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La pieza cerámica fracturada que los investigadores hallaron en la vivienda. IDEAL
El crimen de Benalúa: una riña familiar, un jarrón, una hoja de afeitar y dos puñaladas

El crimen de Benalúa: una riña familiar, un jarrón, una hoja de afeitar y dos puñaladas

IDEAL tiene acceso al atestado del caso, que culminó con la muerte de un joven, el primo de su novia detenido y una minuciosa inspección ocular de la Guardia Civil

Yenalia Huertas

Granada

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Viernes, 13 de diciembre 2019, 01:35

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El pasado 15 de noviembre la tarde se oscureció antes de tiempo para los habitantes de Benalúa, un municipio de la comarca de Guadix donde más de 3.000 almas amanecen cada día. Uno de sus vecinos, un joven de origen venezolano, caía desplomado junto a un sofá, en el salón de una vivienda de la calle Sierra Nevada. La vida se le escapaba por el cuello y por el tórax; había recibido dos puñaladas con uno de esos cuchillos pequeños típicos de cubertería asequible de bazar. El presunto autor de las cuchilladas había sido Andry V. E., un primo de su novia, con la residía en aquel humilde hogar. El desencadenante: una riña familiar.

Cuando la Guardia Civil llegó al escenario del crimen comenzó el atestado al que ha tenido acceso IDEAL. Los agentes se encontraron el cadáver de Antonio José A. M. en el suelo, en posición decúbito supino. Era veinteañero, tenía los ojos oscuros, la tez blanca morena y el cabello negro ondulado. Su sangre estaba en el sofá. Era a todas luces una muerte violenta: un homicidio o un asesinato. La hora en la que se habría producido: sobre las 15.45.

El acta de inspección ocular realizada por el Equipo de Policía Judicial de Guadix ya se halla en el órgano que asumió el caso, el Juzgado de Instrucción número 2 de Guadix. Fue remitida por el Laboratorio de Criminalística el pasado 3 de diciembre. En ella sus autores revelan todos los detalles que observaron en aquella casa, donde una riña acabó en muerte, donde la barca de Caronte llegó sin avisar para llevarse a un nuevo e inesperado difunto al otro lado.

En la trifulca también resultó herida, aunque no de gravedad, la novia de la víctima. Tenía al parecer cortes menores. La casa la compartían la pareja con el detenido y la madre de este. El atestado habla de «una discusión entre familiares» como telón de fondo del suceso. Presuntamente, el detenido discutió primero con su prima, que «se habría zafado del agresor». Luego se produjo el apuñalamiento de su novio.

El supuesto homicida «fue localizado en la azotea» del edificio –en el bloque, situado en el casco urbano, sólo hay un piso por planta y la citada terraza– por una patrulla desplazada al lugar.

En su declaración, según fuentes judiciales, el detenido habría admitido que en primer lugar hubo un desencuentro con su prima, con la que tenía una mala relación. Había, según las mismas fuentes, una tensión subyacente, y ya estaban barajando dejar de convivir. Tras ese primer enfrentamiento, según las fuentes, ella llamó a su pareja, Antonio José, que supuestamente llegó con un jarrón con el que habría intentado golpear a Andry. Este, según su versión, le quitó entonces el jarrón ante lo que Antonio José habría echado mano de una navaja de esas de afeitar. A partir de ahí, el presunto homicida «dijo que no recordaba nada más», aseguran las fuentes.

A juicio de la Guardia Civil, la pieza de cerámica fue «lanzada con fuerza» y el fallecido presentaba en la ceja derecha una herida –aparte de las dos puñaladas– «compatible» con haber recibido el impacto de un objeto cerámico, «como una fuente, figura o jarrón».

Fueron los vecinos de la planta superior quienes avisaron a los servicios de urgencia. Pero las lesiones de Antonio José eran demasiado graves. No pudieron hacer nada por salvar su existencia.

Los agentes que hicieron la inspección ocular dejaron constancia en su informe de que había trozos de una pieza ornamental de cerámica «sobre el suelo de la estancia y sobre parte del mobiliario». El jarrón. Posteriormente, en una de las esquinas del salón, descubrieron un arma blanca distinta al arma homicida. La navaja de afeitar. El cubierto que acabó con la vida de Antonio José no estaba tan visible. Apareció, según refleja el atestado, tras una cómoda. Era «un cuchillo de cocina de 21 centímetros de longitud con hoja de un solo filo cortante de sierra y empuñadura de madera». En sus dientes se apreciaba una sustancia viscosa rojiza. La punta de la hoja estaba doblada.

Al presunto homicida se lo llevaron directamente al acuartelamiento de Guadix. Su reseña se produjo a las 00.50 horas del 16 de noviembre. Se le hicieron las fotos rutinarias para la ficha policial y también se dejó constancia gráfica de sus ocho tatuajes.

Andry, según el atestado, no presentaba lesiones en el cuerpo. El informe precisa que se había lavado y cambiado de ropa.

La Guardia Civil cree que el fallecimiento de Antonio José se produjo en el sofá «ensangrentado», y que si su cuerpo estaba en el suelo fue por la asistencia médica. No deambuló herido por la vivienda. «A juicio del informante, –concluye el acta– la posición en la que se sitúan las dos puñaladas en el cuerpo del fallecido tienen una total intención de causar la muerte de este». Esta tesis será previsiblemente refutada por su defensa. El investigado está representado por el despacho Vicente Tovar Abogados.

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