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Infierno de metal y sangre

Infierno de metal y sangre

Chil Rajchman describe la terrible vida de los prisioneros en Treblinka, una narración dura y necesaria en las circunstancias

Pablo Rodríguez

Sábado, 23 de agosto 2014, 00:48

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El infierno se desplegó en la tierra. Era frío, terrible, organizado, tan real como los barracones en los que dormían los condenados. Casi 70 años después, los testimonios sobre la vida y la muerte en Treblinka continúan produciendo una desazón infinita a los lectores. En este tiempo, muchos escritores han lanzado al aire sus narraciones sobre las condiciones inhumanas en las que vivían los prisioneros.

Sin embargo, esta vez es uno de ellos, uno de esos pocos hombres que lograron regresar de aquel infierno el que cuenta lo vivido aquellos años en Treblinka. Chil Rajchman despliega un relato duro y absolutamente real que inspira al lector a reflexionar sobre la condición humana, sobre los desastres de la locura desatada en aquellos años.

El terror atraviesa las páginas en inexplicables escenas como las palizas de los guardas nazis, las inframundas condiciones de los barracones o las amenazadoras epidemias que cada cierto tiempo debilitaban a los prisioneros, dejándolos al borde de una muerte seguro.

También hay tiempo para la valentía. Ellos, los desesperados, se enfrentan a un sufrimiento tan cierto como el aire en una rebelión que provocó cientos de muertos y que pasa con detalles tan dramáticos como los del almuerzo previo al alzamiento. Rajchman cuenta que muchos apenas pegaron bocado a pesar del escaso rancho que recibían día tras día.

'Treblinka', el título de Rajchman, lleva con una sencillez brutal la misma vida y la misma muerte que pobló el campo de concentración. Una historia esencial en estos tiempos en los que tantos millones de personas reviven la experiencia en poblados de África y Asia.

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