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MARÍA ESCÁMEZ
Jueves, 16 de agosto 2018, 00:29
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Bajo un manto de flores blancas y entre repiques de campana, la Virgen de la Cabeza volvió a reencontrarse con la tradición más arraigada de su ciudad.
Como cada 15 de agosto, coincidiendo con el final de fiestas, Motril vivió la fiesta religiosa de la Asunción junto a su patrona en la procesión, que puso el colofón a una intensa semana festiva y devocional.
Por la mañana, la Hermandad celebró la misa final de sus cultos en el Santuario, que supone el inicio que da pie a la jornada más especial de los meses estivales.
Momentos antes de la salida, María José Garrido, Hermana Mayor de la corporación, confesaba sentirse «satisfecha» de un resultado que resume un año de trabajo. «Es un día grande para todos y, aunque lo vivo con una gran responsabilidad desde el principio hasta el final, la emoción y la ilusión es lo que cuenta», señaló Garrido.
La 'Virgen morena', como cariñosamente la llaman los motrileños, bajó desde su Santuario al caer la tarde, navegando entre mares de fieles que se agolpaban a los pies del cerro y a lo largo de todo su recorrido por las calles más céntricas de la ciudad bajo los sones de la banda del Carmen de Dúrcal.
Nuevamente, la leyenda que durante siglos ha protegido la ciudad, repartió bendiciones mediante el vaivén de su trono. Un año más que cumple esa promesa perpetua con una ciudad que se rinde cada mes de agosto y muestra su respeto ante su Virgen coronada.
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