«El corazón me dicta que mi hermano está metido en algún recoveco, como un niño asustado»
Familiares y amigos de Gabriel, el hombre desaparecido desde el pasado lunes en el Sacromonte, piden voluntarios para participar en una gran batida de búsqueda este domingo, a las 10.00 horas
Silvia y Nuria se apoyan en el bastón, agotadas. Llevan desde el lunes buscando desesperadamente a Gabriel, su hermano, por el Sacromonte ... granadino. Y no piensan parar hasta que lo encuentren. «Lo vamos a seguir buscando porque tiene que aparecer», dice Nuria, con la voz entrecortada. Han recorrido laderas, tajos, caminos y senderos; subido montañas, cruzado ríos, entrado en cuevas... «Es un laberinto -suspira-. El Sacromonte es un laberinto. Todas las montañas comunican con otras a través de senderos, los campos aquí son infinitos».
Nuria, que apenas ha comido ni dormido desde el pasado lunes, se obliga a creer que su hermano está perdido, allí mismo: «El corazón me dicta que mi hermano está metido en algún recoveco, como un niño asustado, esperando a que alguien le ayude. Tiene que estar como un niño chiquitillo, en el agujero que menos me piense». Silvia, a su lado, camina pesadamente pero sin bajar ni un momento la mirada. «Cuando cae la noche y no aparece... no se lo deseo a nadie, qué angustia».
En el rastreo no están solas. Hoy, un equipo de Bomberos y otro de la Policía Local han recorrido con perros las zonas del monte por las que Gabriel habría podido pasar. Al final de uno de los senderos se encuentra el barranco de Teatinos, que, por su estructura, impide la visión al final del tajo. En esa zona, ni los helicópteros ni los agentes con prismáticos han podido ver nada, por lo que una unidad especial se descolgará en las próximas horas por el barranco para comprobar el lugar.
«Quiero corazón de humanidad, que la gente se vuelque con nosotros y nos ayuden a buscar»
Para este domingo 14, la familia de Gabriel ha pedido colaboración ciudadana para realizar una gran batida por las laderas del Sacromonte. «Nos veremos a las diez de la mañana, en el Camino de Beas número 28. Iremos con especialistas que nos repartirán en equipos. Toda la gente que se una, poca es. Necesitamos unión -sigue Nuria-, necesitamos personas. Quiero corazón de humanidad, que la gente se vuelque con nosotros y nos ayuden a buscar. Tiene que aparecer... Son cinco días ya... Tiene que aparecer».
La búsqueda
Los carteles con el rostro de Gabriel, de 43 años, están repartido por todo el barrio, pero también por el resto de la ciudad y por algunos municipios a los que pudo llegar caminando. Gabriel sufre depresión y ya se había marchado de casa en alguna otra ocasión. «Pero siempre volvía, a las pocas horas o al día siguiente. Esta vez no», lamentan sus hermanas. Ellas llevan en la mochila su medicación, por si lo encontraran poder dársela rápidamente. «Mi hermano tiene fibromialgia. Se ganaba la vida limpiando cristales, tienda por tienda, por dos o tres euros. Ha sufrido mucho... Por eso está perdido Gabriel, por todo el sufrimiento de tantos años», terminan.
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