La crisis del COVID-19 reduce un 70% las intervenciones quirúrgicas en los hospitales de Granada
Son la estimaciones que hacen los sindicatos para los dos grandes hospitales, donde solo se operan ya procesos oncológicos y urgencias
La avalancha de enfermos del COVID-19 ha provocado el peor escenario posible: está poniendo contra las cuerdas al sistema sanitario español. Los recursos son ... limitados y el incremento en el número de contagiados que requieren un ingreso hospitalario no para de crecer. Ante esta vicisitud, las autoridades sanitarias dieron la orden a las Comunidades Autónomas para que reservaran prácticamente todo el esfuerzo de la actividad asistencial diaria a la lucha contra esta terrible y letal enfermedad.
Periodismo y compromiso
Aunque ya se venía actuando en este sentido una vez se decretó el estado de alarma, no ha sido hasta hace dos semanas, según fuentes sindicales, cuando en Granada ha caído a su mínima expresión el número de intervenciones quirúrgicas programables y las pruebas diagnósticas. Actualmente se estima que las operaciones se han reducido en un 70% de media en los dos complejos hospitalarios de referencia –Clínico San Cecilio y Virgen de las Nieves–, y se prevé que este porcentaje aún descienda algo más en los próximos días. Así será por varios motivos.
El primero de ellos es porque lo obligan los planes de contingencia aprobados por la Junta de Andalucía. Y segundo porque es necesario que la actividad que no sea vital para subsistir y sobrevivir en esta crisis ceda por completo en la aspiración común de frenar el avance del coronavirus, que cada vez suma más muertes y contagiados.
Según explica el presidente del sindicato médico, Francisco Cantalejo, desde el estado de alarma las intervenciones quirúrgicas relacionadas con otras patologías había caído casi a la mitad. Sin embargo, desde principios de esta semana, estas se han visto limitadas ya en dos tercios.
«Se ha estado operando hasta el último momento», critica el facultativo, que cree que la medida de cortar las intervenciones debería haberse hecho de una forma más radical y mucho antes para poder disponer de todos los recursos disponibles en la lucha contra el virus.
Según señala tanto él como, por ejemplo, Félix Alonso, el secretario general de Sanidad de CCOO en Granada, los quirófanos se están abriendo ya solo para los procesos oncológicos con mal pronóstico y para las urgencias inaplazables como pueden ser heridas derivadas de un accidente como los traumatismos o enfermedades que pueden comprometer la salud del paciente si no se interviene. Algunos ejemplos podrían ser la angina de pecho, los infartos, la apendicitis aguda o la peritonitis.
El resto del catálogo está excluido aunque desde los sindicatos también apuntan a que también se están haciendo aún algunas intervenciones ambulatorias de carácter menor y que no requieren de ingreso. Las cataratas o las hernias inguinales son dos ejemplos claros pues su cura no necesita acaparar grandes recursos.
La falta de respiradores
El presidente del Colegio de Médicos de Granada, Jorge Fernández Parra, explica que el motivo principal de que estas intervenciones se aplacen ahora es por el problema que está habiendo no solo de camas sino sobre todo de respiradores. En un hospital, tal y como cuenta, existen estos aparatos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), en reanimación y en los propios quirófanos.
Con unas salas de UCI completamente desbordadas ante tanto enfermo de COVID-19, es importante que los respiradores de las salas de reanimación estén libres por si pudieran hacer falta. «Y no se puede operar si no es posible dar un postoperatorio de garantías a la persona que acaba de pasar por cirugía», apunta el presidente del Colegio de Médicos, que no sabe cuándo se acabarán los aplazamientos y las cancelaciones sine die de estos procedimientos.
«Hay que esperar a ver cómo transcurre esta semana y la que viene, pues se cree que son cruciales para vislumbrar la evolución del índice de casos», señala Fernández Parra, que calcula que, como mínimo, Granada seguirá en las mismas condiciones sanitarias en los próximos 15 o 20 días.
Circuitos separados en el Materno para proteger a las plantas «limpias»
Los pacientes con coronavirus están ingresados en diez alas del hospital general de Maternidad, «completamente separados» de las cuatro alas del edificio consideradas «limpias» donde están ingresados otros pacientes. La dirección del Hospital Universitario Virgen de las Nieves y los profesionales del área de Pediatría han querido así precisar que los niños de Oncología y demás pacientes están totalmente aislados y protegidos y que no se han recibido quejas de padres al respecto. Entre otras cuestiones, se han diseñado circuitos diferenciados para los profesionales que atienden a unos y otros pacientes.
Para Isabel López, del área de Sanidad de UGT, hay otro factor importante: «Es necesario quedarse en casa para no colapsar ni tampoco seguir contribuyendo a la expansión del virus», explica. «Es que es lo más sensato», apostilla.
«Me alegré del aplazamiento»
En parte por este miedo a ser contagiado o a contagiar, a aquellos a los que se les ha aplazado citas médicas importantes en estos días no les parece mal esperar un poco más a pruebas u operaciones que llevaban, en algunos casos, meses esperando.
Por ejemplo a Margarita, vecina del Albaicín. Hace unos meses en un prospección rutinaria le vieron unos nódulos extraños en un pecho. Unos «bultitos de líquido», explica ella. Le dijeron que en principio no tenía que preocuparse pero le adelantaron la siguiente mamografía para evitar sustos indeseables. Una prueba que ahora se la han pospuesto ante la crisis delCOVID-19. «La verdad es que me alegré del aplazamiento», explica Marga, a quien también le han retrasado otra prueba para su rodilla, de la que cojea sin saber muy bien por qué desde hace dos años.
«Aunque lo del pecho me inquieta un poco y con la rodilla llevo mucho pasado, me agobiaba el hecho de ir al hospital por el tema del virus», cuenta esta vecina, que también espera que esta situación no se alargue demasiado.
Su psicosis es también la de Manoli, de Peligros. Su situación es llamativa, pues hasta llegó a tener cama antes de que le cancelaran la intervención quirúrgica. Había ingresado por un prolaxo uterino a las 17 horas del domingo en el que decretaron el estado de alarma, y a las 21.30 un doctor entró en su habitación y le comunicó que su operación, que llevaba esperando desde hacía más de tres meses, se cancelaba.
«La verdad es que estaba muy nerviosa por la operación pero también por todo lo que estaba pasando. Me alivié un poco cuando me mandaron a casa y eso que estaba deseando acabar ya», señala esta mujer de 51 años.
Ella tendrá que esperar a que le llamen, pero Alejandro no ha podido: «Rabiaba de dolor», apunta a IDEAL. Este vecino del Realejo ha tenido que recurrir a las urgencias de la sanidad privada para quitarse una muela partida que le estaba «matando», cuenta.
Fue al dentista de la Seguridad Social el miércoles de la semana en la que España comenzó la cuarentena. Le dijeron que había que sacarla de inmediato y le recetaron antibióticos y analgésicos para anestesiar un dolor que ni siquiera «empastillado» remitía completamente. Tenía la operación hace 10 días, pero le llamaron para avisarle de que no se podía realizar.
Y se quedó plantado tomando 15 pastillas diarias. Después de avisar a su médico, este le bajó la dosis. La consecuencia inmediata fue que aumentó un dolor que, aunque es baladí comparado con los efectos del COVID-19, tampoco debió ser fácil convivir con él. Hace dos días le curaron en una clínica de urgencia.
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