Los vecinos de Otívar exigen más ayudas para limpiar el barranco de Cázulas tras el derrumbe
Los agricultores temen que el presupuesto sea «insuficiente» y declaran que ellos mismos podrían aportar dinero si hiciese falta
Tras nueve meses de espera, los vecinos de Otívar «por fin» ven las máquinas trabajando para recuperar el camino de Cázulas cortado por el deslizamiento ... de tierra que los dejó prácticamente incomunicados en abril del año pasado. Sin embargo, la alegría de este primer paso va acompañada de cierta preocupación, porque el presupuesto de la Diputación de Granada para la obra, según los vecinos, es «insuficiente» para garantizar una solución definitiva.
El problema comenzó tras las lluvias torrenciales que dejaron más de 300 litros por metro cuadrado en cuestión de horas en Semana Santa. Ese temporal provocó un enorme derrumbe de tierras que bloqueó el acceso a viviendas y dejó a 191 agricultores sin el principal acceso a sus fincas. «Con el camino cortado tenemos que dar una vuelta de casi una hora para todo: llevar a los niños al colegio, ir a la compra o simplemente bajar al médico», explica José Ángel Moreno, vecino de la zona, que vive con su mujer y sus dos hijos pequeños al otro lado del tramo cortado.
Las obras, que arrancaron la semana pasada, han devuelto algo de esperanza a los agricultores. David Martín, gerente de la empresa Embalse y Excavación de la Costa Tropical, detalla que: «ahora mismo estamos desmontando todo el terreno deslizado, que está muy inestable, para intentar quitar peso a la ladera. La idea es encontrar una base firme para montar una pequeña escollera que estabilice el terreno, pero hasta que no avancemos más no sabremos si será posible».
La Diputación estimó que se necesitarían 35.000 euros para la reparación, pero al final solo se destinaron 29.085,98 euros (24.000 más IVA).
El informe técnico aportado por la Delegación de Asistencia a Municipios describe con detalle la actuación en las obras presupuestadas. Según este documento, el derrumbe, que afectó a unos 750 metros cuadrados de superficie y a cinco bancales cultivados, dejó el camino completamente cortado.
En el informe aportado por la Diputación «se descarta la construcción de muros de contención por su elevado coste, apostando por retirar las tierras deslizadas, realizar bermas laterales en la zona del desprendimiento y talar los árboles afectados para facilitar la maniobra de las máquinas». Además, la tierra sería transportada a un vertedero.
Limpieza del barranco
El presidente de la cooperativa de Cázulas, José Luis Bueno, coincide en que la partida para realizar una «buena obra» es insuficiente: «con este dinero no va a llegar para todo lo que hace falta. Además de despejar el camino, hay que sacar todo el material acumulado en el barranco, porque si vuelve a llover fuerte, puede formarse un tapón que cause daños en las fincas de abajo».
«Nosotros podríamos aportar nuestro granito de arena y financiar parte de la obra, pero necesitamos mas ayudas por parte del ayuntamiento», detallan.
Por su parte, desde el consistorio, el alcalde de Otívar, Paco Robles, explica que: «como el camino no es de titularidad municipal, el Ayuntamiento no puede invertir directamente en él. Ya pedimos una subvención de emergencia a la Junta de Andalucía el año pasado. Ahora estamos esperando para ver si lo incluyen en las cuentas de este año», detalla.
Desde la Junta de Andalucía aseguran que «no está incluido en los presupuestos actuales, pero que se contempla a futuro como una prioridad».
Los vecinos temen que las reparaciones no resuelvan el problema a largo plazo. «Si vuelve a caer un temporal como el del año pasado, todo el trabajo que se está haciendo ahora puede venirse abajo otra vez. Lo que necesitamos es una obra bien hecha, aunque cueste más tiempo y dinero», reclama José Ángel Moreno.
Por ahora, las máquinas continúan trabajando en la zona. Los vecinos de Cázulas agradecen que las obras hayan empezado, pero su principal petición es que se dote de un presupuesto que afiance el camino de para siempre y que no se repita la pesadilla del último año. «Lo único que queremos es poder vivir tranquilos y saber que podemos salir de casa sin miedo a que el camino desaparezca otra vez».
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