«En Granada me quedó la espina de no poder salvar del descenso al 'Cebé'»
Iñaki Iriarte, entrenador
Sergio Yepes
Miércoles, 1 de marzo 2017, 02:38
José Ignacio 'Iñaki' Iriarte (18/07/1950) se encuentra muy asentado en su Vitoria natal, donde cumple ya quince años realizando una labor de formación ... específica con los talentos que se integran en la cantera del Baskonia. Pero tiene muy interiorizada a la ciudad de Granada, en donde es historia viva por haber conducido al Oximesa a sus mejores clasificaciones: sendas undécimas plazas en la hoy conocida como Liga Endesa en las temporadas 1986/87 y 1987/88. Sin duda, éxitos sonados que no pudo prolongar en el extinto 'Cebé', con quien vivió un descenso a la Liga LEB (1999) que ahora que se presta a hacer balance reconoce como la «espina clavada» de su larga y recordada trayectoria por la ciudad.
Usted siempre ejerció de revulsivo de Oximesa. ¿Le duele no haberlo podido entrenar desde un inicio de campaña?
Bueno, las circunstancias fueron las que fueron. Y así llegó todo. Fueron años que recuerdo con agrado en los que salía de Vitoria y empezaba una nueva etapa. El estar en Oximesa hizo que pudiera ir luego a otros sitios. Estoy muy agradecido a Granada. No solamente al presidente José Antonio Murado, sino también por cómo me fue allí y por las atenciones que tuve de los granadinos.
¿Se necesitaba de una mano izquierda especial para dirigir plantillas tan complejas como lo eran las del equipo de Albolote?
Cuando vas a un equipo hay que intentar llevar a todos los jugadores por el mismo camino. Hubo que hablar con ellos y dejarles opinar, pero corregirlos cuando se equivocaban. Nos entendimos bien, dentro y fuera de la cancha. Pero sí, hubo tensiones y también roces.
¿Qué poso le dejaron esas plantillas?
Que conformaban un equipo muy equipo. Nacho Suárez era un base de los que ya no quedan. De los que miran primero si hay un pase y después la tiran. Se complementaba bien con los hermanos Álvarez, Clavero. Luego estaban los jugadores que hacían la labor ingrata. Y a ellos se unían los americanos, que eran anotadores. Eran equipos bien hechos. Además, todos los jugadores eran listos. Y eso lo hacía todo más fácil.
En Granada quedó la sensación de que fue injusta la no renovación de Larry Spicer al término de la campaña 1986/87. ¿Cree que Oximesa ganó con Dan Hartshorne?
Spicer era buen chaval, pero un tipo para él, egoísta. Y no siempre es bueno para un equipo el jugador que cuela treinta puntos. Porque a lo mejor llega a conseguir más con otro. Y creo que ese fue el caso. En ese momento Oximesa entendió que era mejor hacer un conjunto más sólido. Era importante también tener a jugadores como Harsthorne o Cooper, que aportaran puntos y rebotes.
Habla de Cooper, ¿recuerda algún momento más complicado que cuando se lanzó a por Santi Abad en el partido ante el Grupo IFA?
Sí, más complicado que eso fue cuando quiso pegarle a Luis Alvarez en un partido jugado en Albolote. Fue una situación jodida. Tuvimos que hablar con él. Cuando ocurren cosas así es importante que el entrenador le perdone. Y también que el jugador pida disculpas. Y eso es justo lo que pasó. Cooper era buena gente, un tío muy majo, pero luego en la cancha era un jugador agrio, difícil, je, je.
¿Cree posible que algún día emerja en España un equipo tan singular como Oximesa?
No, no, imposible. Ahora no existen clubes, existen sociedades anónimas. Y yo creo en las que son lideradas por una única persona, como hacía entonces Murado, y no en aquellas en las que mandan varios dirigentes. En el Barcelona siempre hay líos por este tema, pero no en el Madrid. Además, ya no hay jugadores como los de entonces, sino tiradores que prefieren lanzar de tres a hacerlo de dos porque puntúa más. Ya no encuentras bases o pívots para actuar de cinco como los de aquellos momentos.
Darvin Ham
Cuando usted regresó fue para dirigir al 'Cebé'. ¿Encontró muchas diferencias con Oximesa?
No, no. Eran equipos con una idea muy parecida, con planteamientos similares. Estaba Carlos Marsá de presidente y Juan Prieto de gerente, mientras que en Oximesa el 'jefe' era José Antonio Murado y el 'vice' Raúl Ruiz. No sabría decir cuál de los dos equipos me pareció mejor. Eran parecidos. Estuve a gusto en los dos, tanto a nivel profesional como personal.
En este nuevo ciclo también vivió líos de yanquis. Darvin Ham se estrelló contra una cabina de teléfonos y encima dio positivo en un control antidoping...
Pues resulta que estuve con él en uno de mis viajes a América. Está de segundo entrenador de Atlanta Hawks. Y en cuanto me vio me dio un gran abrazo. Cualquiera comete errores. Ocurrió todo eso, pero sin más. También hay que valorar lo que son las personas. Y él es excelente en ese sentido.
¿Se arrepiente de haber fichado por el CB Granada a la vista del cuadro con que se encontró?
No, no. Cuando tomas decisiones de este calibre te pueden salir bien o mal. Me quedé con la sensación de haber dado todo lo que yo podía. Intenté conseguir la permanencia, la cosa no fue bien y descendimos. Y ya recuerdo que la temporada siguiente, en la Liga LEB, murió mi madre y entré en una especie de depresión, tuve una gran bajada de moral. Así que hablé con Juan Prieto y presenté la dimisión. Pero creo que se me tiene respeto en Granada, en Huesca, o en otros sitios donde he entrenado. Y eso es más importante que haber ganado o perdido cualquier partido.
¿Qué cree que le quedó por hacer en Granada?
Me queda la espina de no haber podido salvar del descenso al 'Cebé'. Hubo un par de partidos claves que se perdieron y que supusieron que se redujeran nuestras opciones. Cuando fui allí sabía cómo estaba el deporte de Granada y a dónde iba. Pero en términos generales estoy satisfecho de cómo me fueron las cosas allí.
¿Qué jugadores elige de todos los que entrenó en Granada?
A los hermanos Álvarez, sin lugar a dudas. Fue con los que tuve una relación más cercana. Son ahora jueces y con eso lo digo todo.
¿Mantiene contacto con ellos o con cualquier otros jugadores de los que dirigió en esta ciudad?
Tengo cierto contacto con Luis Álvarez. Y a José Antonio Murado lo fui a ver una vez que estuve allí, pero poco más. Suelo visitar Granada de vez en cuando y la he notado muy cambiada con respecto a entonces, aunque igual de bonita.
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