El don de los elegidos
Miguel Ángel Gómez Martínez: el niño prodigio que dio paso al adulto genial
TITO ORTIZ
Domingo, 4 de agosto 2019, 00:52
Nació seis días antes que Bruce Springsteen, lo cual da una idea de por donde podría haber ido su vocación, pero no lo tenía fácil ... en casa. Era hijo de un profesor de la Banda Municipal de Granada y de una pianista con gran proyección: llegó a sacrificar su carrera como concertista para que Miguel Ángel Gómez Martínez alcanzara el sueño de ser director y compositor. No obstante, mantiene que, en contra de sus padres, comenzó a estudiar música con tan solo cuatro años, cuando en aquellos años los niños de su edad decían con desparpajo que de mayores querían ser toreros o futbolistas. La España de 1949, cuando viene al mundo en Granada, no dejaba muchas más opciones en la mente de aquellos escolares. Pero las aptitudes para la música las llevaba en los genes y, ante eso, sus progenitores se rindieron. A los cinco años ya fue capaz de rendir un examen en el Real Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada y a los siete se subió al podio y no solo dirigió con pulso firme a los profesores de banda municipal de Granada, donde su padre interpretaba, sino que incluso corrigió varios errores que el transcriptor había deslizado en la partitura. Su memoria prodigiosa ya se veía entonces, la misma que le permite dirigir sin partitura cualquier obra, ahora que ya es un reconocido director y compositor a nivel internacional.
Trabajo y esfuerzo
A los trece años obtuvo el título de profesor de piano en el Conservatorio de Granada y a los diecisiete ganó el premio extraordinario de composición del Conservatorio de Madrid. En 1964 se trasladó a Madrid, consiguiendo el Diploma de Primera Clase y Premio del Conservatorio en el curso final. Fue entonces cuando, a través de la beca March, Gómez Martínez continuó sus estudios de dirección de orquesta y coro en Viena, bajo las órdenes del profesor Hans Swarowsky. Se tituló a los 21 años con el premio del Ministerio de Investigación y Ciencias de Austria. Fueron tiempos difíciles en los que no se libraron de las vicisitudes de la bohemia. Su madre al piano y él con el contrabajo solían actuar en un restaurante vienés en compañía de un violinista húngaro gitano y un acordeonista yugoslavo. Ella también siguió tocando después en un café de Lucerna durante los comienzos de su carrera. «Entre el público había miembros de la Orquesta Filarmónica de Viena, que luego, curiosamente, estuvieron a mis órdenes», comentó en alguna ocasión. Su debut como director fue en Sankt Pölten, cerca de Viena, en 1973, y a continuación actuó en Lucerna y Berlín, donde dirigió 'Fidelio', de Beethoven. En España, se presentó por primera vez en 1975, en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Entró por la puerta grande musical de su tierra a los 26 años y con una proyección mundial en su batuta, que ha continuado a lo largo de su carrera.
El mundo desde un atril
El mes que viene cumplirá setenta años y, en ese tiempo, necesitaría todas las páginas de este periódico para dejar constancia de las orquestas dirigidas en EE UU, Europa y Extremo Oriente, a lo que hay que añadir sus cargos de responsabilidad en instituciones y teatros musicales de todo el mundo, junto con la dirección de casi todas las orquestas españolas. Pero no puedo olvidar su faceta de compositor, relegada en más de una ocasión por sus responsabilidades con la batuta, y que, por ejemplo, lo han sorprendido en ocasiones, componiendo sobre el papel pautado a bordo de un avión, entre escala y escala, nunca mejor dicho. De sus obras destacan, 'Suite Burlesca' (1972), 'Sinfonía del Descubrimiento' (1992), con motivo del Quinto Centenario del descubrimiento de América; 'Cinco canciones sobre poemas de Alonso Gamo' (1996) para soprano y orquesta; 'Sinfonía del Agua' (2007), por encargo de Emasagra; 'Amaneciendo (Passacaglia)' (2010), obra para piano; 'Atallah' (2010), su única ópera hasta la fecha; 'Cartas de un enamorado' (2012), obra para barítono y orquesta dedicada a su mujer, Alessandra; 'Concierto para piano y orquesta', 'Concierto para violín y orquesta', así como varias obras para piano solo, todas compuestas entre 2012 y 2013. Miguel Ángel es un músico granadino multipremiado y reconocido por instituciones públicas y privadas, pero solo por reseñar algunos, recordar que recibió la medalla de oro de la ciudad de Granada por sus extraordinarios méritos artísticos en 1984, que fue nombrado por IDEAL 'Granadino del siglo XX', en 1995; que el rey emérito, Juan Carlos I, le otorgó la Encomienda de Número de la Orden del Mérito Civil, y el Ministerio de Cultura y Educación del Estado de Baviera le concedió el premio especial El León de Baviera por su labor al frente de la Joven Orquesta del Festival de Pascua de Bayreuth, y así podríamos seguir enumerando sus múltiples reconocimientos, nacionales e internacionales, pero lo mejor de todo es que... es uno de los nuestros.
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