Los inmigrantes se marcharon en bus a la estación de Granada y a bordo de taxis a otras provincias

Desde la Subdelegación confirmaron ayer que los inmigrantes viajaban libremente ya que tenían «sus papeles en regla» para moverse por Andalucía. Y así parece que lo hicieron, tal y como aseguran los testigos que pudieron verlos a su llegada a la capital vía vuelo regular. Lo que explican a IDEAL es que los inmigrantes arribaron a Granada repartidos en varios aviones que procedían de Las Palmas. Lo hicieron el lunes 30 de noviembre y el lunes 7 de diciembre por la mañana. Llegaron sobre las 10.30 horas. Y luego el viernes día 4 por la tarde.

En cada uno de los vuelos calculan que viajaban entre «50 y 60» inmigrantes y que eran en su mayoría jóvenes. De entre «20 y 30 años», indican estas fuentes.Lo que recuerdan es que el primer pensamiento que tuvieron fue que estas personas eran «'los de Canarias, que estaban siendo ya repartidos por el Gobierno'», apunta un testigo, que no vio a ninguna oenegé o dispositivo policial que se hiciera cargo de ellos. Más bien todo lo contrario. Estaban «a su aire», señala otro de los testigos, que relata que todos ellos iban con sus mascarillas y que muchos estaban perdidos.

«La mayoría yo creo que no sabían ni en qué aeropuerto estaban. Así que a algunos tuvimos que explicárselo con la ayuda de 'Google Maps'», relatan las fuentes consultadas, que aseguran que estas personas no conocían nuestra lengua. A pesar de ello poco a poco se fueron acomodando en algunos de los distintos modos de locomoción públicos que hay disponibles en el aeródromo.

«Unos se montaron en el autobús que va al centro de Granada. Lo que se decía es que iban a la estación para desde allí ir a otros sitios», cuenta una de las personas que los vio a su llegada. Lo que cree es que la mayoría contaban con un destino prefijado y que casi todos tenían previsto dejar atrás la capital.

Otros decidieron coger un taxi. Durante estos tres días de vuelos hubo viajes a municipios como El Ejido o Roquetas de Mar, en Almería, Martos, en Jaén, o Vélez-Málaga. «Primero el lunes llevé a dos magrebíes a El Ejido. No hablaban español, por lo que lo único que hicieron fue pasarme su teléfono para hablar con la persona que les esperaba allí, que parece que era su hermano», apunta el taxista, que dice que paró en un centro comercial.

Este primer viaje lo realizó el lunes de la semana pasada. Sus usuarios contaban con poco equipaje, apenas «una mochililla», dice. Y no pagaron ellos la carrera sino su familiar. En total, 160 euros. Mismo coste que el que supuso la segunda carrera que hizo con otras personas venidas de Canarias. Pertenecían a otro grupo llegado el viernes pasado por la tarde. En esta segunda ocasión trasladó a cuatro personas: un magrebí y tres «senegaleses», recuerda.

El destino era Roquetas de Mar. Y los viajeros se repartieron los costes del trayecto. Allí también les recogían familiares. Uno de ellos vivía en el municipio almeriense de Níjar, cuenta este taxista, que observó cómo otros se marcharon del aeropuerto en coches particulares. «Uno recogió por lo menos a cinco en una furgoneta blanca», concluye.