«Aprendí a sufrir y disfrutar»

Le preguntan por sus éxitos, por sus esfuerzos. Y él, buen deportista y enorme comunicador, sabe cómo lanzar un mensaje que cala al interlocutor: «sé positivo, esfuérzate en cada cosa que hagas y nunca dejes de soñar», expresa. Una proclama que pudiera ser la banda sonora de su vida. La suya, es una biografía de duras subidas en la primavera de la adolescencia, antes de que decidiera enfilar tantas líneas de meta.

Con 17 años sufrió un accidente de motocicleta. Una caída aparatosa que le causó la pérdida de fuerza y movilidad en su brazo derecho. Para un chico en plena adolescencia, supone un duro golpe. «A esta edad las prioridades de uno están descontroladas por las hormonas y no es fácil condicionar tu cuerpo a una discapacidad», advierte.

«Muchos de tus sueños se truncan», dice Palomero, señalando a la familia y amigos como el apoyo que necesitó para superar el bache. También el deporte, «que fue un bálsamo. Lo afronté planteándome pequeños objetivos, tirándome a una piscina, volviendo a nadar. haciéndolo en definitiva de forma diferente, ni mejor ni peor», explica.

A partir de aquí, Alejandro decide que la pérdida de movilidad en uno de sus brazos no puede marcar el resto de su historia y se traslada a Palma de Mallorca para apostar por una vida dedicada al deporte. Se tira al agua, literalmente, y vuelve a tomar contacto con el deporte que comenzó a practicar con sólo 12 años, la natación. Los éxitos no se hacen esperar.

En 2008 es seleccionado por el equipo nacional para participar en los Juegos Paralímpicos de Pekín, y de allí se trae el bronce en los 100 metros braza. Apenas acaba de eclosionar como deportista internacional y sus inquietudes por otras disciplinas comienzan a crecer.

Paratriatlón

Continúa cosechando lauros en las competiciones nacionales. También en los europeos y mundiales hasta que acude a sus segundos Juegos en Londres 2012, donde decide abrochar su etapa como nadador. Sus atenciones las atraen ahora el paratriatlón, aunque no pierde de vista su formación, licenciándose en Publicidad y Relaciones Públicas, obteniendo además un Máster en Comunicación y Periodismo Deportivo.

Es con zapatillas, bicicleta y bañador como quiere presentarse en Río pero en una decisión inexplicable por parte de la organización, la clase PT3, en la que él compite, queda desechada, por lo que no puede participar en los que hubieran sido sus terceros Juegos consecutivos. Unas Paralimpiadas llamadas a medalla porque actualmente, Álex Sánchez continúa siendo el número uno del ranking mundial en su especialidad.

Su devenir cuenta la historia de un auténtico luchador. De un incansable que sabe que su ejemplo puede contribuir a la mejora de calidad de vida de tantos atletas que, como él, un día se tuvieron que enfrentar a la decisión de dejarlo todo o seguir adelante.

Por eso, siempre que su agenda se lo permite, no duda en ofrecer conferencias en colegios, universidades o empresas, en las que desgrana sus avatares, desde lo de Pekín hasta Río, donde acabó ejerciendo como comentarista para Televisión Española durante las pruebas de natación.

Bajo el título 'Confianza y cercanía; las claves de un equipo de éxito', el atleta salmantino desgranó el pasado jueves en el auditorio de Caja Rural en Granada, sus secretos para alcanzar las metas profesionales y personales. Esta conferencia forma parte de la iniciativa 'Trainers Paralímpicos' que traerá al mismo escenario el testimonio sobre valores de otros dos atletas: Álvaro Galán, medallista y seleccionador nacional de boccia, mañana a partir de las 20 horas; y al baloncestista, Ismael García Moreno, el próximo 10 de mayo.

'Trainers paralímpicos' surge en el seno del Programa Adop Empleo Proad, una iniciativa de la Fundación Once, el Comité Paralímpico Español y el Consejo Superior de Deportes, que busca favorecer la incorporación al mundo laboral de los deportistas paralímpicos que finalizan su carrera en la alta competición. Grandes atletas, medallistas y campeones mundiales, viajan por toda España contando sus propias experiencias y demostrando que no hay ninguna dificultad en la vida que pueda impedir una carrera llena de éxitos.

Aquí, Sánchez Palomero contó sobre cómo podemos afrontar la vida de la misma forma que una competición: «aprendí que debemos sufrir y disfrutar durante el camino, porque así se hace más grande la meta. Nos pasa que a veces buscamos un final precioso y no nos acordamos de disfrutar la carrera sin saber que cuanto más grandes sean nuestros objetivos, más nos tocará sufrir y más nos deberemos esforzar».

Las empresas han captado su mensaje y son estas las que hoy piden a Sánchez Palomero conferencias para sus empleados, «creo que la experiencia de un atleta paralímpico puede servirle a un empresario porque se trata de lo mismo, superar adversidades y trabajar en equipo para alcanzar una meta común», concluye.