Wyoming durante su concierto en la sala Prince, de Granada.

La historia del rock, según el Dr. Monzón

Wyoming & Insolventes llenan en la sala Prince en un homenaje a los grandes del rock

JUAN JESÚS GARCÍA

Lunes, 25 de abril 2016, 02:10

El lenguaraz presentador de el 'Intermedio' pasó por Granada por cuarta vez convertido cada vez más en lo que siempre quiso ser: una estrella del ... rock and roll. Wyoming progresa adecuadamente: primero llenó el Planta, luego la Boogaclub y ahora colgó el cartel de 'completo' en la Prince, o sea que va multiplicando por dos la venta de entradas en cada visita: dentro de nada coge a los Cero. .

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Gran parte de los presentes sin duda conocieron esa sala como cine Príncipe de 'arte y ensayo', y las primeras filas, no por veteranía, dejaron de comportarse como auténtico/as fans de club con carnet y cuotas al día.

Buen ambiente para asistir al estreno de Saraluze, el grupo que la norteña Sara Nievas ha montado en Granada con conocidos rostros de la escena local: Javier Avilés, Guillermo Morente y Nano Díaz. Sara pisa fuerte en el escenario y se maneja con coqueto atractivo bajo los focos, que la quieren y ella se deja querer. Una voz rotunda ayuda a que su cancionero suene acabado, y también muy variado, desde el perfil cantautoril al más roquero, con piezas que son carne de éxito ('Princesas') y experimentos resueltos con atrevimiento, como juntar un texto de Olalla Castro con un acelerado 'Summetime'.

Wyoming monta un auténtico guateque con su grupo (buena parte de Última Experiencia), un homenaje a su manera a los grandes del historia del rock «los putos amos» a los que 'prestó' algunas de 'sus' canciones para que se hicieran célebres. Acto de generosidad suprema que reivindica en el centro de unos Insolventes, más que solventes en su trabajo, y a los que viste traje rojo como si fueran un 'conjunto' de la época de los Sirex.

En buena forma

A pesar de que el exdoctor Monzón demuestra estar en buena forma guitarreando y ajustarse cantando a cada registro distinto, queda la duda de que si el personal disfruta más cuando saca la lengua a pasear, con un monólogo salpicado de canciones o con un concierto ocasionalmente presentado. Él tampoco abunda en su verbo desatado y ocurrente, aunque en su haber está que no siempre repite los mismos gags, improvisación que es muy de agradecer, aunque los chistes de repetición también funcionan, sobre todo si son buenos, y los suyos suelen serlo.

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Tampoco hace un concierto de best-sellers, y sorprende con piezas menos tópicas de las que 'regaló' a tipos como Lennon y McCartney ('One After 909'), Berry ('No Particular Place to Go'), Buddy Holly ('Its so easy to fall in love'), Troogs ('With a Girl Like You'), The Who ('I Cant Explain'), Alex Chilton y Box Tops ('The letter'), Johnny Winter ('Rock & Roll Hoochie Koo'), Rory Gallaguer ('Bullfrog Blues'), Zappa, (extraordinaria recreación de la marciana 'San Bernardino'), Simón y Garfunkel, Salvajes, Bravos -aseguró ser vecino de barrio de su primer teclista Manolo Fernández- o Rosendo, con mucho el más aplaudido de la noche. Un guateque en toda regla, y es que 'la juventud baila'. hasta los sesenta, o más.

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