su casa y sus hijos para asumir muchos riesgos», añade.

En tiempo de coronavirus, el mensaje del papa Francisco para la Cuaresma cobra un sentido aún más especial ante el sufrimiento. «Invitaba a mirar al Crucificado y al mismo tiempo a descubrirlo presente también en las llagas de los hombres y mujeres de este mundo». Así lo afirma Blas Gordo, párroco de la Basílica de Nuestra Señora de las Angustias, quien en pocos días ha visto reducida a mínimos la intensa actividad diaria de su iglesia.

La Madre de todos los granadinos se convierte, una vez más, en el amparo de la ciudad. «En Granada, como en otras épocas difíciles, ya sabemos que se acude siempre a la Virgen en cuanto ven en Ella un apoyo, una compañía y una intercesión ante el Señor. Y ahí está el voto de la ciudad por los terremotos, que se renovó en diciembre», recuerda.

Con respecto a las drásticas medidas adoptadas por el Gobierno, aclara que «desde el sábado ya comenzamos con las restricciones. Aun mantenemos abiertas la puertas de la Basílica y celebramos alguna Eucaristía siguiendo la orientación que nos da el Obispo, fundada en el artículo 11 del Real Decreto de estado de alarma, por el que se condiciona la asistencia a los lugares de culto y a las celebraciones religiosas a evitar aglomeraciones y mantener una distancia. A las misas que tenemos vienen unas doce o trece personas y la mayoría son gente que van a comprar a El Corte Inglés o al Mercadona y les pilla cerca la Basílica. Para ellos es un espacio de respiro porque no sólo nos basta el pan para nutrir la vida sino que también necesitamos de la Palabra, de la presencia de Jesús que nos sostiene. Además, los que están en la Eucaristía hacen esa labor de intercesión de pedir por los que no pueden estar», reflexiona.

Toda prevención es poca en estos momentos y en este sentido asegura que han hecho «todas las recomendaciones en público, animando a los mayores a que no vengan. Si alguien pide confesar, también estamos disponibles, pero mantenemos la distancia».

El párroco de las Angustias no oculta su preocupación ante el futuro. «En estos momentos estamos viendo qué hacer para afrontar lo que se nos viene encima porque esto no ha hecho más que empezar. Se hará urgente la atención de quienes se queden sin trabajo y hay que ver cómo se va a suscitar la solidaridad a través de una acción de caridad efectiva».

Con respecto a las actividades que se desarrollan habitualmente, añade que están pendientes constantemente de las personas mayores a través de un pequeño voluntariado de ayuda. «No sabemos aún si se podrán hacer las comuniones en mayo pero, mientras tanto, enviaremos un tema a los niños cada semana a través de las catequistas, trataremos de seguir manteniendo el vínculo de los distintos grupos y cultivar la transmisión de la fe en familia. Dentro de lo que es una desgracia, hay que aprovechar el momento para crecer y recapacitar ante lo que nadie se esperaba que pudiera ocurrir. Liberarnos de cosas secundarias e ir a lo esencial. Jesús sigue vivo y la Iglesia no abandona a sus hijos, aunque estén en sus casas y en estas circunstancias», detalla.

Siguiendo con la Virgen de las Angustias, la Hermandad Patronal ha querido mantener en pie la Obra Social que desarrolla cada jueves en su Centro Plural de Caridad, en la que cien familias sin recursos son atendidas y provistas del necesario alimento. Antonio González, Vice-Hermano Mayor y responsable de esta Obra Social, ha manifestado a IDEAL que tras la autorización del Ministerio de Agricultura y Pesca, se respetan todas las medidas de prevención y seguridad para poder hacer llegar a estas familias los 8.000 kilos de alimentos que recibieron el pasado martes a través del Fondo de Ayuda Europea para las personas más desfavorecidas, FEAD. «Incluso hemos reducido a sólo cuatro los voluntarios que colaboran con la Obra Social y mandando a casa a los mayores. La propia entrega de alimentos se realiza ahora de forma escalonada, por tunos de media hora, y previa llamada telefónica a las familias. La caridad es para nosotros el séptimo manto de la Virgen, y el que nos está cubriendo a todos en estos momentos», confiesa.

Otra Obra Social, la de San Juan de Dios, se ha visto obligada igualmente a limitar de forma notable su labor asistencial. Rocío Arredondo, responsable de comunicación de los centros de la orden en Granada, ha informado a este medio de que la Obra Social está limitada. «Se han cancelado todos los servicios, exceptuando el comedor, en el que estamos dando bolsas siguiendo las medidas de seguridad porque no se podía llevar a cabo tal y como se estaba haciendo», precisa.

Los muchos cambios de estos últimos días también han obligado a Cáritas Diocesana de Granada a reorganizar toda su infraestructura y sustituir los espacios de atención personal por una atención telefónica. Los talleres formativos para la mujer, emigrantes, desempleados, menores, apoyo escolar… también han sido cerrados hasta nueva orden para evitar el contacto y también se han paralizado los proyectos de empleo y voluntariado.

Los dos centros socio-sanitarios se han visto obligados a seguir las normativas específicas del Ministerio de Salud. Luisa María Maeso Torres, Directora de Cáritas Diocesana de Granada, asegura que se han seguido las indicaciones que en cada momento han pautado las autoridades y administraciones competentes. «Nuestro principal objetivo ante todo es proteger y prevenir el contagio entre los propios agentes, voluntarios, contratados y las miles de personas que acompañamos y atendemos diariamente en nuestros servicios y proyectos. Para evitar el contagio, son muchos los programas que han visto cerradas sus puertas en estas semanas. No obstante, hemos reforzado las atenciones telefónicas para dar continuidad a nuestra misión de ayuda y así poder seguir acompañando a quienes más lo necesitan. Existen muchas maneras de estar cerca de las personas, velando por las atenciones, la escucha y el cuidado, aunque sea en la distancia. Más allá de la ayuda puntual que podamos ofrecer a demandas concretas, para Cáritas lo más importante de todo es la vivencia del acompañamiento, el hacer sentir a la personas que para alguien cuentan, que hay gente que va a estar ahí acompañándolos», concluye.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios