Cuatro cámaras acorazadas para blindar obras, libros y joyas artísticas de Granada
Museos e instituciones de Granada protegen sus fondos con guardias y vigilancia 24 horas para evitar robos como el del museo del Louvre
Parece un chiste, pero no lo es. Dos tipos aparcan un camioncillo y despliegan una escalera mecánica. Otros dos llegan en una moto. Los cuatro ... suben hasta un balcón, destrozan un ventanal con una radial, revientan dos vitrinas llenas de joyas y se marchan por donde vinieron. Ocho minutos. Un golpe perfecto. Y no, no sucedió en un chalé de la Vega o un piso del Zaidín. Ocurrió el pasado domingo en el Louvre. En la Francia del 'oh là là' y de la 'grandeur'. Más allá de que el gobierno galo ha hecho 'casus beli' de la identificación y localización de los mangantes, este tipo de sucesos tan peliculeros sirven también para cuestionarse hasta qué punto puede suceder esto en una ciudad como Granada. Es cierto que por estos pagos no se exponen collares y diademas valorados en 88 millones de euros, pero también es igual de cierto que centros museísticos y otras instituciones atesoran obras de arte valoradas, en algunos casos, en seis millones de euros.
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Lógicamente ninguna de estas entidades aporta detalles de sus sistemas de seguridad para no darle pistas a los malos, pero sí disponen de infraestructuras prolijamente divulgadas. No hay más que hacer un rastreo por internet. Entre ellas, las cámaras acorazadas del Hospital Real, el Centro Guerrero, la Alhambra y el Centro Lorca. Este periódico ha estado dentro de ellas. Hablamos de estancias completamente encapsuladas en las que solo pueden penetrar unos cuantos acreditados. Estos receptáculos, que guardan las piezas más cotizadas de sus fondos, están totalmente blindados para los intrusos, pero también ante los efectos devastadores que podrían tener un terremoto o un incendio.
La del Centro Lorca, en el corazón del edificio de la plaza de la Romanilla, alberga el legado de Federico, unos cinco mil manuscritos, dibujos, cartas y fotografías. Para entrar no solo hace falta una tarjeta, sino la propia huella –un método infalible–. El director del Centro Lorca, MiguelCanales, comenta que nunca se ha escatimado en temas de seguridad.El servicio se presta en régimen de concesión por parte de la empresa Securitas por un importe de 225.000 euros. «Estamos cubiertos las veinticuatro horas, a lo que hay que sumar el personal de sala cuando hay exposiciones», dice Canales, quien resalta la eficacia técnica. «En una visita de un colegio desaparecieron unos auriculares y en pocos minutos los teníamos localizados gracias a la videograbación», señala Miguel Canales.
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Siguiendo con los lugares lorquianos, la Huerta de San Vicente también está dotada con dispositivos anti intrusismo con sensores en todas sus salas conectados con la central de la Policía Local. Además, tanto el interior como el exterior cuentan con una red de cámaras que alerta de presencias no autorizadas. En la Huerta de San Vicente se halla, por ejemplo, el piano con el que Federico amenizaba las veladas en la residencia de verano de los GarcíaLorca.
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El Centro Guerrero también dispone de un búnquer donde se guarda un pequeño porcentaje de los 200 cuadros del pintor granadino tutelados por este ente –el resto se encuentra en un almacén de sesenta metros cuadrados situado en algún lugar de Granada–. El cubículo, pintado de blanco, mantiene unas condiciones constantes de temperatura, en torno a veinte grados, y de humedad relativa, cincuenta por ciento. Al permanecer herméticamente cerrado, la incidencia de luz directa no es ningún problema. Cada uno de los guerreros, algunos muy pesados y de dimensiones considerables, se ubican en grandes 'peines' articulados con ruedas que se pliegan y se despliegan en función de las necesidades. Todos están envueltos en tisú, un material con el aspecto de una tela muy fina con una porosidad que garantiza la transpiración para evitar condensaciones y proteger al mismo tiempo del polvo y otros posibles depósitos.
El Centro Guerrero, dependiente de la Diputación de Granada, tiene guardias todo el día distribuidos en turnos de ocho horas. Cuando está abierto al público, por las mañanas de diez y media a dos y por las tardes de cuatro y media a nueve, liberan un efectivo más para recorrer los diferentes espacios expositivos.
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Hospital Real
Está escrito en latín vulgar. Un pergamino fechado en el año 1319 que relata el reparto de un pozo en algún lugar de la Mancha. Es el texto más antiguo de una de las bibliotecas más antiguas de España, la universitaria de Granada. Una verdadera joya que, como tal, está a buen resguardo en una cabina impenetrable e irrompible de cinco metros cuadrados donde se contabilizan 1.800 documentos de enorme valor histórico, artístico y científico. Entre ellos, sesenta y dos incunables –impresos en el siglo XV–. Solo hay tres personas en la Universidad que puedan acceder mediante tres claves distintas y tres dermatoglifos –surcos dactilares– distintos.
Los datos
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225.000 Entes como el Centro Lorca dedican 225.000 euros a seguridad y vigilancia.
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1.800 La cámara acorazada del Hospital Real guarda un total de 1.800 fondos.
Se abre cuando hay una visita institucional de primer nivel –y si así lo estiman desde el rectorado– y con un aforo máximo de cuatro personas, incluido el manipulador. También de forma puntual cuando se produce un préstamo para alguna muestra. Las condiciones ambientales dentro de la estancia son estables. Está iluminada con una lámpara led de baja intensidad. En el caso de que se produjera un fuego, este se apagaría mediante la absorción del oxígeno –el agua puede ser incluso más dañina que la combustión–.
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El 'fortín' de la Alhambra está en Nuevos Museos. En el archivo del monumento nazarí se custodia un kilómetro lineal de legajos que abarcan un arco temporal que va desde 1492, desde la entrada de los Reyes Católicos en Granada, hasta nuestros días. Una vez dentro, la sensación es de frío. Para ello cuenta con un potente equipamiento no solo de climatización, sino también de humidificación y deshumidificación. A todo ello hay que sumar otras tecnologías de última generación como un sistema de extinción de igniciones por gas F13 y un renovador de aire.
Todo el material está catalogado en estanterías móviles automáticas sobre raíles que incluyen dentro los planeros con las colecciones de la Alhambra –planos, fotos, grabados, carteles, postales, herbario y demás soportes con la memoria oral y audiovisual de la Alhambra– y cuatro armarios contenedores de vidrio, donde están depositados los negativos fotográficos.
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