A Croacia por un sueldo y un ideal

«Tuve ofertas de distintos equipos de la Liga Nacional de Fútbol Sala española. Pero no me permitían vivir de ellas, pues no representaban más de 600 o 700 mensuales. Y yo por ese dinero me quedo en Motril y me pongo a buscar un trabajo». Al cierre-ala Jesús Rodríguez, uno de los jugadores más laureados del futsal granadino, se le abrió el cielo cuando a finales de agosto tocó a su puerta el FC Split Tommy. Y ya no sólo porque la proposición por una temporada que le trasladó el flamante subcampeón de la Primera de Croacia le servía para abortar la más pesimista de sus proyecciones, sino porque también le permitía mantener «el privilegio de seguir viviendo de lo que me gusta» por vía incluso de dar «un salto de calidad en mi carrera» . Y claro, no tardó en hacer las maletas. Porque sí, se trató de marchar a 2.750 kilómetros de casa, que es donde tiene «a mi familia y mi pareja». Pero también de revalidar en tiempo de crisis la condición de profesional, que es algo por lo que siente que «otros muchos jugadores quisieran estar en mi pellejo».

«Cuando estuve en China me pagaban mucho más dinero. No sólo para mantenerme, sino también para ahorrar, por lo que pude amueblar mi casa con posterioridad. Pero el que me ofrecen en Croacia me permitirá estar relativamente tranquilo en el verano», dice Rodríguez para justificar que a pesar de que su octava aventura en el extranjero se ha formalizado por medio de «un contrato privado» que le priva de prestación por desempleo, su idea es prolongar «por más tiempo» la estancia.

Y esa es una pretensión que no está enraizada únicamente en el interés crematístico, sino que también en el puramente deportivo. Porque lo cierto es que le motiva lo que se ha encontrado en un país con fútbol sala de segunda categoría.

«A nivel deportivo -explica Jesús Rodríguez- tengo la sensación de que este club es el mejor de entre los que he militado lejos de España. Primeramente, porque todos los jugadores tenemos dedicación exclusiva, por lo que entrenamos en sesiones de mañana y tarde ahora que estamos haciendo la pretemporada. Y además, porque aparte de que tiene muy buena estructura, es uno de los clubes más representativos de Split junto al Hajduk, que es de fútbol».

Y claro, eso cree que es una garantía de cara a poder cumplir con el objetivo «de meternos en los 'play off' por el título» al término de una temporada regular que arranca «a principios de octubre» y en la que espera que se haga notar el hecho de que «cinco de mis compañeros jueguen en la selección croata».

«Es sacrificado»

Con ellos se hace entender «en inglés». Y así acorta los plazos de un proceso de adaptación que se ve favorecido por el hecho de que el entrenador sea Víctor Acosta, un hispano-brasileño que ya trabajó en España para el Ríos Renovables de Navarra, el Martorell o el Albacete.

«Hay días malos y duros, porque la verdad es que es muy sacrificado estar tan lejos de los tuyos. Pero espero que algún día pueda obtener una recompensa», desea mientras agradece que el clima y las características geográficas de Split le hagan sentir a veces que «estoy en Motril». O al menos, que no se encuentra «en un mundo diferente», que es el convencimiento al que llegó a lo largo de su estancia en Vietnam. O en China, que es donde supo superar el inconveniente de adaptarse «a las comidas» o al «caos» del tráfico «realizando buenos números» y convirtiéndose en campeón con el Dalian. Sin duda, un recuerdo imborrable, pero que somete al placer indescriptible que le reportó el poder triunfar en casa.

«El ascenso a Primera con Oxipharma fue lo mejor que viví en mi carrera. Lástima que todo acabase de la forma en la que lo hizo», concluye mientras recuerda cómo entonces pudo desarrollar su pasión «a sólo sesenta kilómetros de casa». Ahora se encuentra mucho más lejos, pero la ilusión la conserva intacta.

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