Las empresas de espectáculos, desbordadas por la demanda de fiestas tras dos años de crisis
Las celebraciones y festivales se ha duplicado en comparación con el verano de 2019, la falta de personal y equipos les obliga a rechazar ofertas de los ayuntamientos
Bodas, ferias, fiestas populares, conciertos, festivales de música... A pesar de todo lo vivido y de los problemas económicos que agobian a los granadinos, hay ... mucho que celebrar y bailar después de dos años de alegría contenida por la pandemia. Las malas noticias y el desgaste que arrastran los ciudadanos desde 2020 ha provocado que en el primer verano que se puede considerar normal en años las empresas de espectáculos y sonido de la provincia estén saturadas. La demanda ha hecho que no solo hayan recuperado el ritmo prepándemico, más bien en la mayoría de los casos duplican el trabajo por la ampliación de la oferta de eventos.
Estos negocios, tocados durante la pandemia, hacen, nunca mejor dicho, su agosto y aprovechan el tirón antes de que estalle la burbuja de este espejismo en el que se han instalado desde que las restricciones contra el virus se relajaron por completo. Son los nuevos 'veinte dorados', pero con mucho reggaeton y sin Joséphine Baker bailando charlestón. Paralelismos no faltan. Con pandemias y guerras de por medio queda saber todavía si esta década será tan loca como fue la del siglo anterior.
La sobredemanda provoca también escasez de recursos y material sonoro. Muchos ayuntamientos se las ven y se las desean para encontrar empresas que les alquile un equipo para sus verbenas. Más de una decena de municipios, entre ellos Motril, Almuñécar, Los Guájares, celebran en estas semanas de agosto sus fiestas patronales. En la Costa, Torrenueva y Carchuna-Calahonda han celebrado sus fiestas durante el fin de semana, mientras que en Albolote fueron la semana pasada y se acerca el turno para otros municipios del área Metropolitana.
Olivia, gerente de Sonido JYO, empresa que lleva 33 años amenizando las fiestas de Granada, señala que su volumen de trabajo «es el doble» que en el verano de 2019. Atiende a IDEAL después de desmontar el 'tinglao' y el escenario de las fiestas de Albolote. «Hemos estado durmiendo dos horas al día. Hay eventos que no cogemos directamente porque no damos abasto. Nos han llamado ayuntamientos de Málaga y de Ciudad Real porque en su zona no quedan empresas libres. Esto es un auténtico 'boom'», cuenta. El negocio cuenta con más de 12 equipos y 300.000 vatios de sonido. «Hasta este diciembre no conseguimos levantar cabeza después de la pandemia y vamos a aprovechar la buena racha mientras nos dure. No sabemos cuando se desinflará la burbuja», añade. Los empresarios, al igual que en todos los sectores, han tenido que subir un poco los precios para responder a la inflación y a los costes energéticos. Entre 50 y 100 euros están cobrando de más por el alquiler de equipos en comparación con 2019.
Este tipo de negocios suele contratar técnicos de sonido autónomos en las épocas de mayor actividad y tras la pandemia no hay forma de encontrar personal. Muchos se han tenido que reconvertir para sobrevivir. Granadaudio, otras de las empresas con solera, tienen cuatro décadas de historia en la provincia, cuenta que hay servicios que no se pueden cubrir por falta de personal cualificado. Llevan de media entre seis y siete eventos semanales, más de 84 eventos.
El mismo público
Juan Pérez, responsable de Sonoacústica, señala que aunque su empresa no sufre la falta de equipos de sonido o de personal, los problemas por la sobredemanda son generalizados. «Algunos municipios nos han llamado para ver si podíamos cubrir sus fiestas patronales porque han contratado artistas, pero no tienen escenario. Han intentado traer equipos de fuera», destaca. El sector lamenta también que el aumento del número de evento y la competencia les perjudica porque se deben repartir entre más organizadores el mismo público.
Sin embargo, Enka Tripiana, comunicadora de Wild Punk señala que los organizadores de los festivales con los que la empresa trabaja no han notado que el aumento de la competencia haya mermado las ventas y el público. En el caso de las productoras con las que trabajan, no han sufrido el problema de falta de abastecimiento de equipos técnicos o escenarios porque, al igual que los carteles, se organizan con mucha antelación para prevenir incidentes.
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