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Márquez y Rossi.
La ambición ciega a Marc Márquez
GP de Aragón

La ambición ciega a Marc Márquez

Lorenzo vence en Motorland tras una caída de Márquez provocada por una táctica suicida en lluvia

Miguel Sesé

Domingo, 28 de septiembre 2014, 00:02

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Casey Stoner le dijo a Rossi una frase para la historia en Jerez 2011. El italiano, poseído por el ansia de intentar hacer un buen papel en su recién estrenada Ducati, había superado los límites de lo racional intentando adelantar al australiano en unas condiciones imposibles. El resultado es que los dos se dieron de bruces contra el asfalto, provocando un enfado monumental del oceánico. Tras la carrera Valentino se acercó a pedir disculpas y se encontró con el hachazo verbal de su némesis: «Tu ambición ha superado a tu talento», le espetó. En Motorland, Marc Márquez definió con una sentencia semejante para sí mismo una decisión desastrosa en carrera: «El riesgo ha superado el límite», dijo tras caerse después de una negativa pertinaz a cambiar de montura a pesar de que la incesante lluvia arreciaba en todo el trazado aragonés. En ambas ocasiones quien se llevó la victoria fue Jorge Lorenzo, un piloto que se ha acostumbrado a ir siempre por encima del rendimiento de su moto pero sin rebasar sus propios límites, y que se sube a lo alto del cajón por primera vez en lo que va de temporada después de cuatro segundos puestos consecutivos.

Márquez juega a ser dios a los lomos de su HRC. Sabe que tiene la mejor moto y afirmó en la previa que el de Alcañiz es su circuito preferido. Inmerso en cábalas acerca de cuándo logrará el bicampeonato, descuidó su condición de humano sujeto a las leyes básicas de la naturaleza. Es imposible conducir una MotoGP con las ruedas lisas y en un asfalto absolutamente mojado. Para todos, incluso para él. Su táctica suicida no podía acabar de otra manera que con sus huesos deslizándose por el suelo. Y así fue. La todudez de negarse a pasar por boxes a cambiar de moto se llevó a su estela a Dani Pedrosa, primero, y acabó con una mezcla de sensaciones entre el dolor de la caída y la pérdida de parte de su ventaja y el suspiro de, al menos, saber que su cuerpo quedó intacto sin ningún tipo de lesión que hubiera podido amenazar su supremacía en 2014.

Duras caídas de Iannone y Rossi

Motorland arrancó con una decena de pilotos con el cuchillo entre los dientes. Amenazaba tormenta, pero el trazado estaba seco, y todos quisieron posicionarse lo mejor posible ante un futurible carrusel de cambios de posiciones en los garajes. Andrea Iannone fue el primero en acelerar más de lo debido, y el primero en besar el suelo. Apretó tanto el puño derecho que se quedó sin pista, dejándose caer al llegar al césped para evitar males mayores. Después fue Valentino Rossi quien se fue recto cayendo con su moto girando en el aire de forma peligrosa a milímetros de la visera del italiano.

Sin ellos se estabilizaron las posiciones de cabeza. Márquez tiraba, Lorenzo resistía como podía y Pedrosa, una vez más, permanecía agazapado esperando su momento, ese que siempre sobrevuela los circuitos pero que rara vez aparece. Se puso a chispear, y las pequeñas y esporádicas gotas pronto se transformaron en copiosas y amenazantes. Jorge echó el freno y dejó irse a las HRC directas al acantilado, pero sin atrever a ser él el primero en tomar la determinación de cambiar de montura. Ése fue Aleix, que desde una posición retrasada vio la oportunidad de su vida ante sus ojos. Fue una decisión valiente la suya, nada que ver con la que tomaron los dos pilotos cabeza de carrera, que confundieron el valor con la temeridad innecesaria. Lorenzo aguantó en pista una vuelta más y se tiró a por los diapasones de mojado poco después.

Pasó una vuelta y Marc y Dani siguieron en pista. Ahí se cayó Pedrosa. Se cumplió otra, faltaban tres para la conclusión y Márquez giró de nuevo el tambor del revólver. Fue demasiado. Todo ocurrió en una curva asequible, con la moto practicamente recta y sin previo aviso. Al suelo. Tocaba lamerse la herida mientras que aquellos que se habían puesto la tirita le dejaban tirado en la cuneta. Marc demostró que no sabe frenar ni ceder, ni siquiera cuando es obligatorio. Lorenzo, inferior esta temporada y la anterior aunque con peor material que sus rivales alados, podría enseñarle mucho acerca de correr rozando el límite pero sin traspasarlo jamás. Es una enseñanza que sólo dan las caídas que duelen, y Márquez todavía no conoce eso con las 1.000 cc. Tras Jorge, Aleix Espargaró, el primero en hacer lo correcto, fue segundo, con Crutchlow completando un podio atípico para una carrera demencial.

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