«Me he esforzado duro para ser guardia civil y me siento frustrado»

Después de haber superado todas las pruebas (las físicas las de inglés y los psicotécnicos), la diabetes tipo 1 que le diagnosticaron con 12 años y que le obliga a inyectarse insulina tres veces al día (antes de las comidas) ha frustrado sus expectativas de entrar en la Guardia Civil. Y ello pese a que esta enfermedad, como recalca su madre, Begoña Villena, «ya había dejado de ser motivo de exclusión».

Fue el 31 de agosto cuando al joven granadino lo pasaron «a incidencias por la diabetes» y le estamparon en su expediente un 'no apto' que le ha llenado de impotencia, desilusión y desencanto. Se siente, como reconoce, «discriminado y frustrado». No cree justo que por tener ese problema de salud le impidan cumplir su meta profesional.

Este miércoles acudió al tribunal médico de apelación con sus informes bajo el brazo. En ellos se certifica que tiene su enfermedad totalmente controlada, pero no le sirvieron para nada. El tribunal ratificó el 'no apto' de forma definitiva por «el motivo A-5». Él y su madre lo consultaron y es el de «enfermedades de origen endocrinometabólico que requieren terapia de sustitución continua».

Entre los profesionales que integraban el tribunal, según su progenitora, no había ningún endocrino y los miembros, según agrega, insistieron en que no lo echaban para atrás por su diabetes, sino por sus «niveles» de hemoglobina glicosilada. «Antes de entrar al tribunal médico me encontraba nervioso, me temblaban bastante las piernas. Y al salir, no me lo creía. Me preguntaba dónde estaba y lo que había pasado. Ahí es donde te das cuenta de que tanto esfuerzo no ha servido para nada y que toda tu ilusión de llegar a ser guardia civil no se va a poder cumplir», expresa el chico, convencido de que tener que pincharse insulina no es un obstáculo para llevar el uniforme. Recuerda en este punto que si estando ya en el cuerpo «debutas» como diabético «no te pueden echar».

Juan Manuel se ha estado preparando concienzudamente durante los dos últimos años para lograr un objetivo del que le han alejado de forma súbita y sorpresiva, justo cuando ya parecía haberlo alcanzado. Pero no va a tirar la toalla. Su madre está dispuesta a llegar «a la luna» si hace falta, dice, mientras resalta durante el encuentro que mantienen con IDEAL que hay futbolistas diabéticos de élite a los que su patología no les ha supuesto un freno. De hecho, Begoña Villena, que es socia fundadora de la fundación DiabetesCero, piensa llevar la lucha por el futuro de su hijo a los tribunales; anuncia que van a acudir a la vía contencioso administrativa.

Mientras tanto, Juan Manuel, que es un alumno brillante, tiene un plan b: se ha matriculado en Matemáticas en la Universidad de Granada (UGR) tras haber finalizado segundo de bachillerato con un expediente para enmarcar. Tiene matrícula de honor y obtuvo un 13.580 en Selectividad.

El mensaje que lanza a quienes mandan es que «si verdaderamente se han comprometido a que la diabetes deje de ser un obstáculo y ya no es un motivo de exclusión, que se cumpla y que sea real». Quiere además que otros con su mismo problema no se queden como él con la miel en los labios.

En su familia no había ningún guardia civil y quiere ser el primero. Para él, como reconoce, sería «un orgullo». «No podría explicarlo con palabras», expresa aún con esperanza. Cuando ve a los agentes desempeñando sus funciones, de hecho, los observa con admiración; se siente uno de ellos.

Juan Manuel fue uno de los 1.017 aspirantes que lograron pasar todas las pruebas y de todos los que concurrieron figuraba en el puesto número 13. Villena y su hijo se despiden recordando que «hay una orden ministerial de este año, firmada por ministra Carmen Calvo, en la que se dice que el mero hecho de diagnosticarse diabetes no es causa de exclusión, sino que se ha de valorar con un informe técnico cómo lo controla y el buen control que tiene cada aspirante». El de este joven es «excelente».