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Imagen de una etapa del Giro de Italia.
Trampas para ser el último
Distinción

Trampas para ser el último

El italiano Marco Coledan logra el premio por ser el peor de la clasificación general del Giro de Italia aunque ensucia el espíritu del galardón con su treta en Sestriere

Javier Bragado

Domingo, 31 de mayo 2015, 19:10

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En los primeros años del ciclismo a los bautizados «esforzados de la ruta» se les concedía toda suerte de reconocimientos. Por este motivo se creó el premio al último de la clasificación general, que en principio, intentaba compensar la humillación de acabar en la cola con el mérito de haber finalizado una gran ronda por etapas. Sin embargo, con el paso de los años el reconocimiento se convirtió en un preciado objetivo debido a que se sumaba una compensación económica. Cuentan las crónicas de principios del siglo XX que algunos corredores se escondían en los bosques o simulaban problemas para terminar rezagados en épocas en que el fuera de control no existía y, por tanto, no se descalificaba a quienes cruzaban la meta con excesivo retraso respecto al ganador.

En el caso del Giro de Italia la figura de la 'maglia nera' es especial. Se creó en honor a Giuseppe Ticozzelli, un sacrificado ciclista independiente que peleó por acabar cuatro etapas en 1926 con una camiseta negra de su equipo de fútbol (Casale) en su parciular viacrucis de lesiones y accidentes en tiempos convulsos en la carretera. También elevó a figuras personajes como Luigi Malabrocca, el perdedor-ganador en 1946 y en 1947, o 'Nani' Pinarello, quien vistió con orgullo en 1951 la última edición del particular logro. Ambos se ocultaban en graneros o pinchaban sus ruedas con la intención de detenerse en su particular pelea. Ante el surrealista panorama los propios ciclistas protestaron porque se fomentaba una competición ofensiva en la que los pícaros multiplicaban los escondites en lugares inesperados y además de pervertir el espíritu suponía un problema para la seguridad.

La organización decidió prescindir del simpático galardón, con una excepción en 1967 (50ª edición de la carrera), pero más de medio siglo después, en la celebración número 98 de la ronda italiana, se decidió despertar la categoría como otro elemento para animar a la 'serpiente multicolor' junto a otros tres maillots especiales. Con la resurrección del premio también regresaron los bribones. El italiano Marco Coledan (22-8-1988) vestía la 'maglia nera' en la penúltima etapa cuando se dio cuenta de que su desventaja de más de seis minutos podría no ser suficiente respecto a Roger Kluge. Por si acaso, el truhán del Trek se detuvo sin disimulo en la recta de meta de Sestriere hasta que apareció su adversario y entonces el ciclista del Véneto reanudó la marcha con la satisfacción del deber bien hecho. Sin embargo, la estrategia del 'farolillo rojo' no pasó desapercibida para quienes se encontraban en el final de la etapa una hora después de que triunfara Fabio Aru. La imagen y la historia asociada se popularizó en las redes sociales. Evidentemente, la organización no le sancionó con tiempo pues habría ayudado a sus intereses, pero le castigó con una multa de 500 francos suizos por no cumplir el artículo 12.1.0007: «Los ciclistas deben defender deportivamente sus posibilidades. Se les prohíbe cualquier intención o comportamiento tendente a distorsionar o perjudicar los intereses de la competición».

Finalmente Coledan logró su esperado triunfo porque fue el colista de la clasificación general tras una última etapa en la que, curiosamente, su rival Kluge consiguió una bonificación de 4 segundos que ayudó al italiano. El ciclista del Trek pudo celebrar su 'maglia nera' sin ruborizarse, pero el Giro de Italia ha vuelto a plantearse si merece la pena mantener un premio que desvirtúa la competición y fomenta la aparición de más tramposos en un deporte que en los últimos tiempos ha multiplicado su mala reputación.

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