Más de siete mil personas pasaron por un Parapandafolk polémico

El flamenco puso el punto y final a un Parapandafolk polémico por un lado, pero felizmente musical y popular por el otro. El recinto del instituto Diego de Siloé se llenó para una noche pensada como muy especial, y acaso embrión de un festival de flamencos de segunda generación, precisamente en una tierra donde hay un par de sagas muy bien valoradas. Intervinieron todos pujantes hijos de notables del flamenco Carlos de la Jacoba, J. L. Hernández, Antonio de la Luz, Jesús de María, los dos hermanos hijos del guitarrista Tomatito, Mari Ángeles Fernández y Tomatito hijo, quien cerró la noche con Joselito Montoya (hijo de Morenito de Íllora, que a la misma hora cantaba en el Palau de la Música catalana), con una muy aplaudida y arrebatada actuación por tangos y fandangos que abrió con un estremecedor martinete.

Para el director de festival, Antonio Caba, ésta ha sido una edición «de la que pesar página rápido porque el festival ha llamado la atención por circunstancias ajenas a su contenido y valores musicales, populares y culturales». Con todo, está contento por la asistencia. «Calculamos que entre seis mil y ocho mil personas han participado en alguna de las actividades». En total han sido 25 conciertos y una docena de propuestas, entre exposiciones, cine, talleres, viñetistas o la resucitación por dos día del legendario programa 'Trebede' de Radio 3.

«A pesar de las limitaciones económicas, este año mucho mayores, se ha mantenido el programa, y la extraordinaria respuesta del público ha sido el mejor apoyo, muchas gracias. La noche inaugural yo creo que ha sido una de las más concurridas de la historia de la muestra; afortunadamente el concierto estuvo también a la altura de esas expectativas».

Caba concluye afirmando que para la edición del año que viene, con la que cumplen un cuarto de siglo, se está pensando en hacer un programa especial de aniversario.