Doce playas de Granada para despedir el verano

La playa del Cañón- La Pelá en Torrenueva Costa se extiende desde la urbanización Acapulco hasta el límite territorial con el término municipal de Motril. Situada a las afueras de la localidad, hasta ella se llega también tras atravesar un camino angosto rodeado de fincas agrícolas. El Cañón, pese a ser verano tras verano el destino de muchas familias granadinas, jienenses y madrileñas, era una playa que carecía de servicios y que, hasta este año, el consistorio no había dotado de socorrismo u otros equipamientos. Una zona casi virgen, por explotar y redescubrir que, tras un esfuerzo titánico por parte del municipio, ha logrado colgar por primera vez en su historia la bandera azul, demostrando con el distintivo todo su potencial.

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Sus atardeceres están de moda y su playa ha cautivado hasta a la mismísima Faraona. Ha llovido bastante desde que en La Herradura puso la primera piedra, o mejor dicho se quitó, para ser lo que es hoy en día. A finales de los años cincuenta se decidió derribar un peñón que había al comienzo de la Punta de la Mona. Luego se instalaron los primeros chambaos, que más tarde empezarían a llamarse chiringuitos; Joaquín, Vicente, La Bola Marina, La Sardina... todos servían cañas frente al mar y ofrecían unas vistas que han enamorado, casi tanto como las fiestas en las mansiones de lujo, a Camarón, Lola Flores, Agata Ruiz de la Prada o Don Juan de Borbón, que recaló con su barco alguna que otra vez en la localidad sexitana. Su belleza no ha dejado indiferente a nadie.

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La A-44 hacia la Costa Tropical se llena cada fin de semana con caravanas que, bajo el insistente sol, se hacen tediosas.El peregrinaje de los vehículos desemboca en los municipios más conocidos del litoral granadino: Almuñécar, Salobreña, Motril y Torrenueva, donde a veces cuesta encontrar un hueco en la arena. Pero unos kilómetros bastan para que los más cartujos puedan disfrutar de una jornada de playa con total tranquilidad e incluso 200 metros de distancia entre sombrilla y sombrilla. La Playa de Castell de Ferro es un remanso de paz, sobre todo en la zona del camping, al final de la playa urbana. Encontrar aparcamiento es un poco más simple y casi siempre se puede encontrar un hueco en el chiringuito Añoño para comer (y comer muy bien). Este año el municipio de Gualchos-Castell de Ferro estrena por primera vez una bandera azul en sus playas. Han sido muchos veranos de lucha para lograr equiparar sus arenales al resto, haciendo un esfuerzo titánico por tener las mismas condiciones que localidades más grandes y con más recursos. Un esfuerzo que ha dado sus frutos con la obtención del distintivo.

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Azul y siempre llena hasta la bandera. En la playa de Calahonda, situada en la Entidad Local Autónoma de Carchuna–Calahonda de Motril no hay verano en la que no ondee el distintivo azul o sus aguas cristalinas no tengan ese color turquesa que las distingue del resto de playas del litoral granadino, una cualidad que la hace deseable para los miles de visitantes que desembarcan con sus bártulos de playa cada temporada para dorarse al sol y comer espetos en sus chiringuitos.

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Entre el Peñón de Salobreña y la Azucarera del Guadalfeo hay ganas de quedarse. Visitar la playa de La Guardia es recuperar los veranos de la infancia con crema hasta las cejas y las manos pringosas de helado. Rodeada de chiringuitos míticos, que no parecen cambiar con los años y donde los platos de pescaíto frito invitan alargar la sobremesa para después echarse la siesta con el ruido de las olas de fondo. Ir es no querer volver. Es dejar la sombrilla y la toalla extendida en la arena hasta la caída del sol en un ambiente familiar con olor a salitre y tradición. Tradición de pasar las horas muertas enterrando los pies en la arena caliente o no querer abandonar el agua cristalina por mucho que se arruguen los dedos.

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La cala de Marina del Este es una auténtica joya. La playa, situada en la Punta de la Mona, es un museo que no esconde ninguna Venus ni las obras de ningún artista. De sus acantilados tampoco cuelgan grandes cuadros, pero tiene una belleza y riqueza singular. Este paraje de La Herradura aguarda una galería submarina inigualable por su diversidad.

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La playa de Puerta del Mar es una playa con mucha historia, pero muy joven. Se encuentra en el meollo de la zona de ocio y por ella pasan decenas de visitantes para darse un baño y visitar los pubs del paseo del Altillo.

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Nerja no es el único paraíso tropical que capturó Antonio Mercero en 'Verano azul'. La vista de San Cristóbal y el Mirador Cruz del Santo, en la localidad de Almuñécar, provincia de Granada, se han quedado grabada en la retina de muchos españoles como el lugar donde Quique, Javi, Pancho, Bea, Desi, Tito y Piraña se despidieron de Chanquete. A este mirador, situado en el Peñón del Santo, se accede a través de una escalinada de piedra de fácil subida

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Velilla es por excelencia la playa de los granadinos. Cada verano peregrinan miles de vecinos de la ciudad de la Alhambra a buscar descanso en primera línea. Salpicada por chiringuitos, pisos turísticos y segundas residencias, la zona es como una segunda ciudad dentro de Almuñécar.

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A finales de los años cincuenta se decidió derribar un peñón que había al comienzo de la Punta de la Mona. Los vecinos supervisaban a diario los trabajos, en los que incluso se empleó dinamita, hasta que una madrugada el peñón cedió y cayó rendido en la playa de La Caleta de Almuñécar–La Herradura. Llegaron los bloques de pisos y los chalés de ensueño a la Punta de La Mona. También los primeros chambaos, que más tarde empezarían a llamarse chiringuitos; Joaquín, Vicente, La Bola Marina, La Sardina... todos servían cañas frente al mar y ofrecían unas vistas que han cautivado, casi tanto como las fiestas de los chalés, a Camarón, Lola Flores o Don Juan de Borbón, que recaló con su barco alguna que otra vez en la localidad sexitana.

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Torrenueva Costa es un refugio con olor a salitre para todas las familias que cada año vuelven a su segunda residencia. La playa urbana de Torrenueva es uno de los puntos del litoral granadino que, debido a la tranquilidad y a la hospitalidad de sus vecinos, es el elegido como destino vacacional. Los bloques de apartamentos desembocan justo enfrente de la playa, interrumpidos solo por el paseo marítimo con una de las heladerías más reconocidas de la Costa Tropical, la Perándres. Los veranos en Torrenueva saben a leche rizada con canela junto a un Mar Mediterráneo que baña la arena gris en una cala poco profunda y de aguas tranquilas.

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A un lado, el intenso azul del Mediterráneo, al otro, Sierra Nevada. Las vistas de Playa Granada, la joya de la corona de las playas motrileñas, han encandilado hasta a la realeza. En las aguas de esta playa, el rey Balduino de Bélgica encontró un remanso de paz en el que dejar pasar el tiempo durante treinta veranos. Durante un viaje en helicóptero sobre el litoral granadino, el monarca decidió que la vinculación de su corona con España no se limitaría a su matrimonio con una aristócrata, Fabiola de Mora y Aragón, y se hizo con una inmensa mansión, Villa Astrida, en primera línea.

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