Griezmann somete a un Galatasaray vulgar

La derrota y la mala imagen ofrecida ante un gran Barça presionaba un poco más al Atlético en su estreno continental frente al Galatasaray, uno de esos equipos imprevisibles y desconcertantes. Puede ser temible en su feudo si el veterano Sneijder entra en juego y su afición se vuelca, o un rival muy menor si los jugadores se desenchufan y el público se les vuelve hostil. Esto último fue lo que ocurrió frente a los ambiciosos 'cholitos'. Nada de especular en su terreno y de buscar algún contragolpe aislado o jugada de estrategia sino un deseo enorme de someter a los turcos y de mostrarse en el gran escaparate.

Simeone, tradicionalmente poco dado a las rotaciones, seguramente por trabajar con poco fondo de armario, disfruta ahora de un Atlético con más variantes. Introdujo cuatro cambios con respecto al sábado y salieron a escena Siquiera, Saúl, Vietto y Jackson Martínez. Sorprendía ver al ex del Villarreal estrenarse como titular justo en la Champions. Pero es un jugador desacomplejado, listo, intuitivo y con grandes movimientos por todo el frente de ataque. Recuerda un poco a Raúl en esas apariciones por sorpresa. Lo hace todo fácil y mejora al resto, aunque el ariete colombiano sigue muy desorientado. Tanto que parece indolente, un pecado de los que no perdona su entrenador.

Talento, visión y llegada

Las diferencias las marca Griezmann, un lujo para el Atlético por talento, manejo de ambas piernas, visión de juego, desborde y su llegada. Le basta un toque para llegar al gol. Así remató primero un pase medido de Juanfran y luego remachó una dejada de Godín, tras centro de Koke, mejorado pero aún muy lejos de su mejor versión. Con su doblete, el francés convirtió el Turk Telekom en un 'infierno', pero para los locales.

Cometieron seguramente los rojiblancos el error de pensar que los turcos iban a ser igual de blanditos tras la reanudación. Todo lo contrario. El Galatasaray presionó mucho más arriba, realizó un esfuerzo físico encomiable, fue mucho más aguerrido y dio mucha más sensación de peligro. Corto de físico, Sneijder se retrasó y jugó como pasador. Ya los madrileños no tocaban tan fácil. Simeone decidió cambiar después de que Jackson regalase un contragolpe con una pifia en lugar de asistir a Griezmann. Entró Torres y poco después Gabi por Vietto. En sólo dos minutos, el capitán se ganó una amarilla. Tres consignas: más presión a la salida del rival, más contundencia en el centro del campo y más contragolpe. Con el enemigo desgastado, entró Olíver para guardar el balón como un tesoro.