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Los socorristas vuelven a curar picaduras de medusa
La relajación de protocolos covid y el regreso de estos molestos invertebrados tras dos temporadas 'desaparecidos' dispara las atenciones de los socorristas, que ya han atendido un millar de picaduras
Las playas de la Costa Tropical recuperan la antigua normalidad. El año pasado, el primer verano pandémico, el miedo al virus, la prohibición de actividades en la playa y la presencia de los vigilantes de la Junta de Andalucía redujo considerablemente las actuaciones de socorrismo en las principales playas del litoral. Un año después la situación ha cambiado radicalmente y en los puestos de salvamento los socorristas andan bastante ajetreados, como venía siendo habitual antes de que la pandemia trastocara la vida de los bañistas. A la relajación de las medidas sanitarias en las playas –el año pasado en muchas zonas estaba prohibido el uso de flotadores, pelotas, palas... – se ha unido un enemigo de la temporada de baño que provoca muchas intervenciones con sus picaduras: las medusas. Desde 2018 no se registraban tantas picaduras de estos molestos invertebrados. Aquel verano fueron más de 3.000, pero ahora entre Almuñécar, Motril y Carchuna-Calahonda suman cerca de un millar.
En los municipios, las actuaciones se han disparado de un verano a otro. En Almuñécar, por ejemplo, se han atendido a 1.008 bañistas en lo que va de temporada, frente a las 197 intervenciones que se registraron en el mismo periodo el año anterior. Según explica el coordinador del servicio de salvamento y Socorrismo, José Forgeser, 858 atenciones han sido por picaduras varias –700 por medusas–.
Los 30 socorristas que forman el equipo han intervenido hasta en 156 ocasiones por heridas, cortes o contusiones. Además, han tenido que realizar dos reanimaciones cardiopulmonares y un total de 11 traslados al centro de salud de Almuñécar, de las cuales seis ha sido Emergencias quien ha activado el servicio
Los 30 socorristas que forman el equipo han intervenido hasta en 156 ocasiones por heridas, cortes o contusiones
«Se siguen manteniendo los protocolos de atención sanitaria por la pandemia y la afluencia de bañistas es igual de elevada que todos los años. Nuestros servicios han tenido que rescatar a cuatro bañistas con dificultad para llegar a orilla debido al fuerte poniente en colaboración con la Policía Local, además tuvimos que proceder también a reanimar a una persona en la terraza de un bar y gracias a la rápida actuación de los socorristas salvamos su vida», destaca José Forgeser.
En Motril, también se ha producido un ligero incremento. Los socorristas han actuado en 80 ocasiones en el mes de julio, frente a las 75 que intervinieron el verano pasado. El 55% de las actuaciones se han producido por picaduras de medusa, según las estadísticas de Serviola, empresa que se hace cargo del servicio de socorrismo y salvamento en Motril y Carchuna-Calahonda.
Hasta el 31 de julio, los socorristas habían curado 47 picaduras de medusa en Playa de Poniente y Playa Granada, pero en los últimos días han curado más de un centenar.
Mientras que en Carchuna-Calahonda hasta finales de julio se habían registrado 28 picaduras de medusa, en los días de agosto subieron, con hasta 80 curas en un día en Calahonda. En la Entidad Local Autónoma se han realizado 71 intervenciones (51% por medusas) frente a las 30 que se contabilizaron en las mismas fechas del pasado año. «El mejor rescate es el que no se hace y para evitarlos es fundamental la prevención, por eso esperamos que los bañistas no se tomen a mal que nos acerquemos a informarles», manifiesta el responsable de Serviola,David Orihuela. «Pedimos a los bañistas que no jueguen a cazar medusas. Han sido varios niños los que han venido a diferentes horas del día por picaduras. Las medusas se deben enterrar en la arena o arrojarlas a la basura, pero no apartarlas en la orilla o seguirán siendo urticantes», advierte.
Además de cuidar picaduras de medusa, Serviola ha realizado diez rescates con asistencia a nadadores y embarcaciones durante el mes de julio.
En lo que va de agosto, además, han tenido que intervenir para ayudar a 8 usuarios que practicaban paddelsurf. «Los bañistas se confían, muchos menores de edad van solos y las corrientes se los llevan. La gente va encima de la tabla sin chaleco o con solo un remo, es muy irresponsable y peligroso», señala Orihuela.
Por ultimo, ante la ausencia de los auxiliares de playa de la Junta de Andalucía, los vigilantes se han visto en la obligación de utilizar su silbato para hacer respetar las medidas sanitarias en la playa. Los socorristas cuentan que vecinos y visitantes tienen «una falsa sensación de seguridad y normalidad» se mezclan bajo las sombrillas y no respetan distancias. Los vigilantes utilizan el servicio de megafonía para dar «un toque de atención» cuando se producen aglomeraciones o los usuarios no utilizan la mascarilla en duchas y baños.
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