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Julie y Francisco de Paula, fundadores de la compañía de teatro Claroscuro.
«En la vida hay que hacer sacrificios»

«En la vida hay que hacer sacrificios»

Claroscuro es la compañía teatral granadina fundada por Francisco y Julie, el binomio que opta a un premio internacional por su obra 'Yo soy la Locura'

LEO RAMA

Lunes, 31 de agosto 2015, 02:06

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Francisco de Paula era periodista, algo de lo que escapó, según relata él mismo. «Fue una cosa transitoria». Conoció a Julie Vachon, canadiense, en un concierto de Jordi Savall en 2008, en Francia. Se casaron y juntos orquestaron Claroscuro, la compañía de teatro con la que interpretan 'Yo soy la Locura', su única obra hasta la fecha. Después de encontrarse con las piedras españolas del camino, desde fuera les llega un reconocimiento con forma de candidatura a los premios internacionales YAMA.

Del periodismo musical al general, y ahí al teatro de títeres, es un extraño viaje profesional. Aunque Francisco especifica: «Es teatro con títeres». Fue su mujer Julie, actriz y marionetista, de quien Francisco aprendió el oficio. Ella lo hizo en la universidad y más tarde se empapó de la realidad laboral: «Vas a una compañía y te forman y luego te vas y formas una compañía».

Un día, cuando Francisco coqueteaba con los títeres, Julie le propuso montar algo con aquellos muñecos. «Me volvería loco», contestó.

Claroscuro es el resultado de la unión de sus pasiones: la de Julie por el teatro y la de Francisco por la música. El nombre de la compañía es una alusión clara -oscura también- a los efectos visuales que consiguen en la puesta escénica de su obra prima. En 'Yo soy la Locura' juegan con binomios: «Las luces y las sombras, el ying y el yang, el frío y el calor, el andaluz y la canadiense». Todo gira en torno a una idea, que las cosas se pueden fundir.

La historia es en sí misma una fusión de fusiones. Está, de hecho, basada en hechos reales puesto que los dos titiriteros y los cuatro músicos que componen el relato existieron y acompañaron a Hernán Cortés en su viaje a las Américas. «Como nosotros», dicen, pues son dos titiriteros y cuatro los músicos que interpretan este teatro en directo, sin contar a la sorpano granadina Verónica Plata. Ella es quien pone voz a la Locura, el ser mitológico que controla las pasiones humanas y narra la historia de Manuel y Zyanya.

Montado en el barco en el que viajaba Hernán Cortés, Manuel llega a las Américas y se enamora de la india nativa Zyanya. Su romance se precipita al fin en el momento en el que él debe regresar a España, por lo que Zyanya decide, por intermediación divina, tomar forma de títere para estar siempre con su amado. «La metamorfosis es propia de la cultura azteca», comenta Julie, que ha respetado y reflejado ese mundo. Cree que el mensaje que perciben los espectadores es que «en la vida hay que hacer sacrificios». Ella lo vivió en sus blancas carnes cuando adquirió un billete de ida sin vuelta. Dejó a su familia, su trabajo y sus amigos para dar comienzo a una nueva vida en España. Disculpen el spoiler.

De los entresijos del argumento, extraen un alegato integrador. «Quiero que los niños se den cuenta de que somos mestizos, es la grandeza de ser español», comenta Francisco de Paula, que destaca que la pureza no existe.

Música barroca

También por medio de lo musical han procurado ceñirse a la realidad, a pesar de la ficción y poniendo en valor la música propia de la época. Reivindican a autores barrocos como José Marín o Juan Hidalgo y rescata algunas piezas criollas de manuscritos antiquísimos. «La música española no sería lo que es de no haberse contagiado de los indios americanos», apunta Francisco de Paula.

Música barroca, estética renacentista, teatro, títeres... De la mezcla han obtenido respuestas polarizadas, aunque afirman que su público alucina al ver la representación. Más complicado fue convencer a los programadores. No quieren ser un teatro de culto. Para montar 'Yo soy la Locura' no han contado con ayudas públicas y llevar a los escenarios su obra les ha supuesto muchos quebraderos de cabeza. Julie comenta que «ser artista no es fácil». Esa es la razón por la que agradecen al Ayuntamiento de Granada que haya apostado por ellos a través del programa 'Educar con arte', enfocado a jóvenes. Ellos especifican: «No es para niños». Tampoco deja de serlo. «Es para un público que va desde los 8 años a los 100».

Lo suyo es, dicen, «puro teatro». No como en esa canción de La Lupe. Cuando plantearon este proyecto, por convicción, se negaron a caer en los tópicos típicos de las representaciones teatrales para niños y dejaron de seguir las pautas habituales. Es ahí donde reside su «fuerte», reconocen, además de recuperar la música barroca española. «Deberíamos poner en valor la música seglar, porque tiene una raíz folclórica fortísima». La conversación regresa a ese tema, ponen énfasis. «La gente alucina cuando la escucha porque tiene acordes casi de flamenco». Francisco segura que hay expertos que relacionan los orígenes de las alegrías.

Quieren seguir en la senda de la música en directo y teatro con títeres. Con 'Yo soy la Locura' como única obra en su currículum, ya trabajan en un encargo. Cuatro grandes festivales han apostado por ellos para su segunda representación. Es lo único que por el momento pueden contar.

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