Edición

Borrar
El artista Pitingo, en un momento de la entrevista.
Pitingo vuelve a sus raíces con 'Cambio de tercio'

Pitingo vuelve a sus raíces con 'Cambio de tercio'

El artista flamenco refleja su madurez en un disco cargado de colaboraciones e invitados de lujo como Carmen Linares, Dorantes, Miguel Poveda o Sara Baras

Rosario González

Domingo, 15 de junio 2014, 02:38

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Con Pitingo, cada nuevo disco es una sorpresa. El artista flamenco hizo de la experimentación su sello y, pese a las críticas de los autodefinidos garantes de la pureza del género, logró mantenerse firme en su apuesta por la libertad creativa. Y ganó. Pertenece con orgullo a la nueva generación del flamenco, un grupo selecto de artistas que lleva sobre sus espaldas el reto de mantener un arte ya universal, más aún tras las recientes pérdidas de iconos como Enrique Morente o Paco de Lucía. Como ya le advirtiera Carmen Linares tras tamaño episodio de orfandad artística: "Vosotros tenéis ahora mismo la batuta". Consciente de la responsabilidad, Pitingo rinde homenaje a este arte con 'Cambio de tercio', un disco que salió a la venta el 3 de junio y en el que vuelve a la raíz flamenca acompañado por ilustres como la propia Carmen Linares, Dorantes, Miguel Poveda, Rafael Riqueni, Solea Morente y José Enrique Morente, Sara Baras, las guitarras de Alfredo Lago, Rafael Riqueni y Juan Carmona.

- Tras experimentar, vuelve ahora al flamenco más tradicional, ¿le gusta llevar la contraria?

- Soy una persona que hace lo que le apetece. La gente estaba esperando otro tipo de disco y esto es un cambio de tercio, una vuelta a las raíces, al flamenco. A veces es mejor dar un paso atrás para mirar hacia el futuro, para avanzar, y eso es lo que hemos hecho en este disco.

- Siempre ha reclamado la libertad para dar rienda suelta a los instintos, ¿la creación artística no es libre?

Hay gente que piensa que la música es intocable, pero yo creo que la música es algo que se hace para que se pueda cantar, para que se pueda recrear. Si no morirían las canciones.

- Este disco refleja a un Pitingo más maduro, ¿cómo ha sido esa evolución?

Al ir cumpliendo años vas madurando no solo musicalmente, sino también mentalmente. Tuve a mi hijo hace dos años y eso te cambia la vida y la forma de pensar incluso. Tengo la costumbre de grabar un disco y no volverlo a escuchar, no me gusta porque si lo repaso solo soy capaz de ver mis fallos, todo lo que no quiero repetir. En mi casa no hay un solo disco mío.

- ¿Se ha visto en la tesitura de componer con un biberón en la mano?

Claro que sí. Desde hace dos años me ha tocado hacerlo muchas veces, además de tener el estudio lleno de juguetes. A mi niño le gusta mucho la música y cantar también, hasta ha cantado en 'Y llegó Manuel'.

- ¿Su hijo ya canta con apenas dos años?

¡Empezó con ocho meses! La gente está alucinando con el niño. Él nos escucha en casa cantar y tengo un vídeo en el que con ocho meses ni hablaba todavía pero ya tarareaba intentando imitar las melodías. Con catorce grabó el tema. Tiene buen oído, pero yo prefiero que estudie.

-¿La experimentación es vital para encontrarse como artista?

Creo que quien no arriesga no gana. Hay que innovar constantemente, aunque sin perder de vista las raíces, es la única manera de llegar a otro público y de que el flamenco vaya avanzando y abriendo fronteras. El flamenco ya es una música muy querida en el mundo entero y muy bien posicionada, pero hay gente que todavía les cuesta mucho y hay que acercarl de otra manera la música para que la digieran mejor. Creo que esa es mi labor y la de los artistas que estamos en el flamenco.

-¿Encontró su verdad?

Sigo buscándola. Soy una persona inquieta por naturaleza en lo personal, y con la música me sucede igual. Me levanto de repente a las 4 de la mañana y me pongo a escribir o a tocar melodías con la guitarra, cualquier cosa que se me ocurra.

- Incluye en su disco una canción en árabe, ¿hay algo que se le resista?

De momento no, soy bastante osado. Se la escuché hace tiempo a una cantante jordana, Farah Siraj, y me quedé enamorado de la canción. Pedí ayuda a un profesor de árabe y a Farah para hacer juntos la canción y ahora es uno de los temas que más gustan del disco.

- El disco está marcado por colaboraciones de lujo, ¿fue complicada la logística?

Lo complicado es cuadrar las agendas, pero todos nos conocemos desde hace años. Además, menos Carmen Linares -que es la maestra-, el resto son de mi generación y nos hemos conocido todos empezando, así que ha sido muy familiar, lleno de cariño y admiración mutua.

- El disco tiene su parte de homenaje a Morente y Paco de Lucía, ¿cómo de huérfano se ha quedado el flamenco?

Da vértigo pensar que nos han dejado todos esos genios, esos maestros. Queda Carmen Linares y otra gente de su época, pero se nos han ido tantos en tan poco tiempo. Carmen ya nos lo ha dicho: "vosotros tenéis ahora mismo la batuta", pero tocar y cantar como ellos es imposible, porque han vivido otra vida en la que se cantaba de otra manera. Antes había más flamenco, más tablaos, más artistas. Ahora tenemos Spotify y iTunes, pero no es lo mismo. Lo que está claro es que Intentaremos defenderlo lo mejor posible.

-¿Cuál es el mayor reto en ese desafío?

Que el flamenco no se pierda. Pero es un trabajo de todos, no solo de los artistas, si no de los medios, de la política... Hay que poner el flamenco en su lugar porque no hablamos de una música culquiera, si no de una cultura, de una vivencia y es un trabajo de todos que no se pierda.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios