Las primeras vacaciones «de verdad» que Dolores 'La Porrona' disfrutó fueron siendo madre, porque esta emblemática bailaora granadina lleva «trabajando desde los ocho años sobre los escenarios» y fuera de ellos. La Porrona comenzó en la Cueva de La Rocío, después siguió en La Canastera, «me recorrí todas», asegura Dolores. En esa época conoció «a La Chispina, La Loreto, a La Maruja, La Estrellica... A mucha gente que no existe ya». Entonces no había tanto turismo en el Sacromonte y el Albaicín era muy diferente también «pero algunos visitantes subían al Sacromonte a vernos bailar». De joven no recuerda vacaciones, lo más parecido a descansar en época estival eran los viajes que hacía gracias a su arte en el tablao. «Me llevaban a Almuñécar y aprovechaba que estaba la playa para visitarla», relata esta popular vecina del Sacromonte. Durante los meses de verano, cada semana, se subía al escenario de una discoteca que regentaba Agustín del grupo Los Ángeles, según cuenta.
Dolores recuerda las décadas de los 60 y los 70 como unos años muy duros en los que ir a la playa de vacaciones era un lujo. La otra alternativa a los calurosos veranos de Granada y que estaba al alcance de todos era pasar el día en el río. Algunos granadinos aprovechaban la ribera del Genil. Pero como Dolores procede del barrio del Sacromonte «apenas bajábamos una cuestecilla y estábamos en el paraje de Puente Quebrada» en la ribera del río Darro, relata. Eran unas jornadas de juegos y risas con sus primos, padres, abuelos y otros familiares. Recuerda que su padre solía cocinar un arroz para todos los familiares.
De joven siguió sin vacaciones, pero cambió su forma de trabajar. Con 13 o 14 años dice que empezó a buscarse «la vida mejor». Compartía escenario con Pepe Albaicín y con otros artistas en fiestas privadas.
Torrenueva fue el primer destino al que Dolores fue de vacaciones. Ya era madre y las vivió de una forma muy especial porque pudo disfrutar con sus pequeños. Recuerda, entre risas, que aunque no sabe nadar se metía en el mar «hasta el cuello». Asegura que fueron las mejores vacaciones de su vida, pero no tanto por el lugar como por la compañía. Cada verano pasado junto a sus hijos y a sus familiares, es memorable. Esta granadina piensa que «da igual dónde estés, no es necesario salir de la ciudad si estás acompañada por buena gente; cualquier tiempo compartido con padres, hermanos, hijos, por los tuyos, esos son los mejores momentos de tu vida».
Gracias a su trabajo como bailaora y cantaora, Dolores 'La Porrona' ha viajado por muchos países. «Estuve varios meses en Venezuela, conocí varias islas allí, también hice una gira por Alemania, y aunque los viajes eran por trabajo, tenía oportunidad visitar sitios nuevos y diferentes a todo lo que había conocido hasta entonces», reconoce.
Este año, Dolores pasará todo el verano en la ciudad porque tiene una dolencia en las rodillas, pero desde hace treinta años esta es su vida en esta estación. Su negocio, 'La Porrona', es un bar de referencia situado en plaza Larga del Albaicín; es una visita obligada para turistas y lugar de reunión para locales; de hecho, está incluido en el circuito promovido por el Patronato de Turismo 'Granada Ciudad del Rock'. En su terraza, por las tardes, Dolores atiende las mesas con su gran sonrisa porque dice que disfruta trabajando y que ni el calor del verano en la ciudad la amilana porque cuenta con sus armas. Presume de que dispone de una pistola de agua para refrescarse. «Cuando me disparo con la pistola de agua a la gente le da mucha risa, y a mi también», sonríe.
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